jueves, 6 de diciembre de 2012

Preparación


Un nuevo rico que recien había ganado el premio mayor de la Lotería llegó a la agencia de autos de superlujo y pidió un modelo. Lo pagó, se subió, lo encendió y arrancó a toda velocidad para proyectarse contra los aparadores cuando lo intentó sacar del local, en una consecuencia práctica de intentar moverlo sin saber conducir.

Tener dinero para comprar un auto no da por si la capacidad de saberlo manejar, así como poner un negocio no trae necesariamente de la mano los conocimientos empresariales. Celebrar una boda no prepara para la relación de pareja y engendrar un hijo no nos provee de los conocimientos para ser buenos padres. Los conocimientos necesarios para mejorar en nuestra vida generalmente los debemos adquirir por separado.

De la forma en la que nos procuremos de conocimientos e información dependerán en mucho nuestros resultados, pues la carencia de datos y métodos son altamente perjudiciales en cualquier actividad. Por ejemplo, casi todos saben que el freno es para detener el vehículo, pero no todos saben las consecuencias de aplicarlo a fondo a altas velocidades. En algunas ocasiones de emergencia, vale más frenar lentamente para detener el auto que hacerlo de forma brusca, aunque parezca paradójico. Esto es tocando el tema de conducción. Pero podemos tocar puntos igual de comunes como son las relaciones padres e hijos o de pareja. Algunas decisiones, con el conocimiento y la experiencia adecuados, se tomarían en un sentido que podría parecer paradójico a quien no posee esa información.

Por ejemplo, en ocasiones se daña a los hijos tomando decisiones con la firme convicción de que se les está ayudando. A veces, por protegerles se les expone al peligro.

Todos los días miles de millones de personas conducen autos, todos los días hay choques, lesionados y daños a esos autos por la impericia en el manejo, por falta de capacidad. A pesar de ello, los cursos de manejo o de mantenimiento mecánico no son lo populares y difundidos que debieran ser. Seguramente muchas personas que han perdido la vida en percances automovilisticos la hubieran salvado de tener las habilidades y conocimientos óptimos necesarios para conducir, pero se conformaron con poderlo mover y saber echarle gasolina.

Todos los días las familias se ven expuestas al peligro de malas y torpes decisiones, con figuras paternas que van desde el autoritarismo a la sumisión, con la consecuente pérdida de autoridad. Los cursos para aprender a ser padres, al igual que los de conducir, no son muy socorridos y muchos hijos acaban afectados y afectando a su vez. Si nos prepararamos para ser padres desechando la idea de que por tener hijos ya estamos programados, nuestras decisiones serian mejores y por lo tanto nuestros resultados también.

martes, 23 de octubre de 2012

Manda un telegrama


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En el libro "Pequeño Mundo", Giovanni Guareschi nos narra como Don Camilo se encuentra con un excelente perro de caza, herido y abandonado. Sabiendo que no es el dueño busca en el collar y descubre una placa oculta con la direccion del propietario.

De inmediato pone un telegrama para avisarle y así el demonio no tiene oportunidad de tentarle para que se quede con el perro porque un telegrama se escribe rápido. Pero si hubiera escrito una carta...

Si somos sinceros, muchos de los defectos que tenemos y pecados que cometemos los solapamos porque nos escribimos cartas de justificación. Peor aun, nos damos extensos discursos dignos del mejor vendedor para vendernos la idea de que lo que hacemos no es malo ni nos dañará.

He escuchado a quien busca justificar un robo explicando ampliamente términos como justicia social y distribución de la riqueza y por qué podemos quitarle propiedades a quien tiene más, cuando un simple "No robarás" en un telegrama le recordaría que la justicia no termina en este mundo.

Hace poco un cantante acusado de abusar de una menor ocupó tiempo en los medios para hacernos saber que la carne es débil, que la violación no es violación si la chica quiere, que las mujeres son muy ofrecidas y que él como personaje público es muy asediado, cuando un telegrama con "No cometerás adulterio" le hubiera ahorrado muchos problemas.

Si le damos vueltas y aprovechamos nuestra capacidad de autoengaño (Para eso vaya que nos conocemos), podemos justificar cualquier atrocidad. Podemos pensar que el secuestro es negocio, que las drogas cumplen una funcion social y que la explotación al trabajador es simple cuestión de estira y afloja, donde el patrón no tiene la culpa de ser el más fuerte.

Con un extenso y acomodaticio discurso, hasta podemos pensar que el infierno es un lugar atractivo porque al cielo solamente se van los aburridos.

Por eso para el creyente, en cuestión de tentaciones, siempre será más conveniente mandarse un telegrama.

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jueves, 18 de octubre de 2012

Ni te enteres


Imagínate en el metro. El andén lleno, el calor al máximo. Llega el convoy, te paras junto a la puerta y dejas salir para intentar entrar, pero otros te ganan. Resignadamente te quedas viendo hacia adentro y justo antes de cerrar completamente las puertas un pasajero te clava una mirada burlona y te agrede verbalmente.

No te lo esperabas y no respondes, pero aguardas impacientemente el siguiente tren y te metes a la fuerza, aventando gente y olvidando tu educación para intentar alcanzar a quien te insultó, rindiéndole tributo todo el viaje a pesar de saber que es imposible que lo alcances porque siempre el otro te lleva una ventaja.

Absurdo ¿Verdad?

Recuerdo que mi madre decía que la mejor forma de no ofenderse es no darse por enterado y casos como el que platico se dan todos los días porque hacemos lo posible por enterarnos hasta de lo que no nos atañe. Quiero aclarar que no invito a cerrar los ojos ante los problemas importantes, apagando las noticias para no comprometernos. No. Me refiero a esos pequeños detalles que nos molestan a diario porque les damos una importancia mayor de lo que tienen.

Hay quien odia a un compañero de trabajo porque éste se la pasa hablando de un equipo de futbol. Hay otras que critican y se ofenden porque la compañera tiene la foto del novio en el escritorio. Uno más le tiene un rencor tremendo a quién en un mal día le escuchó una plática que le molestó sin tener la seguridad de que se referían a él.

Existen muchas cosas que nos ofenden porque les damos acuse de recibo y al paso del tiempo o en el espejo de otras personas nos damos cuenta que las sobredimensionamos. Mucho de lo que nos llega a molestar es tan intrascendente que al tiempo nos queda exclusivamente el recuerdo de la sensación de enfado, pero se nos olvida la causa que la provoco, amargándonos la vida.




Insisto: Hay cosas en las cuales no debemos perder la capacidad de indignación, pero hay muchas otras a las que les damos importancia de más. En estas últimas, lo mejor es no darse por enterado.
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lunes, 8 de octubre de 2012

Me ha vuelto a escribir el Sr. Fraude




Hoy, como todos los días, me ha vuelto a escribir el Sr. Fraude. Nuevamente me ha ofrecido la herencia de mi tío australiano Jefrey Rollinberger y se declara asombrado de que no me interesen los 320 millones de dolares que él me dejó en un banco de la India.

Me siento mal con el Sr. Fraude , porque a pesar de la distancia se sigue preocupando por mi poco poder adquisitivo. Siempre quiere regalarme millones y millones, a cambio de unos cientos de dólares para trámites, pero yo prefiero que se los regale a otra gente porque a mí con mi trabajo me basta, y además, no estan las cosas como para andar con tanto dinero en la calle.

Don Fraude insiste. El sabe que ya conozco su oferta y que cada que me llega un correo de su parte con una "Bussines proposal" simplemente lo borro. Por eso a veces se hace pasar por una pobre viuda empeñada en regalar todo su dinero a quien se comprometa, previa promesa de Boy Scout, a ocupar la inmensa fortuna en obras de beneficencia. La viuda en cuestion, Mrs. Danovon, ubicada en Londres, me conmueve cada vez que me dice que eso me lo ofrece por mi gran corazón. Ah que Don Fraude, siempre tan ocurrente buscando alguien que le reciba sus millones a la pobre viuda.
Don Fraude (Frau para los cuates) me escribe seguido pidiéndome que me meta a una página de un banco en el que no tengo cuenta para confirmar una contraseña que tampoco tengo. Si yo fuera mal pensado se me ocurriría que solamente está buscando que alguien de verdad le confirme una contraseña de verdad para poder robarle.
Frau ("El fra" pa´los más cuates) manda correos y correos preocupado porque unos falsos amigos me han borrado del Messenger y me pide mi contraseña para mentarle directamente la mamá a todos esos que se han atrevido a borrarme. No quiero que él se meta en problemas y por eso no le suelto mi contraseña. Insisto, no soy mal pensado, si no sospecharía que quiere la quiere para hacer mal uso de ella.
Me da ternura el Sr. Fraude, el fra, porque es más constante que muchos de mis amigos, me escribe a diario por si necesito vitaminas o viagra (muchos de mis amigos no saben si estoy enfermo o no), me manda muchas ofertas de aparatos electrónicos, viajes y novedades tecnológicas. No le importa que no le conteste, él manda y manda.
Mañana, Dios mediante, abriré mi correo y diré, como siempre: Me ha vuelto a escribir el Sr. Fraude.
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miércoles, 3 de octubre de 2012

Lectura de la mano


No creo en las leyes del destino y menos creo que en una mano pueda estar escrito nuestro futuro renunciando a nuestra libertad.

Sin embargo, creo que la mano se puede leer. Lo primero que me enseña es que las líneas que se van formando en ellas son prueba que toda repetición deja huella, para bien o para mal y que sus pliegues son el fruto de miles de flexiones. Las acciones han pasado, los efectos permanecen.

Las huellas dactilares nos dicen que somos únicos y las cicatrices nos platican que crecer a veces duele. En el tamaño y forma de los dedos se puede adivinar a que nos dedicamos y en su disposición para ayudar se puede hallar un reflejo del corazón. Su piel y su destreza nos hablan de la edad.

La mano puede ser puño o saludo; insulto o aliento; bendición o agresión.

Observa tu mano: ¿Qué te dice de ti? ¿Para qué te ha servido? ¿Qué recuerdo tienen de ella los que están junto a ti?
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lunes, 1 de octubre de 2012

Lentes mágicos


Hoy me he imaginado una especie de lentes mágicos, que tuvieran la capacidad de leer en las cosas lo que realmente son para nosotros.

Con estos lentes mágicos, por ejemplo, al ir a comprar un aparato de ejercicio, en lugar de leer:

El aparato para ejercitar "Powereitor" es el dispositivo perfecto para la reducción de tallas, el fortalecimiento del músculo y mejorar la circulación. Tiene un funcionamiento suave y tranquilo debido a la resistencia magnética. Este dispositivo está construido con una base de acero para asegurar el montaje en la pared. Lo que realmente hace del Aparato para ejercicio de Powereitor™ tan único es la variedad de características distintivas que tiene.

Leeríamos: Con este aparato podrás acallar tu conciencia que te dice que estas comiendo demasiado y sin detenerte. Como no tienes la determinación seria de hacer ejercicio y además es demasiado caro para que lo regales, te lo recomendamos por su amplia capacidad para sostener ganchos con ropa. Además es ideal para poner a secar las toallas y sus manijas cubiertas de neopreno no jalan tus medias húmedas.

Claro que estos lentes mágicos serían posiblemente la pesadilla para el que los usara, acostumbrados como estamos a Auto engañarnos. Porque si somos sinceros, no necesitamos de la magia para descubrir en nosotros una serie de mentiras que nos lastiman y que lastiman a los demás.

"No sé por qué me corrieron" -se queja cínicamente un empleado mediocre y negligente, cuando él mismo sabe las razones pero no quiere aceptarlas. Otro más se intenta justificar una y otra vez que "esa mujer es mi amiga" cuando sabe que hace con ella cosas que no son de amistad.

¿Realmente necesitaremos de unos lentes mágicos para ver una realidad que nos empeñamos en esconder? Para quien no quiere ver, esos lentes, con todo y su magia, seguramente terminarían en la basura.
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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Desgastados pretextos


Lo escuche en una reunión. Un asistente llegó tarde y se excusó en el tránsito pero otro desestimó su argumento.

-Amigo, en esta ciudad el tránsito no es pretexto, porque los carros no aparecieron ayer, tenemos años con eso así que mejor vente más temprano.
Pensando en la situación, me pasaron por la mente varias personas a las que les he escuchado el mismo y desgastado pretexto en incontables ocasiones. La memoria me trajo a uno que tiene 30 años quejándose que no pudo estudiar porque tuvo que entrar a trabajar. Otra más que intenta convencer al mundo que si su familia no hubiera vendido las tierras ahorita tal vez hasta una fábrica tendrían o hubieran hecho fraccionamientos.
El mismo argumento para no asumir responsabilidades, repetido una y otra vez cansa y aburre a los que lo escuchan pero a la vez mantiene a quien lo usa sumido en una triste situación: Soy un títere de las adversidades.

No dudo que un problema nos lleve por donde tal vez no queremos, pero si continuamente regresamos y regresamos a ello nos quedamos estancados. Y sin darnos cuenta pasa el tiempo y seguimos pagando consecuencias. Es triste decirlo, pero a veces el problema ya ni siquiera existe y lo único que perdura es el pretexto.

No quiero escucharme sarcástico, pero tal vez si ocuparamos nuestra creatividad para buscar diferentes pretextos, en esa búsqueda creativa nos tendremos que enfrentar al verdadero culpable de lo que nos pasa.


Pero usar siempre el mismo pretexto, además de torpe es desgastante.

martes, 21 de agosto de 2012

Gracias a Dios: Te puedo escribir


Una supuesta consejera de la radio, a la que no me interesa promocionar diciendo su nombre, acostumbra interrumpir a las personas que se atreven a llamarle para pedirle consejos cuando éstas mencionan la frase "Gracias Dios".

Si quien llama menciona, por ejemplo: "Mi hija, gracias a Dios terminó la prepa" provoca una reacción casi furibunda -No, no fue gracias a Dios, fue gracias a que tuvo la capacidad.

Y así, sin fallar, cada que alguien se atreve a mencionar la frase viene la reacción inmediata. Pregunta: ¿Y la capacidad, quién se la dió?

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Pues yo quiero darle gracias a Dios que te puedo escribir. Sí, gracias, porque me regaló unos padres, maestros, hermanos y amigos que me han llevado por este correr, me enseñaron las letras, me llevaron a la escuela, me compraron o prestaron cuadernos y se esforzaron cuando no entendía la diferencia entre la "b" y la "d". La capacidad, poca o mucha, no la compre, no me la obsequió nadie sino Dios, a El se la agradezco.

Flaqueo mucho, dudo más. Cuando pareciera que no hay motivos para seguir escribiendo, me llega un correo de "alguien" a quien quizá no conozca que me dice tácitamente que siga al agradecerme lo que he escrito. ¿Por qué cuando parece que escribo en vano siempre me llega un mensaje que me da ánimos? La respuesta la tengo en el corazón.

No sé si escriba bien o mal, eso no me compete, lo que si puedo decir con toda seguridad es que doy gracias a Dios que te puedo escribir.
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jueves, 16 de agosto de 2012

La importancia del ejemplo

Cuando el capitán Cook realizó su famoso viaje de exploración alrededor del mundo, temía los estragos del escorbuto en los marineros. Esta enfermedad había acabado con muchos viajes de exploración. Sin saber que la vitamina C evitaba los síntomas (todavía no se descubría), si sabían que algunos alimentos que la poseen ayudaban a los marineros a no perder los dientes y demás males que acarrea esta enfermedad.
Siendo un viaje muy largo y desconocido el que planeaba realizar, llevar frutas era impráctico pero la col en salmuera podía cubrir esa necesidad, con un pequeño problema: A la gente no le gustaba ese preparado.
Cook sabía por experiencia que no importando que se les pidiera a los marineros que comieran la col para evitar el escorbuto, estos se negaban y lo tiraban. No quería eso para su viaje así que ideo un juego psicológico para solucionarlo: Mandó a los cocineros que exclusivamente les sirvieran a los oficiales la col en salmuera y que se lo negaran sistemáticamente a cualquier otra persona. A los oficiales les ordenó comer demostrando suma satisfacción por el manjar.

Resultado: La gente casí se amotinó para exigir que a ellos también les dieran de comer col. Y no hubo escorbuto. Con una tripulación sana el viaje tuvo éxito.

Ahora que en nuestro México se habla de tantos y tantos problemas, el Capitán Cook nos deja una muestra de cómo alcanzar metas. Ni azotes ni amenazas por un lado, ni indiferencia ni irresponsabilidad por el otro. Simplemente firmeza de convicciones, astucia para lograr objetivos y buen ejemplo de los líderes, que hicieron lo correcto aunque no fuera de su agrado.

¡Qué difícil es pedirle a un niño que saque buenas calificaciones si su padre tiene un desempeño mediocre en su trabajo! ¡Cómo exigirle a una niña que se dé a respetar si su madre se deja insultar a diario por su pareja!

Una cara de satisfacción de un oficial al comer col ganó más que cualquier otra estrategia. Qué no se podría lograr con buenos ejemplos en nuestro pais. Ojala que los líderes de todos los niveles tuvieran la inteligencia, compromiso y visión de Cook y sus oficiales.
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martes, 7 de agosto de 2012

Tan grande y tan pequeño

La lluvia de ayer me ha recordado a un programa de desastres naturales. Terremotos, erupciones volcánicas, tsunamis y tornados. ¿De donde sale tanta agua y tanta fuerza? De la Naturaleza ¿Y la Naturaleza? ¿De dónde ha salido y de donde saca tanta fuerza?

Pienso en el Universo y me centro en el antiguo dilema: ¿Por qué la Tierra gira alrededor del Sol? Ah, pues por la atracción gravitacional ¿Entonces por qué no se funde atraída en él? Ah, pues por la fuerza centrífuga ¿Entonces por qué no sale disparada al espacio? Ah, pues porque están equilibradas. ¿Y quién las equilibró? Responder para el humilde es muy sencillo, para el soberbio, complicado.

Si algo nos cuesta a los humanos es mantener el equilibrio. Somos muy grandes y al mismo tiempo somos muy pequeños. Comparados con la fuerza de un terremoto somos muy débiles, con la distancia entre los planetas, diminutos y con la edad del Universo, más que efímeros.

Pero basta ver la mano de un recién nacido para darse cuenta de toda la grandeza contenida en él. Ni el mejor grupo de científicos e investigadores ha sido capaz de programar un robot para que sea capaz de tomar con tanta precisión un biberón y mucho menos dotar a ese robot de la capacidad de aprender y de adaptarse. Y si de lo material pasamos a lo mental y espiritual, los intentos de copiarlo quedan aun más cortos.

Quién equilibró el Universo también equilibró al hombre. Le dió inteligencia, voluntad, capacidad y libertad. El desequilibrio viene del hombre. Cuando me sienta demasiado grande recordaré que en realidad soy muy pequeño. Cuando me sienta demasiado pequeño, recordaré que en realidad soy muy grande. Así nos hizo Quien equilibró el Universo. Y El no puede estar equivocado.

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lunes, 23 de julio de 2012

Es imposible


Esta frase se escucha seguido y lo curioso es que no ha sido frente a cosas extraordinarias sino ante otras más comunes, por llamarles de algún modo. Pongo el ejemplo de un sencillo problema mental.
Supongamos que se le pide a alguien que con seis cerillos (sin romperlos)  haga exactamente 4 triángulos equilateros de la misma medida. Muchos harán un intento, dos, tal vez tres y después dirán con seguridad: Es imposible.

Pasa con este problemilla y con muchos otros similares, la salida fácil es decir: No se puede, es imposible.

Pocos son los que piden más tiempo, muchos son los que se sienten agredidos ante este tipo de juegos y la gran mayoría está más deseosa de saber la respuesta que de trabajar en el proceso de resolverlo.
Cuando se les dice la respuesta, como con el huevo de Colón, así cualquiera.

Pero lo que queda a la reflexión es la pasmosa facilidad con la que las palabras: No se puede, es imposible, salen de nuestra boca.

A mi me gustan mucho los acertijos mentales. Disfruto el no saber para después saber más. Y ante la duda no hay como cuestionar ¿Por qué no se puede? ¿Que es lo que estoy dando por cierto que no es así? ¿Qué es lo que desestimo que debería valorar?

Cuando uno encuentra la respuesta al problema y todo toma sentido, nos damos cuenta de lo poco que sabemos y lo mucho que desconocemos. Si de los inocentes acertijos mentales brincamos a los problemas de la vida diaria, vale la pena preguntarnos que tan fácil es para nosotros escudarnos con el "No se puede" "Es imposible".

No se puede avanzar en esta vida si no transas. Mejor déjate llevar y disfrútalo, es imposible serle fiel a una sola persona. No te esfuerces, los ascensos solamente se los llevan los recomendados.

Temas complicados de la vida diaria se podrían resolver de manera más sencilla si no cayeramos en la salida fácil de convertirnos en juguetes del destino de lo imposible. Quien no resuelve sus problemas se condena a llevarlos de compañeros.
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viernes, 20 de julio de 2012

Pensando en equipo

Dicen que dos cabezas piensan mejor que una. Extrapolando esta afirmación podríamos concluir que diez piensan mejor que dos. Esto no siempre es cierto.

En varias ocasiones, durante las juntas de trabajo, escuchando la lucha de egos donde las ideas que se imponen no son las mejores sino las más ruidosas, se me viene a la mente el libro de las leyes de Murphy que dice en su capítulo de "Comiteología": Un comité es el único organismo vivo que tiene doce estómagos y ningún cerebro.

Dos cabezas no siempre piensan mejor que una, porque si una se dedica a pensar y la otra a bloquear sistemáticamente, la duda o insatisfacción sembrada en la primera acaba por afectar. De aquí la importancia de saber con quien reunirte a pensar.

Dos amigas se la pasaban analizando la manera de corregir sus problemillas estéticos. Con un ligero paño en la cara ambas buscaban recetas para embellecer su piel. Pero una de ellas sabía que aun con la piel en buen estado sus rasgos no eran bellos y envidiaba a la otra, así que no tenía empacho en compartirle e invitarle a seguir recetas que decía ser buenas pero que resultaban incluso peligrosas. Cuando la piel de la amiga se dañaba, hipócritamente le decía: Qué raro que a ti no te funcione, porque a mí me ha ayudado mucho.

Confiada en la sincera amistad, se preocupaba por saber que estaba haciendo mal al aplicarse las recetas dando por descontado que era víctima de la envidia. Seguramente si intentara resolver el problema de manera individual, tendría mejores resultados.

Por eso insisto, es muy importante saber con quien te reunes a pensar.

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jueves, 24 de mayo de 2012

El pecado de la manipulación




 
"Yo no le pegue, fue mi manita" -se justificaba una pequeña niña en el jardín de niños.

La manita no se mueve sola -le aclaró la maestra-, le estás pegando a tus compañeros y no quiero que lo vuelvas a hacer.

Si nosotros vamos a un espectáculo de títeres o de ventrílocuos, nos reímos con las gracias de los muñecos y por la supuesta interacción, pero si nos preguntan, sabemos que es realmente una persona quien está detrás de todo ello. Si quien mueve al títere dice algo ofensivo, no es al muñeco al que hay que juzgar, es a la persona. Si el muñeco del ventrílocuo dice algo en contra de alguien, a quien le parten la boca es al hombre y no a la marioneta.

Algunas personas, bajo ciertos estados susceptibles como la depresión o la soledad, pueden ser fácilmente manejables para obligarlas a hacer lo que sanamente tal vez no harían. Hay quienes han sido “forzados” a robar, prostituirse, vender droga o incluso matar con manipulaciones sencillas atacando sus puntos débiles. En una ocasión discutía con un manipulador acerca de la responsabilidad que adquiría al obligar a alguien a hacer algo indebido. Yo no la obligue -se defendía- no le puse una pistola para que se fuera conmigo.

Existen armas más poderosas que las pistolas. Probablemente Hitler jamás disparó directamente contra nadie, pero no se duda que fue un asesino.

Descubrir que alguien se siente solo o deprimido y aprovecharse de ello para hacerlo un títere representa para el manipulador hacerse responsable de todo lo malo que el manipulado pueda cometer bajo su influencia.

Por otra parte el manipulador es un ladrón, porque se roba la libertad, que es un regalo de Dios.

De ese tamaño es el pecado de la manipulación.

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martes, 15 de mayo de 2012

Por fin

(Un cuento no tan de ficción)




Tiene razón Doña Chonita, las manchas de labial en la tela salen bien con gasolina blanca y después una perfumadita con pino y como nueva (A ver). ¿Quien de los condenados chamacos habrá rayado la sala? Quién sabe, pero ya está saliendo la última mancha.

Lo que si me preocupan son las rayitas negras en el lavabo del baño, eran cuarteaduras y ahora en la mañana se notaban más, seguramente porque los niños o algún borracho, perdón, ¿dije borracho? son mi familia, que tomen tantito no hace daño. Bueno, alguien se apoyó en el lavabo y ya lo cuartearon más, a ver si no se revienta.

Este año no fue tan desastrozo, mi marido llegó temprano del trabajo con otra licuadora ¿Qué de veras no se acuerda que ya tengo dos? Un regalo es un regalo pero si puedo a ver si se la vendo a alguna de las vecinas así como está empacada. Con que saque lo de la luz ya la hice.

Lo que si me hace falta es un burro de planchar y de paso mejor le pidió a mi hada madrina un burro pa´que me ayude en el planchado y de una vez en la lavada, porque la lavadora que me regalaron en navidad hace años ya hace más ruido que limpieza.

De verás que este año no estuvo tan malo, solamente se rompieron tres platos y un jarrón cuando Carlitos y Ramoncin se agarraron del chongo nomás porque los Vengadores son más poderosos que la Liga de la justicia.

Tan gordo que me caian los grafitis, toda mi casa rayada en la fachada y ahora también la sala. ¿Quién habra sido ese condenado chamaco? ¿Pos que ninguno lo vieron? Ora que me enseñen las fotos a ver quien traia ese color de labial, porque a la mera ora resulta que no era de nadie.

Lo bueno es que con ese jabón que me recomendaron pa´los trastes se lavan muy rápido, aunque si sale un poco más caro, pero con tal de no batallar con la lavada, porque ora si se dejaron venir todos y vaya que salieron trastes. Si no fuera por esta cochina artritis que me mata los hubiera acabado de lavar rápido, pero ya no aguanto como antes.

Cochino dinero, no alcanza pa´nada, en la mañana me le tuve que esconder a la de la tanda, la pena que me da hacer eso, pero quedaron de cooperarme pa´la comida y me dejaron con la bronca. El próximo 10 de mayo a ver en donde me les meto.

Ora sí, ya salió la última mancha, de veras que esta gasolina blanca es maravillosa, es medio apestosita pero con el pino me dijeron que se le disimula el olor.

Parece que la casa ya está igualita que antes del día de las madres, bueno, casi, con lo que me gustaba ese jarrón. De veras el pino sí disimula la peste a gasolina, creo que ya acabe. Por fin ya no queda nada rojo.
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lunes, 7 de mayo de 2012

Estudiando a Fibonacci


Estaba estudiando el antiguo problema matemático de la pareja de conejos y recordé a su vez la sucesión de Fibonacci, llamada así por el matemático italiano que escribió acerca de esa sucesión de números naturales que se obtiene de ir sumando los dos anteriores comenzando con 0 y 1

0+1=1
1+1=2
1+2=3
2+3=5
3+5=8
5+8=13

y asi sucesivamente hasta el infinito.

Estudiando sobre esta sucesión leo que en las ramas de los árboles se observa este patrón de arreglo, en donde los diferentes niveles van guardando relaciones en las que se encuentran estos numeros: 1, 2, 3, 5, 8, 13 y gracias a esta distribución todas las hojas pueden tener la oportunidad de llegar a la luz solar, de tal manera que se garantiza el mejor acomodo y dejar el paso de los rayos a las hojas de los niveles inferiores.

Nuevamente Dios, creador de la naturaleza, nos habla en silencio y nos enseña. Las plantas existen desde hace millones de años, Fibonacci vivió hace 9 siglos y el día de hoy podremos mirar al árbol de diferente manera.

Qué tremenda enseñanza existe en que las ramas y las hojas de un árbol crezcan de manera que no afecten a las demás. ¿Por qué los humanos no podemos hacer lo mismo?

Destruir a la familia para aprovechar la falta de control, gozar de un mal llamado amor a costa de deshacer matrimonios, ganar dinero a través de asesinar y envenenar semejantes, fincar empresas explotando colaboradores y proveedores o disfrutar de la juventud arriesgando la edad adulta son algunos de los ejemplos que nos dicen que no hemos aprendido a ser sabios como la naturaleza.

Que se estén secando las raices de nuestra sociedad no es casualidad. Existen demasiadas hojas que no dejan pasar la luz a las demás y existen muchas más que con su pasividad y dejadez hemos fortalecido a las abusivas. La madera seca sostiene al árbol, eso no significa que esté vivo y acabará por desgajarse.

martes, 10 de abril de 2012

Empieza por algo



No saber por donde empezar es otra de las malas jugadas de la mente y podríamos decir también que del demonio. La pasividad ante los problemas suele causar más daño porque nos acostumbra a dar por bueno lo que no es.

El desorden, tanto físico como mental, abruma porque se ve en conjunto como algo sin principio ni fin. Tomemos por ejemplo una pila de trastes sucios de varios días, un monton de ropa, una oficina llena de papeles por ordenar, un cuarto por limpiar o una mente llena de recuerdos y preocupaciones. En todos esos casos da la tentación de prenderle un cartucho de dinamita a todo y que desapareciera el problema, pero sabemos que hacer eso nos acarrearía más broncas que beneficios.

Es muy tentador llegar a la oficina, pedir una caja y llenarla de papeles para desaparecerlos. Pero cuando pidan la factura X o el contrato Y, se lamentaría el haberlos desvanecido.

Lo ideal, por supuesto, es nunca caer en situaciones de este tipo, evitar que los problemas se acumulen, ya sean en forma de papel, trastes o documentos. Pero si se llega a dar el caso, el consejo más simple es empezar por algo.

¿Que tienes mil problemas? Comienza por resolver uno, para que solamente te queden 999. Elige los más sencillos de resolver en lo que tu mente se aclara lo suficiente para poder decidir mejor, pero ponte en marcha.

Un hombre estacionó su carro fuera de casa. Ya estaba fallando desde el camino y al día siguiente, cuando lo quiso arrancar no respondió. Sin dinero para repararlo, lo dejó allí por varios meses y las llantas se desinflaron un poco, se empezó a dañar la pintura y la vestidura y se llenó de polvo. La esposa le sugirió "lávalo". ¿Para qué, si no arranca? -Tú hazme caso y lávalo.

Mientras lo lavaba, le pasaron por la mente varias opciones. Tenía un viejo amigo de la secundaria que era mecánico y ya no lo frecuentaba, pero sabía en donde estaba su taller, podía irlo a buscar y pedirle el favor. Recordó que tenía un fondo de ahorro en la empresa, del cual podía echar mano para problemas de este tipo e incluso tal vez el mismo taller que le daba mantenimiento a los autos de la empresa se podía encargar de repararlo. Nada de eso se le había ocurrido embotado como estaba en los problemas.

Terminando de lavar decidió encerarlo, aprovechando una lata de cera olvidada en un rincón. La pintura recobró un brillo que parecía lejano en el tiempo. La verdad es que era un auto bonito.

Pasó un hombre caminando y preguntó si se vendía el auto. -Lo vendería pero no arranca-comentó el dueño.
-Si es algo pequeño no me importa, soy coleccionista de autos y tengo taller, me interesa el auto.Y se cerró un buen trato.

Una colección de problemas, mientras más se le observa más asusta, pero no es difícil que resolviendo algunos otros desaparezcan por sí mismos, como si fueran sombras de los primeros.

Así que si no sabes por donde empezar, no te compliques, sencillamente empieza por algo.
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lunes, 12 de marzo de 2012

Parásitos


Los parásitos son animales o plantas que sobreviven a expensas de otros. Se podría decir que le roban a otro ser vivo al que se le conoce como huesped. Algunos parásitos viven afuerita y otros dentro del ser al que están afectando, pero no pueden sobrevivir lejos del organismo huesped porque necesitan de él.

Los piojos, por ejemplo, necesitan alimentarse de sangre y no sobreviven más de dos días lejos de la piel con pelo, pues también requieren de una temperatura y humedad proporcionada por el animal o humano que lo hospeda.

En la relación forzada entre parásito y huesped, éste ultimo simpre saca la peor parte. El sufre las consecuencias pero no las ventajas. Es el parásito el que se beneficia y lo hace casi siempre de una manera muy sutil, pues al tiempo que daña al otro, no lo hace en un grado tal de matarlo porque si no también él moriría. Como en todo, en el caso extremo con algunos parásitos acaban por reproducirse y aumentar su ataque en tal manera que terminan por matar a su huesped.

¿Te has preguntado si tienes parásitos? Perdón por la pregunta, pero yo me he descubierto alojando pensamientos que no me convienen. Son pensamientos sutiles, muy calladitos, pero que todos los días van haciendo mella. Me dicen que no puedo, que para qué me esfuerzo por hacer bien las cosas, que por qué yo no hago eso que no se debe si todos lo hacen.

Estos pensamientos parásitos a veces causan urticaria, como los piojos y otras afectan la digestión, como las lombrices. Provocan comezón de tentaciones y debilidad de carácter.

Erradicarlos no es tan sencillo, porque al ser pensamientos, son intangibles y se disfrazan muy bien entre las "buenas razones". Pero como todo parásito, no pueden sobrevivir a menos que les demos cobijo y de comer. Allí es donde está la clave, reconocerlos y no alimentarlos.

Los pensamientos parásitos se reconocen porque provocan parálisis y desánimo. No son concretos y generalmente no soportan un análisis racional, por eso ellos mismos para protegerse te invitan a darle credibilidad a la suerte (tu mala suerte), al destino o a cualquier otra barbaridad.

Si descubrieras una pulga en tu cabeza, no la volverías a poner allí. Si descubres un pensamiento parásito, aléjalo de tu mente. Como todo parásito, no podrá sobrevivir por mucho tiempo si no les das acogida y alimento.

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viernes, 9 de marzo de 2012

Moneditas


Una tarde me quede de ver con un amigo en una zona muy conflictiva en lo que a vehículos se refiere. Afortunadamente para él, encontró estacionamiento en una calle y una vez terminado nuestro asunto se ofreció a llevarme a la estación del metro.

Mientras nos subiamos al auto y seguiamos platicando, se metió la mano a la bolsa del pantalón y mostró una buena cantidad de moneditas de a 10 y 20 centavos, comentándome que se las iba a dar a la persona que "cuidaba" del auto.

Al salir del lugar le dio la propina al "cuidador" y éste al ver que eran monedas de baja denominación se las arrojó dentro del auto diciéndole: Quédatelas, te hacen más falta.

Abochornado mi amigo por la torpe respuesta, me dijo: Es mucho más de lo que le hubiera dado otra persona, si le doy una moneda de dos pesos se queda tranquilo pero le di mucho mas y me lo avienta.
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Recuerdo haber comentado algo sobre la falta de educación de estas personas. Al recoger las monedas, un recuento rápido nos hizo ver que efectivamente la cantidad era mucho mayor que la que se les acostumbraba dar en esos tiempos.

¿Falta de visión? ¿Carencia de educación? ¿Soberbia? ¿Qué es lo que lleva a alguien a tirar algo de valor por no considerarlo así?
Son preguntas cuyas respuestas nos pueden llevar a saber que tanto tenemos de esa mentalidad. Sobran los hombres que han despedido de sus empresas a quienes están trabajando mucho, pero no son populares o simpáticos. Son miles las parejas que se rompen porque uno de los dos salió a buscar una moneda de dos pesos despreciando los cientos de moneditas de a 10 y 20 centavos de su casa.

Todos los días estamos buscando el gran milagro de ganarnos la lotería, el ascenso o la herencia de un tío desconocido y frente a nuestros ojos desfilan sin ser vistos los miles de milagros cotidianos: El hijo sano, el plato lleno, la cama caliente o el consejo oportuno. Si no aprendemos a apreciarlos, acabaremos por tirarlos.

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martes, 14 de febrero de 2012

El tesoro




 
¿A quién no le invitó una película de piratas al sueño de encontrar un tesoro? ¿Quien no ha visitado una vieja casona y juega en su mente a ver si no hay en las paredes una olla llena de monedas de oro?

La verdadera amistad, como tesoro, a veces se oculta a los ojos inexpertos y pareciera requerir de un mapa para ser hallada.

Hace algun tiempo, caminaba lentamente por la calle y ví unos metros adelante una pequeña cadena, mugrienta y opaca, resaltado sobre la blanca banqueta. Varias personas que caminaban delante de mi detuvieron un poco su marcha y la dejaron en su lugar. Alguno más la movió con el pie y continuó su andar. Yo la ví, me detuve y la recogí, comentándole a mi acompañante: "Es de oro".

-Cómo crees, alguien más la hubiera recogido.

-Es de oro -insistí y llegando a casa la lavé y pulí para confirmar mi creencia.

Para reconocer un amigo se necesita una visión especial. Los verdaderos amigos, como la cadena encontrada, a veces parecen empañarse y ensuciarse, sobre todo en momentos en que hacen lo correcto que nos duele. Estoy seguro que una cadenita pulida de latón a pesar de ser de menor valor, hubiera tenido más éxito para ser levantada que esa vieja cadena de oro. Existe el riesgo del brillo simulado de una persona para irnos por el camino equivocado.

 Es cuestión de saber buscar. Cada quien decide con que ojos busca a sus amigos.

Muchas gracias por el don de la amistad.

martes, 7 de febrero de 2012

Pan, trabajo y Paraiso

 


 Me pregunto qué pensaría un publicista de la oferta que acostumbraba hacer San Juan Bosco a sus jóvenes: Te prometo pan, trabajo y Paraíso.
Me ha tocado estar en varias entrevistas de trabajo: En ellas abundan las bondades, nos ofrecen excelentes prestaciones, sueldos competitivos y todo lo bueno. Lo malo se obvia. Evidentemente sería muy difícil atraer trabajadores si comenzaran por mencionar lo duro y difícil del empleo que ofrecen.

Por ello, un publicista le hubiese recomendado a Don Bosco que cambiara la oferta porque en este mundo no encaja. Imagínense: Ofrecer un bolillo, sudor, desgaste y un paraíso que parece muy lejano, mucho más allá del día de quincena.

¿Sigue siendo válida la promesa? Hoy, en este mundo de excesos y para algunos carente de sentido, me parece que la promesa sigue siendo válida y más aun, no solamente es un ofrecimiento sino una receta para acabar con muchos males, entre ellos la desesperanza.

Analicemos las tres partes de la Promesa (que también puede ser una Receta)


El pan.
Don Bosco no ofreció banquetes, cortes de carne o dulces, ofreció simplemente pan. Quien trabaja para Dios no muere de hambre, quien trabaja para la comida puede morir de gula. En un mundo en el que el abuso del comer cada vez provoca más enfermedades, problemas de autoestima y manipulaciones, contentarnos con lo básico, con lo necesario es una receta para dejar ese sufrimiento inútil por carencias. El exceso del comer fácilmente trae de la mano a otros: Deseo de poseer cada vez más y más y sin saber para qué. Hay familias con tres integrantes que tienen cinco autos y que viajan separados a la misma reunión. Solamente puede ser feliz quien se siente satisfecho con lo que tiene, aun cuando a los demás les parezca poco.

El trabajo.
Hoy parece una verdad casi olvidada: La ociosidad es la madre de todos los vicios. El ingrato hombre moderno se la pasa hablando pestes de su trabajo remunerado solamente para lamentar haberlo perdido cuando ya no lo tiene. Y si trabajar por dinero le duele, hacerlo por una causa noble es impensable. En las obras de Dios siempre sobra el trabajo: Siempre hay un afligido en busca de consuelo, un inválido requiriendo de apoyo, un hambriento con necesidad de comida.

A muchos les parece un beneficio vivir sin trabajar. Las películas y la televisión venden la idea de que es posible existir sin hacer nada productivo y a muchos les es atractiva la imagen de alguien que solamente goza sin trabajar. Paradójicamente, muchos de esos jóvenes artistas multimillonarios acaban con su vida hecha un desastre, a pesar de (o por) ganar dinero fácilmente.

Pareciera que el trabajo es un castigo y son muchos los que prefieren delinquir. ¿Es válido ofrecer el trabajo como una solución a los problemas? No faltará quien dirá que Don Bosco lo hizo para aprovechar de una sensiblería, por el contrario él se adelantó a muchos científicos. He escuchado a más de un psicólogo o psiquiatra (algunos incluso enemigos de la Iglesia) ponderar la importancia de trabajar por los demás, claro que los no creyentes lo mencionan como una fórmula mágica de dar para que te den.

Los creyentes que trabajan para agradar a Dios, no suelen tener tiempo para deprimirse o enfermarse, y aun en la depresión o la enfermedad, saben sacar lo mejor de las circunstancias.

El paraíso.
Para quien no crea en la vida eterna que le ofrezcan el paraíso es una promesa inútil. Pero para los que sí creemos, el paraíso debería de serlo todo.
Tristemente, muchos católicos que decimos creer en la vida eterna vivimos como si la de aquí fuera la definitiva. Ya sea por torpeza, exceso de confianza o actitud comodina, el paraíso se ve como algo lejano o a lo que vamos a llegar por sistema, hagamos lo que hagamos.
Aunque no nos guste, la experiencia nos dice que no es seguro que nuestra eternidad sea dichosa. Me ha tocado conocer a personas en trance de muerte cuyas fallas les pesan y la desesperación los vuelve locos. También he visto el extremo contrario, a quienes esperan confiados avalados por una vida buena.

Cuando queremos desistir, empezar a robar, asesinar o ser infieles porque todos lo hacen, el recuerdo de un paraíso que debe ser ganado nos lleva a reflexionar si vale la pena cambiar unos cuanto placeres por una eternidad gozosa. Don Bosco nos recuerda que la santidad es para todos y en todo, lo que me lleva a la sencilla frase de Santo Domingo Savio: "Quizás no pueda hacer grandes cosas, pero seguro que puedo hacer las más pequeñas para la mayor gloria de Dios".

Comenzaba escribiendo que por su promesa tal vez Don Bosco no sea considerado un hábil vendedor. Sus obras vivas hasta hoy, nos dicen que fue un excelente promotor. Vale la pena tomar en serio su promesa.

jueves, 19 de enero de 2012

El amor de antes


Hablando de libros hoy viajo nuevamente por el Apocalipsis, cuyo nombre de entrada se asocia a caos, destrucción o fin del mundo y en realidad significa "Revelación".

Conocido por sus jinetes, sus batallas celestiales y otras visiones, del Apocalipsis me llaman la atención muchas cosas que no tiene nada que ver con lo anterior. Una de ellas es la frase que sigue a una reclamación que se le hace a la Iglesia de Efeso y que me permito compartirte textualmente:


"Conozco tus obras, tus dificultades y tu perseverancia. Sé que no puedes tolerar a los malos y que pusiste a prueba a los que se llaman a sí mismos apóstoles y los hallaste mentirosos. Tampoco te falta la constancia y has sufrido por mi nombre sin desanimarte, pero tengo algo en contra tuya, y es que has perdido tu amor del principio. " Ap 2,02-04

Este mensaje se dirige a quien está haciendo cosas en apariencia buenas pero que le falta ese pequeño gran extra. "Los cinco centavos pa´l peso", dirian por ahí.

No es extraño encontrar situaciones en las que se busca simplemente sobrevivir. Se cumplen con las tareas y obligaciones, pero de manera automática, más por costumbre que por convencimiento. El marido que sigue dando gasto, pero con el mismo gusto con el que paga los impuestos, olvidando la promesa de amar y cuidar todos los días de su vida. La tienda que se sigue abriendo todos los días pero sin ganas, en una actitud muy diferente a la que tenían cuando inauguraron. El empleado que llena una y otra vez los reportes, sin proponer mejoras tal como ofreció cuando se contrató. Eso es perder el amor del principio. Cuando veo que una relación se acaba, que una empresa se viene abajo, que un sueño se olvida o que un empleo se vuelve tedioso me pregunto si no es que se ha perdido el amor del principio, el amor de antes.

La rutina nos puede llevar a dejar de ser buenos para conformarnos con no ser malos.

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jueves, 5 de enero de 2012

¿Que te trajeron?



Hoy que es día de Reyes quiero preguntarte qué te trajeron...
Si no te han traído nada te debo reclamar, porque seguramente te has dejado perder las ilusiones...

¿Les escribiste una carta?
¿Compraste tu globo?
¿Boleaste tu zapato?


¿Cómo quieres que los Reyes Magos te traigan algo si has dejado de creer en ellos?

Si no te han traído nada, tienes todo un año por delante para portarte mejor, para ir escribiendo una carta que sea coherente y en la que no te avergüences de pedir aquello que sabes que no te mereces. Una carta en la que te puedas explayar pidiendo cosas para ser feliz, si es que has olvidado que para eso fuimos creados.

Si no te han traído nada y sigues creyendo en ellos como portadores de los milagros de Dios, te invito que vuelvas a buscar. Recuerda que no siempre nos traen lo que les pedimos sino otras cosas que suelen ajustarse. A veces los regalos de los reyes suelen ser tan extraños como una enfermedad que te haga recordar que tienes muchas cosas que te estorban para ser eterno. Otras veces un despido de un trabajo puede ser una puerta para otro camino más edificante. Un regalo puede ser tan simple (y tan excelso) como un breve tiempo para reflexionar dentro de una vorágine de malos acontecimientos. Está la llamada del amigo, el apoyo del hermano, las lágrimas de una madre, el consejo de un maestro y miles de regalos más...

Así que busca tu regalo.
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martes, 3 de enero de 2012

La esposa maltratada



Había familia en el que la señora era muy maltratada en su matrimonio. El marido, cuando trabajaba, usaba el dinero como medio de presión y no para resolver los problemas que el mismo provocaba por sus incapacidades. No daba el gasto o lo daba a medias. Se comportaba más como un soltero que como un casado.
Los hijos importaban poco o nada, pero el padre los utilizaba astutamente para obtener permisos en el trabajo o como mandaderos. No estaba para servirles sino para servirse de ellos. La casa se caía a pedazos y se mantenía medianamente en pie más por los esfuerzos de la señora y de los hijos que por la responsabilidad del padre.
El cuadro parecía repetición trágica de otros. La señora recordaba que así habían sido su padre y su abuelo y por eso toleraba al esposo. Pero a veces miraba con envidia a otras señoras, que daban toda la apariencia de que les iba mejor, tenían mejores ropas, mejores casas y... mejores maridos.
Dentro de su desgracia, la pobre mujer se acostumbró a sobrevivir, se habituó a mentir para evitar a los cobradores, se aficionó a pedir prestado y no pagar justificándose en su pobreza y tomaba lo que podía de los otros que tenían más. Siendo sincera, a veces no cocinaba o les daba la comida fría a sus hijos. Si el marido no cumplía ella tampoco tenía por qué hacerlo. Los niños solían vagar solos por la calle y faltaban a la escuela si querian.
Un día el marido se fue y llegó a la vida de esta mujer otro hombre. Después del enamoramiento inicial, pidió a la mujer le dejara demostrar que él era el verdadero hombre de su vida. Estaba dispuesto a cargar en su responsabilidad los hijos del anterior matrimonio, las deudas contraídas y sanear la casa.
Se mudaron a un lugar mejor, el cual se mantuvo limpio por una semana pero poco a poco las anteriores costumbres volvieron y la señora invertía más tiempo en ver programas de chismes  que en arreglar. Presionaba al nuevo marido para que comieran fuera en lugar de cocinar porque si había prometido un cambio bien valía la pena celebrar. Los hijos seguían con su mala costumbre de no asistir a clases pero como ahora iban a escuela de paga se sentían con el derecho de reclamar las reprobadas porque para eso pagaban. Aborrecía a las maestras que le hostigaban con recados y pensaba en las otras, que nunca jamás le pidieron que le pusiera atención a las malas conductas de sus hijos.
Por una extraña e ingrata razón, la señora, antes dejada y sumisa, se volvió agresiva e intolerante. Le exigia a su hombre mucho más que al anterior, a pesar de que su situación había mejorado. Al anterior marido jamás le levantaba la voz (la única vez que lo intentó necesito tres puntos de sutura). A éste, le reclamaba hasta por el clima. Tenía más, pero ahora quería todo y sin poner de su parte. Exigia sirvienta, tiraba la ropa sucia en lugar de lavarla y trato de falsificar la firma de su esposo para usar la tarjeta de crédito. Recordaba su cuartito de vecindad, aquel que no importaba que no se barriera en semanas y le molestaba su nueva casa, que por grande requeria de mayor esfuerzo para ser limpiada.
Poco a poco comenzó a odiar a su esposo, a éste que le pedía que hiciera su parte manteniendo la casa limpia, economizando el gasto y cuidando los niños. Empezó a añorar al ex marido, recordaba con cariño como le llevaba flores el día de su cumpleaños y como a veces (muy a veces), cuando no estaba borracho, la llevaba a desayunar barbacoa los domingos y le decía que era la más bonita. De pronto, todas las golpizas se borraron, todas las anteriores carencias se diluyeron y en su mente solamente aparecian los buenos detalles de aquel, que en la realidad escasos en la imaginación fueron multiplicados. Dejó de ser un desgraciado para ser un añorado.
Lo empezó a buscar para pedirle perdón y regresar con él.
Algunos (tal vez muchos, demasiados) se me figuran como esta esposa maltratada. Escuchandolos parece que nunca hubo crisis sexenales, cacicazgos, devaluaciones, saqueos, desapariciones ni inflaciones. Añoran el viejo México, con carencias, pero sin responsabilidades. Aborrecen el reto porque la zona de confort, aun subdesarrollada, es mucho más atractiva para quien no quiere trabajar y exige todo de subsidios. Recuerdan con nostalgia un país en el que no había malas noticias porque estaba prohibido publicarlas, en las que el presidente parecía que nunca se equivocaba porque no había quien se atreviera a señalarlo. Un México de mentiras, donde las devaluaciones cínicamente se nos encajaban como estrategias para ser más competitivos y con una deuda externa que burlonamente se comparaba con Pronósticos deportivos, por que se acumulaba semana a semana.
Así de ingrata es la memoria cuando está bloqueada.
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