(Un cuento no tan de ficción)
Tiene razón Doña Chonita, las manchas de labial en la tela salen bien con gasolina blanca y después una perfumadita con pino y como nueva (A ver). ¿Quien de los condenados chamacos habrá rayado la sala? Quién sabe, pero ya está saliendo la última mancha.
Lo que si me preocupan son las rayitas negras en el lavabo del baño, eran cuarteaduras y ahora en la mañana se notaban más, seguramente porque los niños o algún borracho, perdón, ¿dije borracho? son mi familia, que tomen tantito no hace daño. Bueno, alguien se apoyó en el lavabo y ya lo cuartearon más, a ver si no se revienta.
Este año no fue tan desastrozo, mi marido llegó temprano del trabajo con otra licuadora ¿Qué de veras no se acuerda que ya tengo dos? Un regalo es un regalo pero si puedo a ver si se la vendo a alguna de las vecinas así como está empacada. Con que saque lo de la luz ya la hice.
Lo que si me hace falta es un burro de planchar y de paso mejor le pidió a mi hada madrina un burro pa´que me ayude en el planchado y de una vez en la lavada, porque la lavadora que me regalaron en navidad hace años ya hace más ruido que limpieza.
De verás que este año no estuvo tan malo, solamente se rompieron tres platos y un jarrón cuando Carlitos y Ramoncin se agarraron del chongo nomás porque los Vengadores son más poderosos que la Liga de la justicia.
Tan gordo que me caian los grafitis, toda mi casa rayada en la fachada y ahora también la sala. ¿Quién habra sido ese condenado chamaco? ¿Pos que ninguno lo vieron? Ora que me enseñen las fotos a ver quien traia ese color de labial, porque a la mera ora resulta que no era de nadie.
Lo bueno es que con ese jabón que me recomendaron pa´los trastes se lavan muy rápido, aunque si sale un poco más caro, pero con tal de no batallar con la lavada, porque ora si se dejaron venir todos y vaya que salieron trastes. Si no fuera por esta cochina artritis que me mata los hubiera acabado de lavar rápido, pero ya no aguanto como antes.
Cochino dinero, no alcanza pa´nada, en la mañana me le tuve que esconder a la de la tanda, la pena que me da hacer eso, pero quedaron de cooperarme pa´la comida y me dejaron con la bronca. El próximo 10 de mayo a ver en donde me les meto.
Ora sí, ya salió la última mancha, de veras que esta gasolina blanca es maravillosa, es medio apestosita pero con el pino me dijeron que se le disimula el olor.
Parece que la casa ya está igualita que antes del día de las madres, bueno, casi, con lo que me gustaba ese jarrón. De veras el pino sí disimula la peste a gasolina, creo que ya acabe. Por fin ya no queda nada rojo.
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