Hablando de libros hoy viajo nuevamente por el Apocalipsis, cuyo nombre de entrada se asocia a caos, destrucción o fin del mundo y en realidad significa "Revelación".
Conocido por sus jinetes, sus batallas celestiales y otras visiones, del Apocalipsis me llaman la atención muchas cosas que no tiene nada que ver con lo anterior. Una de ellas es la frase que sigue a una reclamación que se le hace a la Iglesia de Efeso y que me permito compartirte textualmente:
"Conozco tus obras, tus dificultades y tu perseverancia. Sé que no puedes tolerar a los malos y que pusiste a prueba a los que se llaman a sí mismos apóstoles y los hallaste mentirosos. Tampoco te falta la constancia y has sufrido por mi nombre sin desanimarte, pero tengo algo en contra tuya, y es que has perdido tu amor del principio. " Ap 2,02-04
Este mensaje se dirige a quien está haciendo cosas en apariencia buenas pero que le falta ese pequeño gran extra. "Los cinco centavos pa´l peso", dirian por ahí.
No es extraño encontrar situaciones en las que se busca simplemente sobrevivir. Se cumplen con las tareas y obligaciones, pero de manera automática, más por costumbre que por convencimiento. El marido que sigue dando gasto, pero con el mismo gusto con el que paga los impuestos, olvidando la promesa de amar y cuidar todos los días de su vida. La tienda que se sigue abriendo todos los días pero sin ganas, en una actitud muy diferente a la que tenían cuando inauguraron. El empleado que llena una y otra vez los reportes, sin proponer mejoras tal como ofreció cuando se contrató. Eso es perder el amor del principio. Cuando veo que una relación se acaba, que una empresa se viene abajo, que un sueño se olvida o que un empleo se vuelve tedioso me pregunto si no es que se ha perdido el amor del principio, el amor de antes.
La rutina nos puede llevar a dejar de ser buenos para conformarnos con no ser malos.
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