miércoles, 29 de abril de 2009

Me cuentas un cuento


Alberto D. Quiroga V.

Papá ¿Me cuentas un cuento?

Si – le respondo a Laura Vianney, mejor conocida como Vivis.

Y comienzo la tarea.

Era una niña que vivía…
…en un bosque –me interrumpe ella.

Si, en un bosque, y como usaba una caperuza roja la…
…llamaban Caperucita Roja.

Si, Caperucita Roja, y un día tuvo que…
…ir a ver a su abuelita que estaba enferma

Si, a ver a su abuelita porque estaba enferma y…
…llevarle unos panecillos, pero en el bosque había un lobo.

Si, había un lobo y la mamá de Caperucita le dijo…
…que no se detuviera pero Caperucita desobedeció…

Y así los minutos pasan y mi hija Vivis me cuenta un cuento que yo le cuento y me traslada a mi niñez y me recuerdo a mi mismo diciendole a mi madre:

Mamá, ¿Me cuentas un cuento?

Y mi madre empezaba: Era una muchacha que tenía el pelo muy largo…
…no mamá, esa es Rapunzel y ya me lo sé.

Bueno, entonces te platicare que era una muchacha blanca como la nieve…
…que vivía con siete enanitos, también ya me lo sé mamá.

Entonces te contaré la historia de dos hermanas que vivían en un bosque…
…que se llamaban Rosa Blanca y Rosa Encarnada, también me lo contaste.

Entonces mi mamá optaba por contarme historias de cuando era joven y que no existian en ningún cuento ni en ningún libro. De su mano niña conocí historias apasionantes que jamás he vuelto a escuchar.

Ahora, que ya no está ella, de la mano de mi hija viajo en el recuerdo y revivo todos esos cuentos, cuando me pide que le cuente sólo la mitad de un cuento, porque la otra mitad ya se la sabe…
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Nuevo virus


Alberto Quiroga Venegas.

Acaban de descubrir un nuevo virus, es el virus del chisme.

Claro que me dirás que no es nuevo, que ya la serpiente en el paraiso lo tenía y contagió a Adán y Eva, pero yo te responderé que es nuevo. Se renueva día con día y su secreto para no poder ser eliminado es que se disfraza de curiosidad, de falso interés por un amigo, de consejo, de noticia.

El virus del chisme afecta a las organizaciones y peor aun, a las personas. Acaba con vidas, carreras, empresas y proyectos.

Al igual que con el Sida, la mejor forma de acabar con él es con la abstinencia. No difundas chismes, no des motivos de escándalo y tampoco lo aceptes.

Si acostumbras ser chismoso o chismosa (pues no respeta género) recuerda que lo que gusta es el chisme, no el chismoso. Es decir, al tiempo acabarás con tu propia imagen deteriorada. Evita chismes y ahorraras tiempo, problemas y disgustos.

Y no es chisme ¿eh?

lunes, 27 de abril de 2009

Carta a mi amigo que cree a medias

Alberto Domingo Quiroga V.


Hola amigo:
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Hemos pasado mucho tiempo juntos y creo que has llegado a conocerme y que he llegado a conocerte y por eso me animo a decirte que a veces no te entiendo.

Dices creer en Dios, aceptas gustoso invitaciones a bautizos, bodas y primeras comuniones y tienes tu rosario colgando del espejo retrovisor de tu auto pero tus actitudes a veces me causan desconcierto.

Te gusta ir a la iglesia, pero sólo cuando hay fiesta después, llegas tarde y te mezclas entre los invitados. Fuera de ello, dices muy orgulloso que vas a misa cuando te nace y aquí te quiero hacer la primera pregunta: ¿Por qué vas a trabajar aunque no te nace? Tú me has dicho que odias los lunes así que no entiendo porque no dices: Hoy no voy a trabajar porque no me nace.

Claro, me pones el pretexto de que la misa es aburrida, de que siempre es lo mismo, pero sigues viendo los partidos de la selección mexicana y tiene años perdiendo, lo que no impide que hagas de cada partido todo un ritual, te prepares con tu playera, botanas, apagues el celular y ¡Que nadie te moleste!.

Creo que si prepararas la asistencia a misa de la misma manera las cosas serian diferentes. Si pusieras atención a las lecturas y a la homilía (el mensaje del sacerdote) te darías cuenta que cada misa es diferente y que todas traen un mensaje.

Hace unos días te molestaste porque se te acercó Julián después de muchos años a pedirte dinero: "Quesque su hijo está mal" repetiste en tono de burla y agregaste que como no iba a estar mal el niño si siempre Julián ha sido de lo peor. Tiene años sin buscarme- agregaste- y ahora que lo hace es para pedirme dinero.

¿Cuantos años tienes sin buscar a Dios sin interés? Te acuerdas de él cuando te quedas sin trabajo, cuando hay amenaza de recortes, cuando tus hijos se enferman pero ¿y después?

Recuerdo un día que criticaste al padre de tu parroquia porque se había comprado un auto del año. Te pregunte que si era de lujo y me respondiste que no, pero a pesar de ello te ensañaste y lograste coro con los que nos acompañaban censurando los gastos. En otras ocasiones tu mismo has dicho que si odias a alguien debes regalarle un carro usado, porque sale más caro el mantenimiento y que en estos tiempos de baja inflación sale mucho mejor comprar un auto nuevo. Pero a pesar de ello te ensañaste.

¿Por que no te ensañas igual con el dueño de tu empresa, si sabes que su fortuna se la ha ganado defraudando al fisco y robándose el pago de las horas extras? ¿Será acaso que si lo criticas te cerrarás las puertas a un ascenso o a un aumento?

En alguna ocasión te preguntaron ¿Eres católico? Y respondiste: Bueno, lo que se dice católico... pues voy a misa cuando me nace y yo creo a mi manera. Y me pregunto por qué no respondiste simplemente que si.
Otras veces te han preguntado que si eres ingeniero y respondes rápidamente que si, pero yo se que tienes años haciendo trabajo de oficina, que el cálculo diferencial e integral se ha borrado de tu memoria y que tienes pavor de enfrentarte a un proyecto porque sabes que estás desactualizado. Pero ya me imagino escuchándote: Bueno, lo que se dice ingeniero, no soy, tengo el título pero ya no se nada y sumo dos más dos a mi manera...

Seguramente a estas alturas de la carta te estarás preguntando por que pierdo mi tiempo y te critico pero aprovecho para aclararte que mi intención no es ofenderte sino invitarte a la reflexión.

En algunas ocasiones la vida te ha tambaleado y te has acercado a Dios y has sentido esa tranquilidad y esa paz, pero la costumbre te lleva, una vez olvidado el problema, a la vida sosa que en cuestión de espíritu llevas casi siempre. Tienes ya varios años de bonanza, sin problemas, en los que tu familia y tus hijos han gozado de salud, de seguridad y Dios cada vez está más lejano de ti porque así tú lo quieres. El que cree a medias por lo general está más cerca del mal que del bien. Como te decía, parece que tienes a Dios en un botiquín, recurres a él en el dolor pero llevas tanto tiempo sin dolor que corres el peligro de deshacerte del botiquín por considerarlo inservible.

Amigo, se más comprometido, más entregado. Cuando juegas fútbol te preocupan tus zapatos, tu uniforme, estás al pendiente de los horarios y de los calendarios, entrenas, te cuidas y compras suplementos alimenticios para mantenerte en forma. No dejaste de jugar fútbol por el problema de los cachirules, ni por los fracasos en los mundiales ni porque Maradona haya sido un drogadicto. De igual manera te pediría que le pongas el mismo empeño a los ejercicios del alma, que te prepares, practiques y que no te alejes de Dios con el pretexto de los errores de algunos malos sacerdotes o fieles.

Y me dirás: ¿Qué tiene de malo el fútbol? ¿Qué tiene que ver con Dios? Y te diré que es sólo un ejemplo para la conclusión.

Y aquí viene lo interesante. No se trata de que no seas malo, se trata de que seas bueno. Alejado de Dios, sin hacer el mal, es como si estuvieras en medio del mar flotando sobre una tabla. Mientras no te falte ésta te sentirás a gusto, pero cualquier giro de la vida te puede zarandear y son muchos los que arrepentidos por su alejamiento de Dios cometen el error de sentirse olvidados, caen en la desesperanza y acaban por perderse.

Te decía que mucha gente parece tener a Dios como en un botiquín, pero tú y yo como ingenieros sabemos que la gran mayoría de la gente, en una emergencia no recuerda ni siquiera en donde lo tiene y menos como usarlo. No me gustaría que en un caso de urgencia no supieras como encontrar a Dios, prefiero que lo tengas cerca todo el tiempo.



Con afecto.

Alberto Domingo

jueves, 23 de abril de 2009

Vacunas y Bautizos.

Alberto Domingo Quiroga V.

Ricardo Arjona, en su canción "Jesús Verbo, no sustantivo", hace una referencia, o mejor dicho, expresa una queja, hacia aquellos que lo bautizaron .


La estrofa dice así:


"Me bautizaron cuando tenía dos meses y a mí no me avisaron

hubo fiesta, piñata y a mí ni me preguntaron

bautízame tu Jesús por favor así entre amigos

sé que odias el protocolo hermano mío"


A mi también me bautizaron, pero no a los dos meses. Me bautizaron a los diez días. No se si hubo pastel, o piñata, porque mis padres no me platicaron si hubo fiesta posterior al bautismo, seguramente porque para mis padres, la fiesta fue el Bautizo. Tal vez Arjona tuvo unos padres a quienes les importo más la fiesta que lo que iba a recibir su hijo. No lo sé.


Hay muchas personas que reclaman que no les pidieron permiso para bautizarlos. Particularmente, me he encontrado a varios. Y a raíz de esta canción de Arjona, hay quienes han hecho propias esas estrofas y repiten cuando pueden que fueron bautizados sin pedirles permiso.


Ahora voy a hablar de mis vacunas. A mi tampoco me pidieron permiso para vacunarme. No me acuerdo personalmente, pero recordando en mi hijo, seguramente lloré como lo ha hecho él cuando lo inyectan. También me dieron de comer papillas que ahora me saben horrible, y tampoco me preguntaron nunca si prefería comer otra cosa diferente a hígado molido.


Sin embargo, no le guardo rencor a mis padres. Nunca me preguntaron si quería ser bautizado, ni inyectado, ni si me gustaba el hígado molido. Pero se que ellos lo hicieron porque pensaron sinceramente que era lo mejor para mi. Me pusieron mis vacunas inyectadas, para protegerme de las enfermedades. Me dieron de comer aquello que pensaron que me alimentaría mejor, y me bautizaron, porque creían firmemente que la gracia de Dios vendría a mí en ese bautismo, y que Jesús mismo estaba personificado en la persona del sacerdote.


Por eso no puedo cantar con Arjona, porque no acarreo resentimientos hacia unos padres que hicieron lo que creían mejor para mi, aun cuando no me pidieron permiso.


Y tampoco puedo cantar esa estrofa, porque tal vez se le olvido a Arjona que Jesús es el Verbo, pero que también es Amor (así, con mayúsculas) y en ese amor perfecto no cabe el odio, ni siquiera al protocolo.

martes, 21 de abril de 2009

Novelas Ejemplares


"Prólogo al Lector"


por Miguel de Cervantes Saavedra


Quisiera yo, si fuera posible, lector amantísimo, excusarme de escribir este prólogo, porque no me fue tan bien con el que puse en mi Don Quijote que quedase con gana de segundar con éste. De esto tiene la culpa algún amigo de los muchos que en el transcurso de mi vida he granjeado, antes con mi condición que con mi ingenio: el cual amigo bien pudiera, como es uso y costumbre, grabarme y esculpirme en la primera hoja de este libro, pues le diera mi retrato el famoso don Juan de Jáuregui, y con esto quedara mi ambición satisfecha, y el deseo de algunos, que querrían saber qué rostro y talle tiene quien se atreve a salir con tantas invenciones en la plaza del mundo a los ojos de las gentes, poniendo debajo del retrato: «Este que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro; los bigotes grandes, la boca pequeña; los dientes, ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande ni pequeño; el color vivo, antes blanco que moreno; algo cargado de espaldas y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha, y del que hizo el Viaje del Parnaso a imitación del de César Caporal Perusino y otras obras que andan por ahí descarriadas y quizá sin el nombre de su dueño, llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades. Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo; herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlos V, de feliz memoria». Y cuando a la de este amigo de quien me quejo no ocurrieran otras cosas de las dichas que decir de mí, yo me levantara a mí mismo dos docenas de testimonios y se los dijera en secreto, con que extendiera mi nombre y acreditara mi ingenio; porque pensar que dicen puntualmente la verdad los tales elogios es disparate, por no tener punto preciso ni determinado las alabanzas ni los vituperios.

En fin, pues ya esta ocasión se pasó y yo he quedado en blanco y sin figura, será forzoso valerme por mi pico, que aunque tartamudo no lo será para decir verdades, que dichas por señas suelen ser entendidas. Y así, te digo otra vez, lector amable, que de estas novelas que te ofrezco en ningún modo podrás hacer examen prolijo porque no tienen pies ni cabeza, ni entrañas, ni cosa que les parezca: quiero decir que los requiebros amorosos que en algunas hallarás son tan honestos y tan medidos con la razón y discurso cristiano, que no podrán mover a mal pensamiento al descuidado o cuidadoso que la leyere.

Heles dado el nombre de Ejemplares, y si bien lo miras no hay ninguna de quien no se pueda sacar algún ejemplo provechoso; y si no fuera por no alargar este sujeto, quizá te mostrara el sabroso y honesto fruto que se podrá sacar, así de todas juntas como de cada una de por sí.

Mi intento ha sido poner en la plaza de nuestra república una mesa de trucos donde cada uno pueda llegar a entretenerse sin daño de barras; digo, sin daño del alma ni del cuerpo, porque los ejercicios honestos y agradables antes aprovechan que dañan.

Sí, que no siempre se está en los templos, no siempre se ocupan los oratorios, no siempre se asiste a los negocios, por calificados que sean: horas hay de recreación, donde el afligido espíritu descanse.

Para este efecto se plantan las alamedas, se buscan las fuentes, se allanan las cuestas y se cultivan con esmero los jardines. Una cosa me atreveré a decirte: que si por algún modo alcanzara que la lección de estas novelas pudiera inducir a quien las leyera a algún mal deseo o pensamiento, antes me cortara la mano con que las escribí que sacarlas en público. Mi edad no está ya para burlarse con la otra vida, que al cincuenta y cinco de los años gano por nueve más y por la mano.

A esto se aplicó mi ingenio, por aquí me lleva mi inclinación, y más, que me doy a entender, y es así, que yo soy el primero que he novelado en lengua castellana; que las muchas novelas que en ella andan impresas, todas son traducidas de lenguas extranjeras, y éstas son mías propias, no imitadas ni hurtadas: mi ingenio las engendró y las parió mi pluma y van creciendo en los brazos de la estampa. Tras ellas, si la vida no me deja, te ofrezco los Trabajos de Persiles, libro que se atreve a competir con Heliodoro, si ya por atrevido no sale con las manos en la cabeza, y primero verás, y con brevedad, dilatadas las hazañas de Don Quijote y donaires de Sancho Panza, y luego las Semanas del jardín. Mucho prometo con fuerzas tan pocas como las mías, pero, ¿quién pondrá rienda a los deseos? Sólo esto quiero que consideres: que pues yo he tenido osadía de dirigir estas novelas al gran Conde de Lemos, algún misterio tienen escondido que las levanta. No más sino que Dios te guarde y a mí me dé paciencia para llevar bien el mal que han de decir de mí más de cuatro sutiles y almidonados.


Vale.

viernes, 17 de abril de 2009

¡Que suerte!

Alberto D. Quiroga V.

Una vez un amigo me dijo que yo tenía tan mala suerte que si yo compraba un circo me crecían los enanos.

Aunque ahora se que esa frase es más o menos de uso común, en ese entonces me puse a pensar y coincidí en que efectivamente yo tenía muy mala suerte, pues reuní entre mis recuerdos una serie de sucesos de triste memoria, a tal grado de convencerme que por alguna razón el destino me había elegido para hacer una burla.

Pasado el tiempo, en la revista Selecciones leí un artículo sobre algunas falacias del tipo de la Leyes de Murphy y el por qué se daban por ciertas.

Por ejemplo: Se dice que siempre que se lava el auto llueve.

No falla -dicen algunos- lava tu auto y llueve. Y a mi me ha pasado que lo he lavado y ha llovido, pero también que lo he lavado y no ha llovido.

El autor del artículo de Selecciones mencionaba que las estadísticas desmentían las creencias populares de que siempre suena el teléfono cuando estás a la regadera, que te detienen cuando no traes licencia o que siempre cae la tostada del lado de la crema. La explicación -con la cual concuerdo plenamente- es que estas falsas ideas se van quedando grabadas porque los eventos adversos se recuerdan por más tiempo y de forma más profunda.

Con base en ello, hice nuevamente un recuerdo de los sucesos en los que yo había tenido mala suerte pero comencé a ponerle una columna más al análisis y agregue una serie de detalles en los que había tenido buena suerte, lo que me llevó a desmentir que yo era una persona con mala suerte, aunque si con malas creencias al respecto.

La lotería

Los juegos de azar que prometen premios fabulosos son uno de los temas cuando hablamos de suerte. Gente que nunca saca un premio a pesar de comprar durante años y gente que compra una sola vez y le atina nos lleva a pensar si no habrá algo más que las leyes de las probabilidades.

Dice una historia que un hombre desesperado llegó a una iglesia y pidió: Diosito, hazme ganar la lotería, quiero el dinero para un fin bueno-. Y escucho una voz celestial que respondía: Concedido.

Feliz el hombre salió de la iglesia.

La semana siguiente el hombre regreso y dijo: Diosito, hazme ganar la lotería, te repito que quiero el dinero para un fin bueno. Y nuevamente escucho la voz celestial: Concedido.

La semana siguiente volvió el hombre y ya no pidió, más bien reclamó: Señor, ¿Dónde está el premio de la lotería?

La voz celestial, paciente y tierna respondió: "Compra el boleto"

Se muy bien que Dios no tiene nada que ver en esos juegos, pero la historia me sirve para ejemplificar lo que creo que es la suerte.

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Conozco mucha gente que nunca se ha sacado nada en la lotería y que tampoco nunca ha jugado. Ahora que en mis conferencias otorgo un boleto gratuito a quienes asisten para participar en una rifa de herramientas, veo que algunos se resisten a depositarlo en la urna con el pretexto de que nunca se sacan nada.

Y si no depositan el boleto, menos.

Aquí entra una frase que escuche y que me ha gustado como la mejor definición de lo que es la suerte.

Dice así: "La suerte si existe, es cuando la capacidad y la oportunidad se encuentran"

Un día de camino a la escuela, mi hermana Margarita iba junto conmigo a la parada del camión cuando vio un billete tirado. Aun cuando ambos lo vimos, ella lo hizo primero y se agachó a recogerlo. Mientras yo me lamentaba de mi lentitud ella siguió caminando y se encontró otro que recogió, entonces me adelante y encontré una moneda, pero me pase lamentando no haber caminado más rápido. Supongo que alguien llevaba el bolsillo roto y al correr para abordar el camión perdió todo.

Sobre encontrarse dinero podemos poner a prueba la frase de conjuntar capacidad y oportunidad.

El dinero está tirado: Oportunidad.
Tú lo ves y lo recoges: Capacidad.

Te encuentras dinero es buena suerte. Lo pierdes es mala suerte.

Aquí no es cuestión de magia, es cuestión de equilibrio, uno pierde una oportunidad y otro la gana, uno tiene la capacidad de recoger el dinero y otro no tuvo la capacidad de retenerlo.

En alguna ocasión alguien le hizo el comentario al golfista sudafricano Gary Player: "Señor Player, que suerte tiene". Si -contestó- y he notado que mientras más practico más suerte tengo.

Con base en la definición, la gente que tiene suerte ubica y provoca oportunidades y las aprovecha. No basta tener las oportunidades. Hay personas que han nacido en la opulencia y acaban muertas en la indigencia y lo contrario, gente de orígenes pobres que llegan a hacer mucho dinero.

En la adversidad se desarrollan muchas capacidades que no se desarrollarían en ambientes favorables. Recuerdo que en la universidad, al carecer de dinero para comprar libros aprovechaba el corto tiempo en que nos los prestaban en la biblioteca, los leía, revisaba y hacía resúmenes. Compañeros con dinero adquirían el libro y a veces ni siquiera lo hojeaban. En ese caso ¿Era suerte tener quien o con qué comprar el libro? La oportunidad estaba, la capacidad de estudio no.

Generando suerte

Si la suerte es la conjunción de oportunidad-capacidad, podemos generarla aumentando el universo de nuestras oportunidades. Mientras más oportunidades tengamos mejor. Leyendo hace poco consejos para enfrentar la crisis, vi una recomendación básica para quien no tiene empleo: Buscarlo.

Buscar empleo si no se tiene es obvio, pero mucha gente desempleada se sienta a lamentarse esperando que le llamen o dice salir a buscar trabajo esperando no encontrarlo. Varios conocidos me han confirmado esto cuando los he enviado a entrevistas a las que no se han presentado, por la razón que sea.

Otras personas meten una sola solicitud a la vez y esperan a que les llamen, cuando lo recomendable es meter las más posibles.

En ventas, por ejemplo, se da mucho el caso de la "suerte de principiante". El nuevo o la nueva del equipo empieza a vender donde otros han fracasado y se resume simplonamente en una suerte de principiante.

Un vendedor nuevo generalmente no ha llenado su cabeza de limitaciones y trae algo que se llama hambre. Por eso contacta a mucha gente (oportunidades) y da lo mejor de si (capacidades) por lo que suele vender más.

Conforme avanza y llega a una zona de confort, pierde el hambre y gana restricciones mentales que lo llevan a desechar clientes "porque a lo mejor no compran". Disminuye oportunidades y capacidades y su suerte decae.

En conclusión, si queremos mejorar nuestra suerte debemos ubicar o generar más oportunidades y mejorar constantemente nuestras capacidades.

Buena suerte.

miércoles, 15 de abril de 2009

Carácter: Jackie Robinson

Alberto Domingo Quiroga V.

Hoy, 15 de abril, se cumplen 62 años del juego en el que debutó Jackie Robinson en las grandes ligas, siendo el primer jugador de piel negra en el Beisbol exclusivo para blancos.

México es diferente de Estados Unidos, aqui no discriminamos a la gente por su color, pero la discriminamos por otras cosas. Pero en un estado racista Robinson tuvo que soportar escupitajos en los zapatos cuando estaba por batear, lanzamientos a la cabeza y a las piernas, que le arrojaran gatos negros al campo y que le mandaran cartas donde lo insultaban o amenazaban de muerte.

Quien lo llevó a las grandes ligas fue el presidente de los Dodgers de Brooklyn, Branch Rickey, y lo observó durante todo un año, no sólo para ver si era buen jugador (que lo era) sino para determinar si tenía el carácter para poder soportar la presión de ser el primer negro en las Ligas mayores.

Se dice que en su contrato estaba estipulado que debería aguantar insultos sin responder. Robinson soportó la presión, los insultos y fue elegido novato del año, participó seis veces en los Juegos de estrellas, que es la selección de los mejores jugadores de las dos divisiones y ayudó a los Dodgers a llegar a seis series mundiales.

La importancia del carácter.

Leyendo la vida de Jackie Robinson, se nota que era una persona que buscaba dar lo mejor de si en todos los ámbitos: personal, espiritual, religioso, familiar y social. Algunas personas sólo le dan importancia a lo que se ve, tal como una tumba, que por fuera puede estar limpia y arreglada y por dentro llena de gusanos.

Definido el carácter como la combinación de valores, sentimientos y actitudes, en Robinson podemos ver el gran motivador que fue para él abrir las puertas de las grandes ligas a otras personas de su raza, la lealtad y agradecimiento para Rickey quien lo contrató a pesar de las presiones de los 15 dueños de los otros equipos, además de la mentalidad de siempre dar lo mejor de sí.

El paso de Jackie Robinson dejó huella en las grandes ligas, su número, el 42, ha sido retirado de todos los equipos como un homenaje. Por cierto, hablando de su número, en alguna ocasión que lo amenazaron de muerte un compañero de equipo sugirió que todos se pintaran la cara de negro y se pusieran la playera 42 para que no supieran a quien dispararle, en una muestra de la solidaridad que supo provocar Robinson con su actuar.

Zig Ziglar, escritor y motivador, menciona a propósito de los vendedores que la capacidad de un vendedor se ve en las fresas de arriba de la canasta, el carácter se adivina en las fresas del fondo.

Quien vende fresas podridas en el fondo venderá una vez. Para vender más veces debemos cuidar el fondo de la canasta.