martes, 23 de octubre de 2012

Manda un telegrama


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En el libro "Pequeño Mundo", Giovanni Guareschi nos narra como Don Camilo se encuentra con un excelente perro de caza, herido y abandonado. Sabiendo que no es el dueño busca en el collar y descubre una placa oculta con la direccion del propietario.

De inmediato pone un telegrama para avisarle y así el demonio no tiene oportunidad de tentarle para que se quede con el perro porque un telegrama se escribe rápido. Pero si hubiera escrito una carta...

Si somos sinceros, muchos de los defectos que tenemos y pecados que cometemos los solapamos porque nos escribimos cartas de justificación. Peor aun, nos damos extensos discursos dignos del mejor vendedor para vendernos la idea de que lo que hacemos no es malo ni nos dañará.

He escuchado a quien busca justificar un robo explicando ampliamente términos como justicia social y distribución de la riqueza y por qué podemos quitarle propiedades a quien tiene más, cuando un simple "No robarás" en un telegrama le recordaría que la justicia no termina en este mundo.

Hace poco un cantante acusado de abusar de una menor ocupó tiempo en los medios para hacernos saber que la carne es débil, que la violación no es violación si la chica quiere, que las mujeres son muy ofrecidas y que él como personaje público es muy asediado, cuando un telegrama con "No cometerás adulterio" le hubiera ahorrado muchos problemas.

Si le damos vueltas y aprovechamos nuestra capacidad de autoengaño (Para eso vaya que nos conocemos), podemos justificar cualquier atrocidad. Podemos pensar que el secuestro es negocio, que las drogas cumplen una funcion social y que la explotación al trabajador es simple cuestión de estira y afloja, donde el patrón no tiene la culpa de ser el más fuerte.

Con un extenso y acomodaticio discurso, hasta podemos pensar que el infierno es un lugar atractivo porque al cielo solamente se van los aburridos.

Por eso para el creyente, en cuestión de tentaciones, siempre será más conveniente mandarse un telegrama.

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jueves, 18 de octubre de 2012

Ni te enteres


Imagínate en el metro. El andén lleno, el calor al máximo. Llega el convoy, te paras junto a la puerta y dejas salir para intentar entrar, pero otros te ganan. Resignadamente te quedas viendo hacia adentro y justo antes de cerrar completamente las puertas un pasajero te clava una mirada burlona y te agrede verbalmente.

No te lo esperabas y no respondes, pero aguardas impacientemente el siguiente tren y te metes a la fuerza, aventando gente y olvidando tu educación para intentar alcanzar a quien te insultó, rindiéndole tributo todo el viaje a pesar de saber que es imposible que lo alcances porque siempre el otro te lleva una ventaja.

Absurdo ¿Verdad?

Recuerdo que mi madre decía que la mejor forma de no ofenderse es no darse por enterado y casos como el que platico se dan todos los días porque hacemos lo posible por enterarnos hasta de lo que no nos atañe. Quiero aclarar que no invito a cerrar los ojos ante los problemas importantes, apagando las noticias para no comprometernos. No. Me refiero a esos pequeños detalles que nos molestan a diario porque les damos una importancia mayor de lo que tienen.

Hay quien odia a un compañero de trabajo porque éste se la pasa hablando de un equipo de futbol. Hay otras que critican y se ofenden porque la compañera tiene la foto del novio en el escritorio. Uno más le tiene un rencor tremendo a quién en un mal día le escuchó una plática que le molestó sin tener la seguridad de que se referían a él.

Existen muchas cosas que nos ofenden porque les damos acuse de recibo y al paso del tiempo o en el espejo de otras personas nos damos cuenta que las sobredimensionamos. Mucho de lo que nos llega a molestar es tan intrascendente que al tiempo nos queda exclusivamente el recuerdo de la sensación de enfado, pero se nos olvida la causa que la provoco, amargándonos la vida.




Insisto: Hay cosas en las cuales no debemos perder la capacidad de indignación, pero hay muchas otras a las que les damos importancia de más. En estas últimas, lo mejor es no darse por enterado.
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lunes, 8 de octubre de 2012

Me ha vuelto a escribir el Sr. Fraude




Hoy, como todos los días, me ha vuelto a escribir el Sr. Fraude. Nuevamente me ha ofrecido la herencia de mi tío australiano Jefrey Rollinberger y se declara asombrado de que no me interesen los 320 millones de dolares que él me dejó en un banco de la India.

Me siento mal con el Sr. Fraude , porque a pesar de la distancia se sigue preocupando por mi poco poder adquisitivo. Siempre quiere regalarme millones y millones, a cambio de unos cientos de dólares para trámites, pero yo prefiero que se los regale a otra gente porque a mí con mi trabajo me basta, y además, no estan las cosas como para andar con tanto dinero en la calle.

Don Fraude insiste. El sabe que ya conozco su oferta y que cada que me llega un correo de su parte con una "Bussines proposal" simplemente lo borro. Por eso a veces se hace pasar por una pobre viuda empeñada en regalar todo su dinero a quien se comprometa, previa promesa de Boy Scout, a ocupar la inmensa fortuna en obras de beneficencia. La viuda en cuestion, Mrs. Danovon, ubicada en Londres, me conmueve cada vez que me dice que eso me lo ofrece por mi gran corazón. Ah que Don Fraude, siempre tan ocurrente buscando alguien que le reciba sus millones a la pobre viuda.
Don Fraude (Frau para los cuates) me escribe seguido pidiéndome que me meta a una página de un banco en el que no tengo cuenta para confirmar una contraseña que tampoco tengo. Si yo fuera mal pensado se me ocurriría que solamente está buscando que alguien de verdad le confirme una contraseña de verdad para poder robarle.
Frau ("El fra" pa´los más cuates) manda correos y correos preocupado porque unos falsos amigos me han borrado del Messenger y me pide mi contraseña para mentarle directamente la mamá a todos esos que se han atrevido a borrarme. No quiero que él se meta en problemas y por eso no le suelto mi contraseña. Insisto, no soy mal pensado, si no sospecharía que quiere la quiere para hacer mal uso de ella.
Me da ternura el Sr. Fraude, el fra, porque es más constante que muchos de mis amigos, me escribe a diario por si necesito vitaminas o viagra (muchos de mis amigos no saben si estoy enfermo o no), me manda muchas ofertas de aparatos electrónicos, viajes y novedades tecnológicas. No le importa que no le conteste, él manda y manda.
Mañana, Dios mediante, abriré mi correo y diré, como siempre: Me ha vuelto a escribir el Sr. Fraude.
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miércoles, 3 de octubre de 2012

Lectura de la mano


No creo en las leyes del destino y menos creo que en una mano pueda estar escrito nuestro futuro renunciando a nuestra libertad.

Sin embargo, creo que la mano se puede leer. Lo primero que me enseña es que las líneas que se van formando en ellas son prueba que toda repetición deja huella, para bien o para mal y que sus pliegues son el fruto de miles de flexiones. Las acciones han pasado, los efectos permanecen.

Las huellas dactilares nos dicen que somos únicos y las cicatrices nos platican que crecer a veces duele. En el tamaño y forma de los dedos se puede adivinar a que nos dedicamos y en su disposición para ayudar se puede hallar un reflejo del corazón. Su piel y su destreza nos hablan de la edad.

La mano puede ser puño o saludo; insulto o aliento; bendición o agresión.

Observa tu mano: ¿Qué te dice de ti? ¿Para qué te ha servido? ¿Qué recuerdo tienen de ella los que están junto a ti?
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lunes, 1 de octubre de 2012

Lentes mágicos


Hoy me he imaginado una especie de lentes mágicos, que tuvieran la capacidad de leer en las cosas lo que realmente son para nosotros.

Con estos lentes mágicos, por ejemplo, al ir a comprar un aparato de ejercicio, en lugar de leer:

El aparato para ejercitar "Powereitor" es el dispositivo perfecto para la reducción de tallas, el fortalecimiento del músculo y mejorar la circulación. Tiene un funcionamiento suave y tranquilo debido a la resistencia magnética. Este dispositivo está construido con una base de acero para asegurar el montaje en la pared. Lo que realmente hace del Aparato para ejercicio de Powereitor™ tan único es la variedad de características distintivas que tiene.

Leeríamos: Con este aparato podrás acallar tu conciencia que te dice que estas comiendo demasiado y sin detenerte. Como no tienes la determinación seria de hacer ejercicio y además es demasiado caro para que lo regales, te lo recomendamos por su amplia capacidad para sostener ganchos con ropa. Además es ideal para poner a secar las toallas y sus manijas cubiertas de neopreno no jalan tus medias húmedas.

Claro que estos lentes mágicos serían posiblemente la pesadilla para el que los usara, acostumbrados como estamos a Auto engañarnos. Porque si somos sinceros, no necesitamos de la magia para descubrir en nosotros una serie de mentiras que nos lastiman y que lastiman a los demás.

"No sé por qué me corrieron" -se queja cínicamente un empleado mediocre y negligente, cuando él mismo sabe las razones pero no quiere aceptarlas. Otro más se intenta justificar una y otra vez que "esa mujer es mi amiga" cuando sabe que hace con ella cosas que no son de amistad.

¿Realmente necesitaremos de unos lentes mágicos para ver una realidad que nos empeñamos en esconder? Para quien no quiere ver, esos lentes, con todo y su magia, seguramente terminarían en la basura.
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