martes, 28 de junio de 2011

Reflexiones tras un choque



Trás un choque entre un Chevrolet 50 y tantos y una camioneta blindada de transporte de valores, en donde el auto particular queda sin daños aparentes y la camioneta queda con una salpicadera dañada, escucho el comentario sobre las bondades de los autos de antes.

"Esos si eran carros, no que los de ahora, que con cualquier choquecito se deshacen", "Sí, eran mejores los autos de antes".

Lo que en apariencia parece una verdad, detrás trae una serie de puntos a considerar sobre lo peligroso o errático que puede ser juzgar a la ligera. Los autos de hace 50 años eran mucho más resistentes a los choques, no se dañaban tan fácilmente, pero ¿En realidad los fabricantes están haciendo los autos más endebles para que se dañen y dejen de servir? La respuesta simplista es que si, que los hacen así para que una vez chocados los tengas que cambiar y sigas consumiendo.

La respuesta de fondo es mucho más compleja. Los autos se han hecho más ligeros y endebles por dos razones: La primera, por economía de combustible, a menos peso menor potencia requerida y menor gasto y la segunda y más importante, se han hecho así para que al momento de un impacto el auto absorba la fuerza del choque y se proteja la vida del conductor.

Quien ha estudiado en física el concepto de Cantidad de Movimiento, sabe que al momento de un impacto, la fuerza dinámica se traslada entre los cuerpos involucrados, ya sean dos autos en movimiento o un auto y un objeto estático. La cantidad de movimiento, que se calcula por el producto entre la masa y la velocidad, tiende a permanecer igual antes y despues del impacto a menos que exista algo que la absorba. Por ello si el el auto es lo suficientemente fuerte para no deformarse y absorber la fuerza, quien recibe el impulso es cualquier persona que pueda seguirse moviendo o deformando, en este caso el conductor y sus acompañantes.

Si en el choque el auto se deforma y absorbe el ímpetu, le resta inercia al movimiento de los ocupantes y en muchos casos les ha salvado la vida, situación que no hubiera ocurrido en un auto más antiguo e inseguro. Un auto se puede remplazar, una vida no.

En el diseño de vehículos existe una apreciable enseñanza para aquellos que buscan tener una adecuada escala de valores. A veces no es fácil distinguir lo que realmente importa en un primer análisis. Así como en apariencia los autos de antes eran mejores desder el punto de vista de resistencia a los choques los de ahora son mejores en cuanto a protección al usuario. Si tu destino es chocar, ¿En que auto preferirías hacerlo?

Lo mismo pasa con todo aquello a lo que le vamos dando importancia en nuestra vida, por ejemplo, nuestras amistades falsas, que los son mientras hay bonanza pero desaparecen en cuanto hay problemas. Son como el auto antiguo, mientras no haya un impacto funcionan bien, pero en caso de colisión nos dejan a merced del daño, nosotros absorbemos la fuerza y ellos se retiran impasibles.

Dicen que los bienes son para remediar los males. Si los valores, amigos, creencias y principios que tenemos no funcionan en caso de peligro, debemos cuestionarnos qué tan buenos son.
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viernes, 3 de junio de 2011

El deseo alquimista



El oro en particular y las riquezas en general han sido grandes motivadores, movieron a los hombres de continente, los llevaron a guerras y asesinatos y también a investigaciones y avances científicos en los estudios de los alquimistas, quienes en su búsqueda de la Piedra filosofal para producir oro, descubrieron muchos principios que hoy son base del trabajo científico.

Los alquimistas, que buscaban la manera de convertir el plomo y otros metales en oro, me llevan a reflexionar sobre algo muy interesante. El poder transformador del ser humano.

¿Qué tanto tenemos de "alquimistas espirituales"? ¿Qué tanto nos preocupa ayudar a los demás y a nosotros mismos a transformarnos para mejorar?

Un médico que vive en Ciudad Juárez comentó en un programa de radio que cada que ve un recien nacido en los cuneros se cuestiona insistentemente sobre lo mal que estamos como sociedad para transformar toda la belleza de un bebe en algo tan siniestro como un sicario. Vamos al revés de los alquimistas, buscamos transformar el oro en tierra. Pero volviendo a los alquimistas y revisando los avances en la metalurgia, matemáticas, física y química que resultaron de ese deseo transformador ¿Te imaginas cuanto saldría de un deseo de ayudar a transformar a las personas?

Auxiliar a encontrar trabajo a quien no lo tiene, imprimir el curriculum a aquel que no tiene ni para impresiones, enseñar a leer o sumar a ese albañil al que estafan por su ignorancia. Regalar unos minutos de tu tiempo al que necesita ser escuchado, en resumen, todas esas obras de misericordia con sus multiples variables son el principio de un camino transformador.

Los científicos actuales han concluido que producir oro a través de otros metales podría ser posible aunque probablemente incosteable. Ayudar a una persona a reconocer su verdadero valor es algo que es posible y perfectamente factible.
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