martes, 29 de septiembre de 2009

¿Por qué me lo preguntas?

Alberto D. Quiroga V.

No sé si has reflexionado en esto.

Al común de la gente le molesta que le digan mentiras, pero en ocasiones también rechaza la verdad.

Como ingeniero varias veces me han pedido apoyo para evaluar un proyecto. Lo reviso, lo analizo y emito mi opinión. Es obvio que no todos los proyectos son realizables pero en algunos casos, las personas que me presentaron el proyecto estaban muy emocionadas y no les agradó escuchar que su proyecto era inviable así como estaba diseñado, por lo que se molestaron tanto que ya no escucharon que se podía modificar para hacerlo posible. Simplemente se enojaron por escuchar algo diferente de lo que esperaban.

Se necesita un grado de madurez especial para escuchar una opinión.

Cuando los españoles llegaron a las costas de Veracruz y comenzaron a avanzar hacia Tenochtitlan, Moctezuma reunió a su consejo y les pidió opinión acerca de cómo actuar frente a los españoles.

Cuitláhuac le respondió: "No metas a tu casa a quien te ha de sacar de ella".

Moctezuma lo ignoró. El emperador azteca ya estaba decidido a recibirlos pues consideraba que eran Quetzalcoatl y sus huestes que regresaban a reclamar el reino y supongo que pidió opinión no para decidir que hacer sino para reforzar lo que ya había decidido.

El final de la historia todos lo conocemos.

A gente como Moctezuma le molestan las mentiras de los demás, pero le agradan las propias. Moctezuma se habría enojado si le hubieran ocultado la llegada de los españoles pero acabo muerto por sus propias mentiras, pues se convenció a sí mismo que regresaban los dioses.

Existen directivos y dueños de empresas que se enojan si les ocultan información, pero también se molestan si les muestran los crudos números que hablan de problemas. Cosa similar sucede con la mayoría de los políticos.

Leí en no sé donde que cada vez que alguien te pidiera una opinión le preguntes a su vez que es lo que quiere escuchar. A mi eso se me figura una situación muy cómoda. ¿Significa que debo acomodarme a lo que el otro está esperando a escuchar? ¿Acaso habrá alguien que te diga abiertamente "quiero que me mientas y me digas que estoy bien"?

Supongamos que somos de esa gente que no nos gusta escuchar opiniones contrarias a las nuestras. Una persona honesta que por una solidaridad mal entendida nos dice lo que esperamos escuchar, queda con el cargo de conciencia de haber mentido para zafarse de un disgusto de nuestra parte. Sabe que esa supuesta solidaridad a la larga nos dañará pero también sabe que si nos dice algo contrario a lo que esperamos nos molestaremos. Si nos dice lo que piensa, mal, si nos dice lo que queremos, también mal y todo por nuestra cerrazón de pensamiento.

¿Qué pasa si planteamos las preguntas al revés y antes de preguntarle a alguien su opinión nos preguntamos a nosotros mismos que es lo que quiero escuchar? ¿La verdad o algo que se acople a lo que pienso en este momento?

Si queremos escuchar la opinión desde el punto de vista de otro entonces busquemos un buen consejero, si queremos escuchar nuestra "verdad", entonces busquemos un cuarto con eco o una grabadora, pero evitémosle a una amiga o amigo el penoso detalle de decidir entre decirnos la verdad o decirnos lo que queremos escuchar.
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