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Dicen que para dejar huella uno debe tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Yo creo que se puede dejar huella creyendo en alguien, ayudándolo a encontrar un valor aparentemente oculto o perdido.
Por estos días en diferentes conversaciones he confirmado como puede influir en una persona el que crean en ella. Maestros que han creído en sus alumnos los han transformado de flojos a brillantes, madres que han creído en sus hijos los han llevado de pecadores a santos, líderes han transformado personas de oscuras a brillantes.
Cuando entré a la primaria no sabía ni leer ni escribir. Pasaron los meses y yo seguía igual. Mi maestra estaba desconcertada y la directora mando llamar a mi papá para informarle que me iban a regresar a pre-primaria y si allí no funcionaba me sacarían de la escuela porque seguramente tenía yo un retraso mental. Recuerdo a mi padre discutiendo con la directora, ella lo amenazó con reprobarme el año y mi padre le dijo que si yo reprobaba, reprobaba y ya, pero que de ninguna manera permitiría que me regresaran de grado, que yo era muy inteligente y que aprendería a leer muy rápido. Confiado en lo que dijo mi padre, aprendí en pocas semanas y salve el año.
Mi padre creyó que era muy inteligente y yo le creí a él. Ese recuerdo de mi padre defendiéndome no se me borró nunca y muchas veces lo use como antídoto ante situaciones y personas que intentaban demostrarme que yo era muy bruto.
En esto me considero afortunado, la numerosa gente que ha creído en mi ha resultado como una inyección de adrenalina en momentos difíciles. De allí constato la importancia de creer en alguien.
Por mi parte y como justa retribución, he creído en muchas personas. Algunas no han merecido esa confianza ni ese afán, pero los considero el pago de llegar con otras que si lo merecen y que me permiten trascender.
Claro está que al leer estas líneas probablemente estarás recordando a algunos que te han defraudado; pero insisto, ellos son el pago o el riesgo de creer. A mí también me han defraudado y he aprendido a alejarme rápido, aun así insisto en creer pero inteligentemente. No se trata de confiar ciega o tontamente, la confianza también se gana. Pero a pesar de los fracasos debemos darnos la oportunidad razonada de seguir creyendo y transformando. Eso nos lleva a permanecer más allá de nuestro nombre o nuestra imagen.
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