jueves, 22 de octubre de 2009

Las odiadas matemáticas

Alberto Quiroga V.

Acabo de leer un apasionante libro de matemáticas llamado "El hombre que calculaba" escrito por Malba Tahan, pseudónimo del escritor y profesor brasileño Julio César de Melo e Souza.

Entre muchas otras, la ventaja de tener hijos en edad escolar es que podemos repasar y recordar tiempos de aulas. Gracias a mi hijo he podido leer libros que no conocía y confieso que he tenido una agradable sorpresa con éste que les menciono.

Escrito como novela y entretejiendo problemas matemáticos, que hábilmente resuelve el protagonista Beremiz Samir, Malba Tahan cumple con creces el objetivo que se plateó al escribir el libro y que es desmitificar esa imagen equivocada de que las matemáticas son algo oscuro o complicado, a la par de demostrar que tiene sus grandes ventajas el saber de números.

En este mundo de hoy donde se juega con las cifras, las estadísticas se posicionan como una de las mentiras más socorridas de políticos y empresarios, por eso saber interpretar adecuadamente los números debería ser una de las constantes en todos nosotros.

¿Quien, por ejemplo, ve un poco más allá de los pagos chiquitos? Comprar una grabadora que vale $899.00 pagando solamente $26 semanales puede sonar atractivo, pero calcular que pagando en 52 semanas acabas pagando por ella $1,352.00 lo que da un 50% más por un producto que no es de vital importancia para sobrevivir puede ya no ser tan atractivo.

A nivel de economía nacional, tenemos el caso de los llamados excedentes petroleros. Jugando con números se calcula el precio del barril para un ejercicio fiscal en determinada cantidad, y si el precio real está por arriba del estimado y se vende más caro, a la diferencia se le considera un excedente, como si nos sacáramos la lotería y como buenos mexicanos a gastar... Y siempre existe la tentación de poner el precio más bajo de lo estimado ¡pos así ganamos más!

Plantear bien

En "El hombre que calculaba" se proponen varios ejercicios matemáticos que podríamos llamar engañosos, en los cuales, un planteamiento falso lleva un resultado erróneo.

Se narra en el libro que tres amigos estaban en una hostería, donde les cobran por el servicio 30 monedas de oro y cada uno de ellos coopera al pago con 10 monedas. Viendo que son buenos clientes, el dueño de la hostería les devuelve cinco monedas y siendo ellos tres, cada uno se queda con una moneda y dan dos de propina. Después de reflexionar uno de los clientes protesta: "Les han robado una moneda"

La molestia del huésped es la siguiente, si cada uno cooperó con diez monedas y le regresaron a cada uno una, eso significa que cada quien acabó pagando nueve. Como nueve por tres son 27 y dieron dos de propina, lo que hace un total de 29 ¿En donde está la moneda que hace falta?

Historias con problemas como éste, aderezados con datos históricos de los antiguos reinos árabes te llevan de la mano para convencerte de la importancia de saber matemáticas.

En nuestro México de hoy, así como se juegan con las cifras en las votaciones, excedentes petroleros, gastos de sindicatos y prestaciones, si todos supiéramos de números, no sólo como calculadores, que es una función mecánica, sino como analistas, que es una función pensante, entonces seríamos menos manipulables de lo que desgraciadamente somos.

Un niño que en la primaria se niega a saber de números y rehuye a los problemas matemáticos, queda a merced de aquellos que juegan con las cifras. Si a ti o a algún conocido no le gustan las matemáticas, estamos en buen momento para que les empiecen a gustar, digo, por si quieren saber en dónde quedó la moneda que hace falta.
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