¿Has visto rodar una bola de estambre? Si no hay nada que detenga el extremo del estambre, la bola rodará completa, pero si algo lo atora, la bola rueda pero va dejando atrás hilo.
Si en nuestra vida nos aferramos a cosas que sólo nos detienen, comenzamos a deshacernos con nuestro rodar, al igual que la bola de estambre. Eso nos pasa con el resentimiento que nos ata al pasado mientras rodamos al futuro. Mientras más fuerte es el resentimiento, más rápida pasa la vida, más rápida rueda la bola y más pequeña se hace.
Si cortamos con el resentimiento, podemos seguir rodando sin el desgaste de quedar atados a lo que ya no podemos cambiar.
¿Has visto desaparecer una bola de estambre? Yo sí. La he visto desaparecer por las manos laboriosas de quien teje un sueter o una bufanda. Quien así lo hace transforma el hilo en una prenda que acaba por ser totalmente diferente y totalmente trascendente. Aumenta su valor y permanece.
No es lo mismo desgastarse por el piso, atado en un extremo que desgastarse transformado y vistiendo. Sin embargo el estambre es el mismo. Pero a diferencia de la bola de estambre, tú puedes decidir cómo te desgastas.
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