miércoles, 2 de diciembre de 2009

Ya se acabó el año

Alberto Quiroga V.

Que curioso que continuamente nos quejamos por la falta de tiempo, pero somos nosotros mismos los que lo desperdiciamos.

Al escribir estas líneas, es 2 de diciembre, pero para mucha gente ya termino el año. La actividad baja, los proyectos se cancelan o se posponen, todo se pasa para enero o a veces hasta febrero.

¿Quiéres concertar una cita de trabajo? Mejor hasta enero, este año ya se acabó.
¿Y la dieta pendiente? Pues hasta enero, porque se vienen las posadas y las cenas.
¿Qué hay del dinero que me debes? Pues aguantame hasta enero, porque ya ves que se vienen gastos.
¿Arrancamos el proyecto? Vente el año que entra, este ya murió.

Y así nos podemos seguir.

Creo que todos quisieramos vivir la vida con plenitud. Mi pregunta es ¿Si damos por hecho que este año ya se acabó, la estamos viviendo en plenitud? ¿Qué acaso diciembre no existe? ¿Ya estamos en "automático" y si nos va bien reiniciamos en enero?

Pensar que se acabó el año al iniciar diciembre significa 40 meses perdidos para alguien de mi edad, el equivalente a poco más de tres años. Por eso nunca nos alcanza el tiempo.

Si escuchas la radio los viernes en diferentes estaciones, notarás que son varios los locutores que repiten la famosa frase "Gracias a Dios es viernes". Escucha a esos mismos locutores los lunes y se estarán quejando de que la semana inicie. Uno de ellos, por ejemplo, se refiere al jueves como "casi viernes". Pensar en el viernes desde el lunes ayuda a condenar a la ineficiencia a los demás días laborales.

Cuando comence mi camino en la capacitación, me recomendaron que por cuestión didáctica, los cursos preferentemente no se deberían manejar en sesiones de una hora porque los asistentes tardaban mas o menos 15 minutos para encarrerarse y el mismo tiempo antes del final se desconectaban. Si la sesión era de una hora, el tiempo efectivo se reducía a 30 minutos.

Esta información me pareció exagerada, pero la práctica me confirmó que mucha gente reacciona así, desperdiciando ese tiempo, lo cual considero es más por una cuestión cultural que por causas fisiológicas. En México, muchos acostumbran llegar tarde a sesiones de capacitación porque al principio no se dice nada importante. Nuevamente, vemos el desperdicio de tiempo.

Pensar que ya se acabo el año en diciembre, la semana en jueves y el curso 15 minutos antes, son solamente tres ejemplos de como se desperdicia el tiempo y la razón de por qué nunca nos alcanza.

Bueno, si no se me ocurre nada antes, nos leemos en enero.
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