lunes, 7 de diciembre de 2009

Suerte de Principiante

Alberto Quiroga V.

Mucho se habla de aquellos que se inician en una actividad con una fortuna especial, que les lleva a alcanzar premios rápidamente, ventas asombrosas o resultados espectaculares. Le llaman a este fenómeno Suerte de Principiante y se le atribuye veces de una manera muy simple a la novatez por si misma, como si el simple hecho de ser nuevo en una actividad garantizara el tener suerte.

Tal como lo platiqué anteriormente en el ensayo ¡Que suerte! donde definiamos la suerte como la conjunción de oportunidad con capacidad, no creo en la suerte de principiante como algo que tengan todos aquellos que realizan una actividad por primera vez. Sin embargo, si creo que los que se inician tienen ingredientes que son interesantes y que debemos de estudiar para aprovecharlos.

¿Que tiene un principante que no tienen los que ya han estado por meses o años en una actividad? La lista es interesante.

Un principiante tiene "ganas". Está fresquecito, recien contratado y tiene hambre de demostrar que puede y que sabe. Probablemente le costo trabajo encontrar empleo o ganarse una oportunidad y en cuanto la tiene busca aprovecharla. Las ganas que trae se convierten en un excelente combustible para moverlo, hace más llamadas, visita o atiende más clientes, pone mayor atención a los reportes o da un extra por encima de sus compañeros y todo ello le arroja mejores resultados. ¿Recuerdas la primera semana que pasaste en tu actual empleo o actividad? ¿Tenías el mismo nivel de motivación o lo has perdido? ¿Sigues trabajando al mismo ritmo o lo has reducido?

Un principiante tiene ideas frescas. Al contar con una visión externa, él puede descubrir áreas de oportunidad, mismas que quienes tienen más tiempo no aprecian. Con nuevas ideas probablemente se derriben obstáculos que los otros no podian saltar. ¿Recuerdas todas las ideas nuevas que tenías cuando empezaste a trabajar en donde estás? Muchas de ellas no eran viables, pero otras si eran valiosas y al implementarlas seguramente hubo mejoras.

Un principiante no tiene miedos ni complejos. Recuerdo que en una ocasión visite a una empresa y llegue caminando tranquilamente por una calle solitaria. Cuando me preguntaron por donde había llegado y supieron mi respuesta, se alarmaron pues decían que esa calle era muy peligrosa. Me pidieron que la evitara, lo cual no hice y la volví a recorrer pero eso si, con la idea de sufrir un asalto durante todo el recorrido por la misma calle que el día anterior había pasado tranquilamente.

Conforme avanzamos en una actividad, vamos adquiriendo miedos y prejuicios, no llamamos a clientes potenciales porque "no nos van a comprar" o emitimos juicios sobre compañeros de trabajo que no hemos tratado porque otros nos han influenciado. Esos miedos y prejuicios van limitando el accionar del principiante y por lo tanto reduciendo su oportunidad de lograr buenos resultados.

El que inicia, cuando tiene capacidad y la reune con las ventajas que menciono: Motivación, ideas frescas y ausencia de temores y prejuicios, provoca la llamada Suerte de Principiante y con ello suele tener un desarrollo rápido y llamativo.

Si pudieramos convencernos que todos los días es un nuevo principio, buscando y renovando retos, automotivándonos, podríamos tal vez dentro de algunos años empezar a hablar de la Suerte del Veterano.
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