jueves, 3 de diciembre de 2009

Inventario anual

Alberto Quiroga V.

Con el cierre de año, las empresas suelen verificar sus existencias para saber que es lo que tienen y compararlo con sus controles. Lo que se aplica a las materias primas y objetos físicos, también se le puede aplicar a las experiencias y habilidades.

Está terminando este 2009 que muchos han catalogado como año de retos. No ha sido sencillo para muchas empresas sobrevivir este año, es más, algunas se quedaron en el camino. Hablando de personas, muchas perdieron su trabajo y otras más estuvieron con paros técnicos.

Platicando con amigos, la gran mayoría me ha comentado que si han resentido los efectos de la situación económica, pero también percibo en ellos la confianza en que con mejor actitud la crisis se puede superar.

A principios de año, comentaba yo en una conferencia, ante la pregunta de uno de los asistentes acerca de que significaba la crisis para mí. La respuesta fue: La crisis solamente significa que nos debemos esforzar más, que debemos crear más y que debemos mejorar más.

Dicen que lo que no te mata te fortalece, por lo que estoy convencido que este año hemos aprendido cosas que tal vez no tengamos bien presentes, pero que si las buscamos las encontraremos y las podremos aprovechar en lo futuro.

Haciendo un recuento

Ninguna situación es totalmente buena o totalmente mala. Este año, a pesar de su dificultad, ha traído buenos frutos. Hagámos un análisis de todo lo bueno que hemos pasado en este año.

Probablemente este año aprendimos a ser más moderados en nuestros gastos, descubrimos tal vez que se desperdiciaban recursos como el tiempo y el dinero y ahora que la situación se complicó aprendimos a darles su verdadero valor.

Tal vez en este año descubrimos en nosotros nuevas habilidades para buscar oportunidades y no solamente esperarlas, o quizá empezamos a valorar más a los clientes y los empezamos a cuidar de manera especial para que no se fueran con nuestra competencia.

Si tomamos conciencia de todo lo bueno que sacó de nosotros la crisis, lo tendremos de ahora en adelante como una herramienta, pero si no lo aprendemos, cuando la crisis pase tal vez lo volvamos a olvidar.

Lo malo también enseña

¿Qué paso en este años que no quisieras que se volviera a repetir? ¿Tomaste alguna mala decisión que si pudieras cambiarías?

Hay quien dice que el hubiera no existe, pero yo pienso diferente. No estoy de acuerdo en quedarse lamentando por un pasado que no podemos cambiar, pero si me gusta analizar el pasado para aprender de él para el futuro. Los errores que cometimos este año nos pueden ayudar a evitarlos en el 2010

Hacer una lista objetiva de los errores cometidos en este año, cada uno de ellos con dos o tres posibles soluciones, es un excelente ejercicio para mejorar.

La evaluación final

También es importante que hagamos una evaluación de aquellos buenos propósitos que tuvimos al iniciar el 2009. ¿Los cumplimos todos? ¿Nos olvidamos de ellos? ¿Nos quedamos a medias?

Hacer una evaluación es muy necesario. No sabemos si estamos trabajando bien o mal a menos que nos califiquemos en nuestros resultados. Si en este 2009 no cumplimos con nuestros propósitos, estamos a tiempo de replantearlos para el año siguiente, ya sea modificándolos, dejándolos como están pero tomándolos en serio o por el contrario, si no valen la pena quitarlos de nuestra lista para que no nos causen frustración por no cumplirlos.

Regálate una carta

Si decides hacer esta evaluación, con un inventario de lo bueno y lo malo, con estrategias para el siguiente año y con una lista renovada de propósitos, te conviene ponerlo por escrito. Si lo dejas a la mente, difícilmente lo tendrás presente y se te borrará con el tiempo, pero si haces una relación de ello en tinta y papel, ese documento podrá ser un aliado durante el 2010 recordándote lo aprendido de este año y los propósitos del siguiente.
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