viernes, 13 de noviembre de 2009

No me gustan esos chistes

Alberto Quiroga Venegas

Quiero comentarles que no me gustan los chistes de gallegos, no conozco nadie de Galicia, no puedo ni debo juzgar o estereotipar a quienes no conozco y por lo tanto no dar por ciertos los malos atributos que se les quieren dar.

También existe otra razón que no me mueve ni a escuchar ni a contar chistes de gallegos y esa es que mucho de lo que se menciona para burla de los gallegos oculta la trágica realidad mexicana que tomamos a juego.

¿Cuantos gallegos se necesitan para cambiar un foco? Cinco, uno para que se suba a la mesa y lo sostenga en alto y otros cuatro para que le den vuelta a la mesa.

¿Cuantos mexicanos se necesitan para tapar un bache? Diez, uno para ir por las tortillas, otro para que caliente la tapa de tambo a manera de comal, dos más para que desvíen el tránsito con un trapo que alguna vez fue rojo, uno arriba del camión de volteo para cuidar que nadie se lo robe, dos más para ir por los refrescos para todos, dos para manejar la pala y la aplanadora y uno más para supervisarlos.

Pero mientras el de los gallegos es chiste, lo de los mexicanos es una triste realidad que pagamos con nuestros impuestos.

No conozco ningún gallego, pero no creo que sean capaces de poner corrector sobre la pantalla del monitor de la computadora. Por nuestra parte, los mexicanos somos expertos en poner "corrector" para intentar tapar ridículamente nuestros defectos con miles de pretextos.

También he escuchado el chiste del gallego que no sabia sumar 2+2 y siempre pedia otra oportunidad, y cuando contestó correctamente por casualidad, fue el público gallego el que pidió otra oportunidad.

A los mexicanos, por años, nos han hecho mal las cuentas. Administramos mal la abundancia. Cínicamente aceptaron que ya nos habían saqueado pero que ya no nos volverían a saquear y ¿qué crees? Les dimos otra oportunidad.

Esta el chiste del gallego que devolvía el diccionario porque no tenía índice. Por su parte tenemos las estadísticas de los mexicanos que en nuestra gran mayoría no leemos ni un libro al año, tenga índice o no.

A un gallego le dijeron que su mujer lo engañaba con su mejor amigo, entonces mató al perro. A los mexicanos nos han estado engañando por años, pero seguimos votando por ellos a cambio de una despensa pagada con nuestro propio dinero.

Es por eso que no me gustan los chistes de gallegos.
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