La fascinación por el día de mañana está probablemente en que al no existir, lo podemos moldear en la a mente a nuestro antojo.
A partir de mañana podemos ser mejores personas, más capaces, más felices, más libres. El día de mañana siempre puede ser mejor de lo que es el día de hoy.
Alguien podrá decir con justificada razón: Hoy no tengo fuerzas ni ganas de cambiar, pero mañana será un día diferente y podré iniciar el camino para ser mejor persona. A partir de mañana comenzaré esa dieta que el postre que tengo ahorita frente a mis ojos me impide comenzar o a partir de mañana dejaré de ser una persona temerosa para ser una segura de si misma. A partir de mañana comenzaré a estudiar para ser adulto, hoy por mientras déjame ser joven y despreocupado. A partir de mañana empezaré a dar el extra que se requiere de mí en tiempos de crisis pero por mientras dejame estar hoy un rato más en mi zona de confort. Hoy, los miedos, las angustias, las limitaciones y las desidias están presentes, pero mañana, mañana desapareceran.
Por eso digo, mañana es un excelente día, con el pequeño inconveniente de que tal vez nunca llegará.
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