miércoles, 11 de noviembre de 2009

Curiosa similitud

Alberto Quiroga V.

Mientras la Ciudad de México se ve envuelta en el caos propiciado por las protestas del Sindicato Mexicano de Electricistas SME, escucho en la radio opiniones en contra (las más) o a favor (las menos) de las protestas.

Entiendo en lo general el cierre de esa compañía. A un mes del despido de los 40 mil trabajadores, el suministro de energía eléctrica ha sido constante, lo cual confirma que Luz y Fuerza se podía operar con mucho menos gente. Lo lamento por aquellos trabajadores que hacían su trabajo adecuadamente y que ahora se tienen que enfrentar a la nada sencilla tarea de emprender un nuevo negocio o de contratarse en otro lado.

También debo ser sincero. Jamás sufrí de cobros excesivos aunque ya me había acostumbrado a fallas en el suministro, que si bien no eran sino de unos cuantos minutos, en medio de una conferencia me ponían a temblar porque dependo del uso de equipos de sonido y de proyección.

Por mencionar algunos, la Compañía de Luz se liquidó con los siguientes argumentos:

-Era inoperante, costaba demasiado dinero y comparada con otras compañías similares su eficiencia era muy baja.
-Los subsidios que se le otorgaban se perdían por improductividad.
-Sus trabajadores gozaban de prestaciones muy por encima del promedio de los trabajadores en México.
-El servicio era deficiente, se prestaban a actos de corrupción.
-Sus negligencias eran costosas para la industria, los comercios y los hogares, por sus constantes fallas.


Y aquí viene lo curioso, si en lugar de compañía de Luz y Fuerza ponemos Cámara de Diputados o Partidos políticos, los argumentos encajan perfectamente. La pregunta es: ¿Que esperan para cerrarlos?
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