martes, 4 de agosto de 2009

Cerrando la puerta

Alberto D. Quiroga V.

Mucha gente cuando está bajo presiones fuertes, cansancio o enfermedad, puede sufrir lo que se conoce como bloqueo mental. En otras, como un caso más grave, el bloqueo mental se presenta de forma casi constante debido a creencias fuertemente arraigadas.

Como ejemplo de bloqueo mental, tenemos el que sufren los estudiantes cuando a pesar de haber estudiado, durante el examen se olvidan de sus conocimientos, como si se les borrara la mente.
También es ejemplo de este efecto el que sufren algunas personas que se resisten a hablar en público u ocupar puestos de trabajo que representen trato con la gente.

Todos los seres humanos en mayor o menor medida hemos sufrido bloqueos mentales involuntarios, hemos dejado de hacer o decir lo que nos convenía porque nos falla la memoria o la voluntad. Pero lo interesante de esos bloqueos es que se les menciona en los libros de psicología como un problema, pero en lo personal creo que puede ser una virtud, si lo sabemos aprovechar en beneficio de nuestro desarrollo personal. Así como una puerta con candado sirve para impedir que entren en una habitación, pero tambíen para que salgan los que están dentro, de la misma manera el bloqueo mental que nos cierra a lo que nos sirve de manera involuntaria, puede servir para bloquear de forma voluntaria aquello que nos daña. Todo es cuestión de variar el enfoque y ocupar los mismos medios para liberarnos de los miedos que nos impiden crecer .

Por ejemplo, cuando una persona tiene que hablar en público por primera vez, se puede enfocar en el terror que le representa sentir las miradas del auditorio, en la dificultad de aprenderse de memoria el tema, en la responsabilidad de estar solo al frente y con todo esto la situación se le torna estresante, provocando un bloqueo mental. Pero si en lugar de enfocarse en lo negativo se centra en lo positivo, puede ver las ventajas. Por ejemplo, se puede visualizar a él mismo al término de la conferencia, cuando el auditorio le aplaude agradecido. Puede imaginarse disfrutando de la plática y los pensamientos de admiración del público ante su sapiencia. Esto representa bloquearse mentalmente, pero a lo negativo.

¿Es sencillo bloquearse mentalmente a lo negativo?

No, no es sencillo, pero tampoco es imposible. Así como cuando empezaste a caminar lo hiciste primero gateando y después tomado de la mano de un adulto, de igual manera cuando empiezas a usar el bloqueo mental de manera positiva tendrás que hacerlo como un proceso gradual.
Comienza con una situación más sencilla de aquella que te causa el bloqueo. Tomare el ejemplo de los estudiantes. Si se bloquea en los exámenes, puede usar una simulación, pidiéndole a un profesor o un compañero que le facilite un examen de cursos anteriores y a un amigo que haga las funciones de maestro, para que se enfrente al examen desde antes y se acostumbre a la presión.

A pesar de estar bloqueado, el cerebro suele recordar que es lo que le causa angustía y provoca el bloqueo, la simulación puede servir para identificar claramente estos bloqueadores: Hacer una lista de ellos para identificarlos sirve para generar estrategias individuales para cada bloqueador para a su vez bloquearlos.

Los bloqueos mentales se presentan gracias a pensamientos negativos que abarcan toda la actividad mental, impidiendo la adecuada reacción.

Conocí un vendedor que sufría bloqueo mental cuando se enfrentaba a una clienta atractiva y joven. Sus compañeros se burlaban de él y su patrón se molestaba. Mientras el cliente fuese de sexo masculino él se comportaba adecuadamente, pero no con mujeres guapas. Platicando con él, me confesó que por alguna razón que desconocía, se sentía menos antes estas mujeres y por ello lo manipulaban, se ponía nervioso y les otorgaba descuentos, además, sentía como las chicas descubrian su debilidad, se aprovechaban de ella y esta situación lo hacía sentir menos.

Me siento menos -me confesó- las veo tan guapas, con dinero y me siento menos, y por eso se aprovechan de mí.

En este caso, el bloqueador era la belleza de una mujer y por lo tanto debíamos bloquearlo. La estrategia fue la siguiente. Cualquier mujer, por muy bella que sea, debe tener un defecto, porque a final de cuentas es humana. Le sugerí a este vendedor dedicarle unos segundos a ubicar este defecto, tal vez un ojo más pequeño que el otro, asimetría en las orejas, arrugas en la cara, una combinación desagradable en la ropa o cualquier cosa que él considerara de mal gusto, feo o desagradable, y que se centrará en ello durante la negociación.

El era buen vendedor, pero debía bloquear lo que le causaba daño. Obviamente, no debía mencionarle el defecto a la persona (tal vez ni era defecto) pero si debía utilizarlo para quitarle fuerza a lo que lo bloqueaba.

La estrategia le funcionó, se sintió más liberado para negociar con mujeres, pues de la misma forma que su cerebro les daba un poder negociador mayúsculo gracias a su belleza, su mismo cerebro les restaba poder al enfocarse en los defectos.

Como te decía al principio, todos tenemos bloqueos mentales que nos impiden crecer y que nos cierran puertas. La solución está en pasarnos del otro lado de la puerta y cerrárselas a ellos.
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