Este lunes 24 de agosto nos da mucho material para comentar con el tema del regreso a clases. Por la mañana, mientras despertaba a mis hijos, lo cual fue muy sencillo porque estaban sinceramente emocionados por regresar a la escuela, escuché las noticias y en especial dos que se estuvieron repitiendo en todos los noticieros radíofónicos a lo largo de todo el día.
La primera fue la nota de que el 75% de los maestros que concursaron para una plaza, reprobaron el examen correspondiente, la segunda fue el trabalenguas acostumbrado de la maestra Gordillo con el tema de la influenza, que al parecer lo tiene negado, puesto que confundió la enfermedad con la influencia y el virus H1N1 con el Hache Ele Ene Ele.
Con referencia a los maestros, se insistió mucho en el bajo nivel de ellos, pero yo quisiera irme un poco más allá. Las estadísticas señalan que las probabilidades de aprobar un examen de opción multiple son mayores al 50% cuando no se sabe nada, contestando simplemente al azar. La experiencia a mí me señala que en un examen de opción múltiple, por lo menos una o dos de las respuestas propuestas son absurdas, lo que nos limita a tener que decidir entre una o dos opciones a lo mucho, si estudiamos medianamente el tema.
Por lo tanto, me asusta que los maestros, quienes deben de enseñar a resolver problemas, no tengan esa capacidad de resolverlos. Conforme las noticias y las entrevistas se mezclaban, los empleados de la SEP buscaban minimizar el hecho con eufemismos, diciendo que si bien el 71% de estos maestros no habian alcanzado el aceptable, tampoco estaban reprobados puesto que caían en la categoria de "Requiere nivelación académica".
Pero regreso a mi planteamiento ¿Acaso el examen fue sorpresa? ¿Les preguntaron cosas que no es su obligación saber? No, el examen estaba programado con tiempo y se les preguntaron cosas que son específicas a su trabajo y al no saber preparar su examen lo han reprobado. En lo personal, los resultados me dejan ver que las plazas se les repartirán a los menos peores y no a los mejores.
Si un maestro no es capaz de preparar un examen, de tener y hacer pequeñas renuncias a tiempo libre y diversión para estudiar, preparar apuntes, utilizar mapas mentales, cuadros sinópticos, hacer acordeones y soportar la presión emocional de someterse a un examen, ¿lo sabrá transmitir a sus alumnos? Me pregunto: ¿Cuantos maestros de los No aprobados hará un resumen de sus fallas y buscará las respuestas correctas, a pesar de que el siguiente examen de colocación será hasta dentro de varios meses?
En cuanto a la Maestra Gordillo, no creo que le falte capacidad. Mover y manejar al Sindicato de la Educación, entretejer y destejer hilos de poder requiere de una inteligencia especial, pero la influenza ha sacado a relucir que tiene problemas con palabras tales como "epidemiológica", la cual le causó un traspies del que salió como si nada gracias a la posición que ella bien sabe que tiene.
Es precisamente porque se siente poderosa por lo que no se preocupa por leer sus discursos antes de pronunciarlos; es por ello, que debido al tamaño de la letra o de la tipografía, que confundó el número uno (1) con la letra ele minúscula (l). Si se sintiera vulnerable, se cuidaría más, leería con anticipación, cuidaría hasta el tamaño y el tipo de la letra. Pero como se sabe con poder, no le preocupa.
El día el hoy, a pesar de haber reprobado o trastabillado, los maestros me han enseñado dos cosas:
Una, que el nombre no basta para resolver un examen y que no es lo mismo saber el camino que recorrerlo.
Dos, que mientras más poderoso me sienta, más vulnerable me puedo volver si descuido los pequeños detalles.
Ojala los maestros también aprendan y nos dejen mucho más tema positivo para la siguiente vez.
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