lunes, 27 de julio de 2009

Secretos de cerrajería

Alberto Quiroga V.

Tengo la fortuna de conocer y convivir con varios cerrajeros profesionales. No mencionaré sus nombres porque no quiero dejar a nadie fuera, pero de ellos aprendí que la organización y la profesionalización de un gremio es posible, siempre y cuando se den las condiciones, entre ellas: Deseo de trabajar en equipo y visión de largo plazo.

En un México marcado por la desunión y la aversión al trabajo en conjunto, asistir a reuniones de cientos de cerrajeros es gratificante. Escucharlos hablar de sus proyectos y logros, de sus convenios y alcances, es motivante.

Mi primer contacto con ellos fue en la CANACINTRA, en donde se reunían cada lunes a las 7 de la noche para sus sesiones de autocapacitación, charlas técnicas y presentaciones de proveedores. Allí, gracias al papel de apoyo que yo desempeñaba, pude conocer algunos secretos que le estaban vedados a quienes no fueran miembros.

Y bueno, antes de que pienses que el aprender de cerrajería es sinónimo de aprender a robar, te pediré un segundo de calma para que me dejes compartir contigo lo compartible de esas experiencias.

Por ejemplo, aprendí que no hay cerradura que valga para quien tenga el firme deseo de abrirla. La chapa más sofisticada y el cándado más reforzado era abierto por ellos.

Entonces ¿Para que sirve cerrar la puerta de tu casa? Pues para indicarle a la gente decente que no puede pasar.

Aprendí con ellos a utilizar las debilidades humanas para fortalecerme. Asustado, una vez le pregunte a uno de ellos (mejor dicho, reclamé) que se podría hacer para impedir los robos, si ninguna cerradura era invulnerable.

Y la respuesta fue que si bien las cerraduras no garantizan, la realidad marca que el ladrón siempre buscará el mínimo esfuerzo. Asi, si tu vecino tiene solamente una chapa y tu tienes tres, el ladrón preferirá abrir la otra casa y respetar la tuya.

Por ello, cuando quiero autoprotegerme de algún vicio, si una cerradura no me funciona, pongo dos o tres para evitar robarme a mí mismo la posibilidad de cambiar. Por ejemplo, si se que me cuesta trabajo levantarme y que apago el despertador aun dormido, pues me pongo un candado adicional dejando el reloj en otro cuarto.

Por la misma razónes es que se ponen las cerraduras ya sea en el piso o en lo alto de la puerta, en lugares que dificultan al ladrón estar usando ganzúas.

Reflexionando, así como un ladrón que conozca los secretos de la cerrajería abrirá cualquier puerta si se le da el tiempo suficiente, así, para ti, no importa cuantas puertas se te cierren, si aprendes lo adecuado y esperas tu momento, podrás abrirlas, porque como te decía, no hay candado o cerradura que sea invulnerable para quien sabe sus secretos, aun cuando no cuente con la llave.
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