Leyendo a Borges, me encuentro que describe de una manera especial estar enamorado.
"Entonces, ¿Qué es estar enamorado? Estar enamorado es percibir lo que de único hay en cada persona, eso único que no puede comunicarse salvo por medio de hipérboles o de metáforas."
"Eso me lleva a otra idea, la idea de que quizás toda persona sea única, y que nosotros no veamos lo único de esa persona que habla en favor de ella. Yo he pensado alguna vez que esto se da en todo, si no fijémonos que en la Naturaleza, o en Dios (Deus sirve Natura, decía Spinoza) lo importante es la cantidad y no la calidad. Por qué no suponer entonces que hay algo, no sólo en cada ser humano sino en cada hoja, en cada hormiga, único, que por eso Dios o la Naturaleza crea millones de hormigas; aunque decir millones de hormigas es falso, no hay millones de hormigas, hay millones de seres muy diferentes, pero la diferencia es tan sutil que nosotros los vemos como iguales." (Acerca de mis cuentos, Jorge Luis Borges)
Si hay un enemigo de lo mejor es la percepción de que todo será igual. Por eso me duele escuchar a mujeres lastimadas quejándose de que todos los hombres son iguales, porque así nunca encontrarán uno diferente. También por ello me entristece oir que la gente se resigna a que las cosas "son así", porque no tiene la capacidad de visualizarlas distintas y mejores.
Coincido con Borges en que en el enamoramiento descubrimos lo que hay de único en quien es objeto de nuestro amor. Y enamorarse da unas energías que transforman.
¡Qué dificil resulta a veces encontrar aquello único en lo que deberíamos amar! Ingratos en esencia, somos más afectos a encontrar defectos que virtudes y en esa búsqueda generalmente revelamos nuestros propios defectos. Por ello es fácil desenamorarse, cayendo en la búsqueda que deja de centrarse en lo unico y se desgasta en lo trivial.
¿Has escuchado a un infiel describir a su pareja? Hace una relación tan vasta de defectos y motivos para justificar engaños, que deja muy claro que ya no está enamorado; su amor murió cuando dejó de buscar lo único para salir tras lo banal.
¿Has escuchado las quejas de quien aborrece su trabajo? También centrado exclusivamente en todas las inconveniencias. Y qué hay de aquellos que se han dejado de amar a sí mismos, viéndose al espejo no perciben sino defectos y limitaciones y seguramente ya han perdido de vista lo especiales, únicos e irrepetibles que somos cada uno de nosotros.
Probablemente entonces uno de los secretos del amor está en desarrollar la capacidad de encontrar siempre el único motivo por el que deberiamos buscar el bien en medio de un mar de pretextos para hacer el mal; encontrar la única razón para hacer lo correcto en este mundo donde sobran los motivos para para no hacer lo que debemos.
Y aquí quiero dar un salto y llegar a ese Amor con mayúscula, el amor de Dios, quien en todo momento encuentra un motivo para amarnos, que todos los días nos brinda la oportunidad de corregir nuestras fallas y así darnos una nueva oportunidad de amar. Ese amor de Dios, que se brinda aun sin correspondencia, también nos enseña que podemos decidir a quien amar, no quien nos ame, tal como Dios nos ama a pesar de tenerlo tan olvidado.
Es decisión de cada quien buscar lo que hay de único y seguir encontrando razones para amar.
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