miércoles, 19 de enero de 2011

El confort de Mafalda



En 1964 nació la tira cómica Mafalda quien podemos decir que llevó a la fama a su creador Joaquín Lavado "Quino". En 1973 decide no volverla a publicar como tira cómica.

Así como el Quijote es más conocido que Cervantes, la niñita argentina protagonista de las tiras es más identificada que su creador y sin embargo éste decidió deshacerse de su motor de fama. Fue tal la conmoción en algunas personas que incluso por allí alguien sacó una tira falsa en la que Mafalda es atropellada por un camión (no se sabe si de sopa, de militares o de la policía), historia que el mismo Quino desmiente con gracia. Simplemente la dejó de dibujar y ya.

Viendo desde fuera, me imagino que para la vanagloria humana debe ser difícil deshacerse de aquello que te da fama ¿Por qué desaparecer una tira que era todo un éxito? Quino nos contesta así desde su página en internet:

Dejé de hacer Mafalda después de otros 10 años porque me di cuenta que me costaba mucho esfuerzo no repetirme, sufría con cada entrega. Cuando uno tapa el último cuadrito de una historieta y ya sabe cuál va a ser el final es porque la cosa no va. Y por respeto los lectores y a mis personajes y por mi manera de sentir el trabajo decidí no hacerla más y seguir con el humor que nunca dejé de hacer.

Existen algunas tiras cómicas que se han publicado por décadas, y tal como dice Quino, se tapa el último cuadrito y ya sabemos en qué van a terminar. Pero se siguen publicando porque son negocio y porque algunos chistes viejos son novedad para los lectores nuevos.

No dudo que de continuar Mafalda hubiera sido negocio, sus libros se convirtieron en clásicos pero admiro la decisión de salirse de la zona de confort y dejar algo por respeto a los valores propios.



Respeto...



Interesante palabra para tomar en cuenta a la hora de decidir qué hacer y que dejar de hacer ¿Cuántas Mafaldas tenemos que nos han dado fama, dinero o placer, pero que no es conveniente que sigamos haciendo? Un examen de conciencia nos puede dar la lista.

-La costumbre de llamarles solamente a tres clientes porque con esos cubro la cuota.
-La manía de no estudiar porque el maestro es tan tonto que no ve los acordeones.
-La mujer que dejaré de ver cuando yo quiera y que no me exige nada, a diferencia de mi esposa que me exige el gasto.
-El sobreprecio que le marco a los productos y que nadie nota, pero me representa buenas ganancias.
-Este empleo gris en el que ya le tome la medida al jefe.
-El nintendo que me entretiene a los niños mientras yo me duermo en el día.

Las historias con tramas como las arriba enunciadas, si las tapamos podemos adivinar el último cuadrito, comienzan "bien" y terminan mal.

Mafalda, la real, no fue arrollada por un camión de sopa, ese es un mito urbano. "Mafaldas", las que nos impiden el crecimiento, por respeto nuestro deberían atropellarlas con una aplanadora.
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