martes, 16 de febrero de 2010

Se quema la base

Alberto Quiroga V.


Uno de los juegos más populares es el llamado de "las traes" o "la Roña", que se juega entre varios niños y consiste en que uno de ellos trae la roña y la debe pegar a otra para quitarsela a si mismo. No solo se trata de correr rápido, sino también ágilmente para evitar ser tocado y contagiado.

Para tener un lugar de descanso, los niños suelen inventar bases, donde están protegidos y la roña no les puede ser pegada. Pero como para toda defensa hay un ataque, quien trae la roña puede obligar a los que se protegen a salir con una fórmula mágica.

A las tres se quema la base.

Y a las tres, todos a correr.

Los adultos, en nuestro juego diario, también inventamos bases, aunque ya no son los postes verdes o el árbol de enmedio del jardín. Las bases que inventamos son por ejemplo, la del "No es mi problema" o la del "Eso a mi que me importa".

Estar en nuestra base nos hace permanecer estáticos, sentirnos protegidos aun cuando los demás son contagiados.

Hace unas décadas, cuando la violencia contra las mujeres empezó en Ciudad Juárez, muchos se quedaron en su base pensando que ese era un problema muy lejano. Ahora, Ciudad Juárez está en la siguiente calle de mi casa, donde a una vecina le han secuestrado a la hija o a un vecino le han robado el auto a mano armada. Cuando escuchamos del problema del narcotráfico en Colombia, pensamos que estaba en Sudamérica. Hoy, el narcotráfico está en las narcotienditas o a las afueras de nuestras escuelas. Pero para escuchar narcocorridos que exaltan los valores de los narcotraficantes, se inventó la base de "la libertad de expresión".

Cuando los programas de televisión comenzaron a propagar la imagen del padre torpe y manipulable con un hijo astuto y sinvergüenza, se permitió que los niños vieran esos programas, porque era muy comoda la base de "No tiene nada de malo" con tal de que no dieran lata y no causaran problemas en la casa. Ahora abundan los hijos consumidores pero improductivos, exigentes aunque irresponsables.

Por perder de vista que lo que importan son los conocimientos y no las calificaciones, los padres inventaron otra base, la del "Yo pago y yo mando" y los maestros fueron obligados a no reprobar a algunos que lo merecían. Ahora tenemos muchos títulos y poca capacidad.

Todavía hoy, cuando se atacan ciertos valores, como la familia, el respeto a los padres o maestros, el matrimonio, muchos se quedan en la base de "Cada quien su vida" y se mantienen ajenos al problema en una posición fácil, pero también muy peligrosa.

Todas esas bases cómodas se están desmoronando, pues son ficticias como las del juego y se queman con mucha facilidad.
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