Alberto Quiroga V.
En días pasados tuvimos en nuestros medios informativos la lamentable noticia del asesinato de quince estudiantes en Ciudad Juárez. Con los motivos aun sin aclarar, la noticia fue rápidamente aprovechada por algunos, entre ellos los senadores, quienes expresaron su molestía por la violencia que existe en esa ciudad.
Si realmente les molestó, eso no lo sé. Pero si nos quedamos con sus declaraciones no a todos les molestó por lo mismo y así lo expresaron. Mientras unos decían que la violencia ha crecido por la falta de acuerdos entre los partidos para permitir un crecimiento económico otros se molestaban por la incapacidad del Gobierno Federal para combatir la violencia.
El mismo hecho, diferentes molestias.
Es una realidad que siempre existirán cosas que nos causen molestia. Es parte del proceso de crecer. El ser humano se transforma a raiz de intentar cambiar aquello que no le gusta. Pero un mismo factor de molestia puede tener diferentes efectos.
A alguien le puede molestar que a un compañero de trabajo le den aumentos por servirle de tapadera al jefe, pero la verdadera razón de la molestia puede ser porque:
A) Le parece injusto que los aumentos se den con base en servicios extralaborales.
B) El compañero le cae mal porque se jacta de ganar más haciendo menos.
C) El quisiera ser la tapadera del jefe y tener esos beneficios, pero no fue el elegido.
D) Cualquiera otra que se les ocurra.
La manera de reaccionar ante una molestia depende de la verdadera razón (a veces muy oculta en el subconciente) del por qué de la misma.
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En un curso planteé el siguiente ejercicio: Propuse a los asistentes imaginarse que llegaban a su departamento, ubicado en la parte media de un edificio, cansados, en la noche de un viernes de una semana muy agotadora, con ganas de dormir doce horas seguidas. Pero al salir del elevador, en el departamento de al lado, se escuchan los ruidos típicos de una fiesta fenomenal. ¿Cuál es la reacción? Enojo, fue la respuesta, con variantes que iban desde el reportarlos a la policía hasta el bajarles el interruptor de la luz.
La segunda parte del ejercicio cambiaba un poco la temática, ahora llegan en las mismas condiciones, pero resulta que en ese departamento vive su mejor amigo, a quien le deben mil favores y quien espera sonriendo desde su puerta para invitarlos a la fiesta. La reacción fue totalmente diferente aun cuando los hechos eran básicamente los mismos, cansados y sin ánimo de fiesta. Y nadie mencionó que iria con su amigo y le diría que le parece injusto tener una fiesta así en un edificio de departamentos donde además de ellos mismos, seguramente habría más personas cansadas deseándo dormir.
Creo que podemos aprender mucho de analizar lo que nos molesta y el por qué nos molesta, conoceríamos más acerca del cómo y por qué reaccionamos con enojo ante diferentes situaciones y eso siempre será una ayuda si queremos superarnos.
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