lunes, 25 de mayo de 2009
No lo tomes a broma
En días pasados, en un noticiero tuve la oportunidad de ver un video captado por las cámaras de seguridad de una tienda en Estados Unidos, en el cual se ve a un hombre herido que pide desesperado ayuda hasta que desfallece y cae. Al hombre le habían disparado a las puertas de la tienda departamental y murió minutos después.
Entrevistados, los testigos de este lamentable suceso dijeron que no lo ayudaron por considerar que era una broma, que el hombre solamente estaba fingiendo.
Que triste es ver que la sociedad se vuelve cada vez más insensible, al grado tal que un hombre muere porque nadie quiso correr el riesgo de ser víctima de una broma.
Y parto el problema en dos:
Nos hemos dejado educar por la televisión, la radio y la internet, que hacen de la burla y la denigración un argumento de venta. Someter a los demás a situaciones denigrantes se ha convertido en un atractivo insano para un público poco educado en valores como el respeto a la dignidad humana. Bromas en donde se juega con los sentimientos de las personas son cada vez más comunes y no se han detenido a pesar de los resultados funestos.
Hace poco, en la radio, de forma anónima, un joven confesó arrepentido haber jugado una broma al padre de un compañero, llamándole con el cuento de que su hijo estaba secuestrado. El señor falleció de un ataque cardíaco y lo peor de todo fue que su propio hijo estaba con los bromistas y participó en la broma.
En la televisión, decenas de personas son mostradas día a día, víctimas de bromas de mal gusto, pero que gustosas se aguantan la vergüenza con tal de "salir en la tele". Estoy seguro que otros no se prestan y reaccionan agresivamente, pero ellos no son mostrados.
Esta es la primera parte del problema, medios de comunicación que deforman conciencias y que muestran que es válido jugar con las personas. La segunda parte del problema está en aquellos que siguen esa escuela y utilizan esas técnicas para burlarse de sus semejantes.
No concibo, por ejemplo, que un padre sea capaz de ver que un bebé que camina tambaleante directo a una tina de agua, caiga en ella y patalee desesperado, mientras su padre filma despreocupadamente con una cámara y encima tenga la desvergüenza de publicar ese video para que todos puedan apreciar su pobre consciencia y burlarse de su hijo.
Videos aficionados en donde se golpea a personas, se les moja o quema mientras están dormidos, se les quita la escalera en la que se apoyan, se les mancha o quita la ropa, son ejemplos de que hay algunos que no solo se gozan en el daño, sino que lo promueven y exhiben.
También están los videos de accidentes, que lejos de ser utilizados como advertencia, son vistos como satisfactores de morbo. Personas que desperdician tiempo filmando en cruceros peligrosos a la caza de algún accidente debido a la presencia de hielo o diesel, en lugar de cooperar deteniendo el tránsito y avisando a quien corresponda para anular el peligro. Gente atropellada o choques suelen ser vistos con indiferencia, como si los cuerpos allí involucrados fueran sólo materia, sin alma, sin familiares, sin amigos.
El resultado es que nos hemos vuelto insensibles, hemos dejado de ver a los demás como semejantes para cosificarlos, denigrándolos a ellos y a nosotros mismos.
Quiero ponerme en el lugar de un hombre desesperado, pidiendo ayuda mientras se desangra dentro de una tienda. Quiero sentir la angustia de un padre por su hijo secuestrado, mientras sufre un paro cardíaco. Quiero sufrir la baja autoestima de un niño cuyo padre le tiene más apego a una cámara de video que a su hijo. Quiero imaginar el dolor y la angustia de un transeúnte que ve venir un camión que ha patinado en una calle o de un conductor que pierde el control de su vehículo para impactarse en un poste porque nadie le avisó de una superficie resbalosa.
Quiero solidarizarme con los familiares de estas personas fallecidas, a quienes la insensibilidad no toma en cuenta. Y esa solidaridad me lleva a no participar viendo esos programas de bromas, ver a propósito y mucho menos enviar videos donde se juega con el sufrimiento ajeno.
Los estragos de la insensibilidad son muy serios, para tomarlos a broma.
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martes, 19 de mayo de 2009
Jugando con la información
Los verdaderos líderes utilizan adecuadamente la información para comunicar. Es muy importante conocer la diferencia entre publicar datos y comunicar un mensaje.
En un caso muy personal, todos los días escucho en las noticias datos de puntos, índices y operaciones con referencia a los manejos de las bolsas de valores que no me dicen nada, pero que supongo han de ser muy importantes porque todos los días lo repiten y repiten. Tengo la impresión de que las economías y las bolsas van en sentido directamente proporcional, pero entran otros factores como especulaciones y demás que no me dejan hacer aseveraciones. En resumen, escucho los datos, pero me sirven de muy poco.
Los poderosos juegan con la información a su gusto. Dicen que en una competencia durante la guerra fría, norteamericanos y soviéticos mandaron cada quien a su mejor hombre para que compitieran entre sí, ganando el soviético. En la URSS los periódicos decían. El soviético primero, los americanos últimos.
En Estados Unidos, los periódicos maquillaron la información y reportaron: Nuestro hombre segundo, el soviético penúltimo.
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La información es poder. Cualquiera que ha sabido algo que otro no sabe conoce el sentido de la frase. En 1492, en medio del Atlántico, Cristóbal Colón empezó a jugar con la información. Reportaba a su tripulación una cuenta corta de distancia recorrida y llevaba el cálculo real en una cuenta secreta.
Colón confiaba en los cálculos, pero decidió jugar con esta información para poner de su lado el factor psicológico. Coinciden algunos historiadores en que es muy raro que Colón supiera con tanta precisión la distancia a tierra firme desde las Canarias, otros señalan la suerte que tuvo de encontrar America en medio del camino a las Indias, pero están de acuerdo en que manejar unas cifras conservadoras ayudó a controlar la tripulación y compensar retrasos.
Al final, Colón llegó a America con un ambiente en su tripulación favorable, que tal vez no hubiese sido el mismo si la cuenta real de las leguas marinas recorridas se hubiese sabido.
Algo interesante de esta etapa de la historia me sirve para reflexionar.
Efectivamente, Colón ocultó información, pero estaba consciente de ello, lo hizo con el fin de mantener a la tripulación animada y lo más importante, estaba en el mismo barco, si sus cálculos fallaban él también moriría.
En las empresas, veo también un juego con la información pero torpe. Se oculta la información, pero se hace para generar desánimo, de manera torpe y quien generalmente manda la información equivocada da la apariencia de ir en otro barco, ajeno al de la tripulación.
¿Que sucede cuando una empresa, para negar aumentos o premios sistemáticamente manda señales de que las cosas van mal? Pues genera desconcierto.
Colón difundía distancias que sonaban reales, y quitaba en promedio 70 u 80 leguas. Algunos empresarios mandan mensajes tan desesperanzadores que la conclusión de sus empleados es para que trabajamos si no sirve de nada.
Decir que una empresa va mal cuando no lo va es una motivación coercitiva y contraproducente. Sin embargo es un vicio en muchos empresarios en México, quienes me dan la idea de malos actores pues pocos les creen que trabajan por amor o caridad.
Una ocasión me comentaba el dueño de un taller que su mecánico le quería cobrar más porque estaba reparando más carros. El dueño se negaba con el pretexto de que si bien reparaban más autos, las cosas estaban más caras y la situación estaba difícil. Al pedirme mi opinión le dije: ¿Tú sigues cobrando lo mismo aunque reparas más carros? ¿No verdad? Entonces, ¿Por que quieres que tu mecánico se conforme con menos?
Jugar con la información es conveniente, por ejemplo, en la calle no me conviene que nadie sepa cuanto dinero tengo o si cargo un teléfono celular caro. Pero el juego de la información debe ser bien jugado, mandar mensajes irreales ya sean negativos o positivos cuando la gente espera o percibe lo contrario, es contraproducente.
Por eso me agrada el caso de Colón. No trató a sus tripulantes como ignorantes mandándoles mensajes de que todo iba superbien (o supermal, si hubiese sido el caso), les mandó mensajes creíbles y con el afán de que no desfallecieran. Estuvo consciente de sus decisiones y conocía la información real, y por supuesto, iba en el mismo barco.
Algunos líderes y empresarios deberían de aprender de él.
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viernes, 15 de mayo de 2009
Lo que nos dejó la influenza
Escribir de esto va a ser difícil, porque la situación se polarizó tanto que a fuerza pisaré algún callo, pero considerando que traigo pantunflas me arriesgaré. Yo no quiero contribuir a la polarización. Si crees que fue mentira, está bien para mi, y si crees que fue verdad, también está bien. Solamente permiteme reflexionar y compartir estas reflexiones contigo.
¿Qué nos podría dejar la influenza?
El temor de una enfermedad nos llevó a estar pendientes de la salud del prójimo. Un estornudo que antes sería desapercibido, ahora era monitoreado. Comenzamos a preocuparnos por saber si el compañero de viaje o de trabajo estaba enfermo o no, para evitar el contagio. Y si de ahora en adelante nos preocupamos por la salud de nuestros compañeros, ya no para evitar el contagio sino para apoyarlo en la enfermedad, ¿No sería una buena enseñanza?
Comenzamos a usar cubrebocas, tomamos conciencia de que lo que sale y entra por nuestra boca podría ser peligroso. Nuestra saliva podría ser dañina y el pacto era: yo no te contagio y tu no me contagias. Traer la boca tapada nos hizo tomar conciencia de que podemos dañar.
Y si a partir de hoy, lo que aplicabamos a nuestra saliva lo aplicamos a nuestras palabras y frases hirientes. Nos ahorrariamos muchos problemas ¿Verdad?
Lavarse las manos es una costumbre que ojalá se quede. Traer las manos limpias es fundamental para la salud del cuerpo. Si aprovechamos la inercia y recordamos que la conciencia limpia es fundamental para la salud del alma, tendremos allí otra buena enseñanza.
La influenza a mi me recordó lo volatil que pueden ser las cosas terrenales. Un negocio que va bien de golpe desaparece. Si bien fueron dos semanas, tal vez seis no las hubiera soportado. Dos semanas sin trabajo me afectó económicamente, no solo por lo que dejé de percibir sino por lo que tuve que pagar y lo que se desperdició, como la publicidad que habia hecho para los eventos que se cancelaron.
El impedimento de trabajar fue real y no se pudo hacer nada. Una señora me decía: A partir de ahora, no puedo vivir al día. Si a raíz de esta situación aprendemos a planear y a ver en el mediano, largo plazo y eterno plazo, eso sería una enseñanza maravillosa.
La influenza también me enseñó que podemos vivir con menos, que podemos convivir como familia, que debemos tener capacidad de abandonar y renacer.
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Un maestro pequeñito.
La ciudad se paraliza,
las clases se suspenden,
las calles se vacían,
los comercios cierran…
El hombre,
antes orgulloso de sus logros,
por momentos se siente pequeño a pesar de
sus grandes edificios,
poderosas máquinas y
modernas computadoras.
La enfermedad desconocida lo sume en la incertidumbre.
Un maestro pequeñito,
diminuto,
microscópico,
le enseña al hombre la humildad,
que lo verdaderamente importante no está aquí,
en la Tierra,
que sólo estamos de paso y
que nuestros planes deben ir más allá de acumular bienes
en un mundo tan incierto que
hasta un pequeño virus lo puede tambalear.
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domingo, 10 de mayo de 2009
¿Legalizar las drogas?
En México vivimos ciclos que no debieran repetirse porque suelen ser dañinos. Uno de esos ciclos es trienal y sexenal y es el ciclo de las falsas y absurdas promesas, el de los pasados olvidados y los futuros fantásticos.
En tiempos electorales, se le mandan al pueblo mensajes abusando de su ignorancia, porque aunque nos duela, los mexicanos somos un pueblo ignorante y poco dado a la reflexión.
Nuestro nivel de lectura es mínimo y la capacidad de pensamiento también. Las pruebas en las escuelas suelen privilegiar la memorización de datos pero no los procesos intelectuales como el razonamiento y la creación.
Por ello, veo con preocupación que por un lado un partido político propone legalizar las drogas y por otro personas apoyan eso con la salida simple de que legalizándolas se acabara el narcotráfico.
La propuesta de ellos es muy simple: Si las drogas se legalizan, pagarán impuestos, saldrán los narcotraficantes de la oscuridad y dejarán de matar, crearán fuentes de empleo y...
Veamos la propuesta hipotéticamente echada a andar y hagamos un ejercicio simulador, dando por hecho que ya las drogas están legalizadas. Compararemos y pronosticaremos comportamientos utilizando escenarios reales dependiendo del caso.
Escenario Simulado: Se legalizan las drogas, se regula su venta, distribución y fabricación, se emiten tasas impositivas a esta actividad.
a) Se emite el Reglamento para la venta y distribución de drogas. Se limita su consumo a solo mayores de 18 años, lo cual nos garantiza que solamente los mayores de edad consumirán drogas, bajo su propia responsabilidad.
Comentario: Nada impedirá que las drogas sigan llegando a los niños, actualmente hay niños de 13 años se inician en el consumo del tabaco y el alcohol, que también está prohibida su venta y consumo a menores de edad. Sin embargo, la prohibición inhibe aunque sea un poco que los niños tengan acceso a esos productos. Por el contrario, la salida de la publicidad de esos productos (tabaco y alcohol) y el no asociarlos a deportes y otras actividades ha frenado su consumo.
b) Los narcotraficantes salen a la luz, desarrollan laboratorios y se dan de alta en Hacienda, creando fuentes de empleo.
Comentario: Está demostrado que mientras sea más rentable vivir en la ilegalidad, las empresas permanecen así. Tenemos el ejemplo claro de la piratería en películas y software, en dos actividades que están legalizadas. El escenario nos plantea que se seguirían vendiendo drogas ilegalmente. Las empresas que vendan drogas legales tendrán el mismo problema para sobrevivir que tuvieron los negocios de renta de videos.
c) Como las drogas son legales, dejaran de ser atractivas.
Comentario: Quien arguye esto demuestra un desconocimiento total del comportamiento y la fisiología humanos. Los vicios humanos se dan tanto en cosas legales como ilegales. Entendiendo vicio como mal hábito, comprar compulsivamente es un vicio y muchos millones de personas están endeudadas porque maliciosamente hubo quien puso al alcance de su mano tarjetas de crédito para que gastaran y mantenerlas atadas, al igual que en las tiendas de raya pre-revolucionarias. Fisiológicamente hablando, las drogas provocan adicción y tolerancia, dos efectos perfectamente comprobados que llevan al consumidor a un círculo vicioso: No pueden dejar de consumir drogas y cada vez lo tienen que hacer en más cantidad y en dosis mayores.
Bueno, no quiero extenderme más. Comparto contigo estos tres argumentos con sus pros y contras. Pero en mi modo de ver, legalizar las drogas, es un simple argumento buscavotos y nada más, así de simple, como su propuesta.
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jueves, 7 de mayo de 2009
Un escritor bueno
Me gusta leer a Miguel de Cervantes. Me gusta porque además de ser un buen escritor se preocupó por ser un escritor bueno.
Basta leer su autorretrato en el prólogo a Novelas Ejemplares para constatar mucho de esta bondad que ahora algunos podrían tachar de tontería.
En un mundo donde el sensacionalismo lleva a publicar noticias donde el escándalo es el motor de venta, Cervantes menciona que preferiría cortarse una mano a dañar a alguien con sus escritos. "Una cosa me atreveré a decirte: que si por algún modo alcanzara que la lección de estas novelas pudiera inducir a quien las leyera a algún mal deseo o pensamiento, antes me cortara la mano con que las escribí que sacarlas en público."
Creo que la bondad que en él existía fue uno de los pilares para poder soportar algunas de las situaciones difíciles que vivió. Cervantes fue cautivo de los turcos durante cinco años y medio, pero no les manda un sólo reproche en su escrito. Antes bien, agradece a la vida la oportunidad de aprender a tener paciencia en las adversidades.
Durante su cautiverio, planeó varias fugas que fracasaron trás las cuales valientemente aceptó su responsabilidad frente a los captores de tal manera que sus compañeros no fueran castigados injustamente. Debido a una confusión, es considerado una persona rica en España por lo que los turcos pidieron un rescate de 500 ducados para liberarlo (Toda una fortuna). Cuando su familia por fin envia parte del dinero, sin dudarlo prefiere que sea liberado su hermano Rodrigo.
Conocido como el manco de Lepanto, no le reclama a la vida perder el movimiento de la mano izquierda, por el contrario, maneja que "Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo; herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlos V, de feliz memoria"
Conocer a Cervantes es conocer a un escritor pobre y no a un pobre escritor. Leer con atención a Cervantes es leer a quien busca crear ejemplo, quien busca ser bueno antes que ser famoso.
Comparto contigo el prólogo de Novelas ejemplares, en donde se conoce a una persona feliz consigo misma. Se que tú sacaras más conclusiones.
Si deseas leer el prólogo a las Novelas Ejemplares haz click en el siguiente vínculo. http://albertmingo.blogspot.com/2009/04/novelas-ejemplares.html
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martes, 5 de mayo de 2009
Soñar si cuesta
Dicen que soñar no cuesta nada y quien inventó la frase nos hizo la invitación a soñar porque lo gratuito es atractivo. A pesar de ser gratis, conozco a gente que se resiste a soñar, a creer que puede ser mejor, que puede ser feliz. ¿Por qué se resisten a soñar? ¿Qué acaso no es gratis?
Entonces he llegado a la conclusión que soñar cuesta, porque al tener un sueño hay que actuar en consecuencia.
Yo no puedo soñar que soy una excelente persona si no estoy dispuesto a pagar el precio de deshacerme de mis vicios y mis errores.
Yo no puedo soñar que tengo derecho a ser feliz si desde siempre me han programado para no serlo, porque al soñar la felicidad tendría que pagar el precio de romper con esquemas que podrían quebrar mi mundo tal como lo concibo.
Entonces soñar si cuesta.
Los psicólogos han identificado lo que se ha dado en llamar el temor a la prosperidad, y que provoca en quienes lo padece un miedo a mejorar. Quienes lo sufren, rechazan puestos de importancia, pierden negocios, terminan relaciones provechosas, se endeudan sin necesidad. Por diferentes razones, personas con temor a la prosperidad renuncian a lo otros consideran bueno porque se sienten inmerecedores de ello.
Me atrevo a pensar que estas personas tienen conciencia de que pueden alcanzar sus sueños, pero psicológicamente no pueden pagar el precio porque se sienten inmerecedores de ello. Conforme a esta situación, limitan sus sueños para no sentirse dañados.
En el extremo contrario, está la gente que no le teme a la prosperidad, pero que se queda con la idea de que el soñar es el fin cuando debe ser el principio. Las grandes hazañas y empresas han comenzado con un sueño, pero eso fue el principio y quienes las realizaron pagaron el precio de ese sueño.
Quienes piensan que soñar no cuesta nada y se quedan en el sueño, son como aquel que ve el cartel de una película y se conforma con imaginarse de que se trata, porque no compra el boleto para verla.
Debido a inexactitudes de nuestro idioma, nosotros decimos tengo sueño cuando deberíamos decir quiero dormir. Sin embargo sabemos que dormir y soñar son estados distintos. Tal vez esta confusión sea la que nos lleve a estados somnolientos cuando tenemos un sueño, y nos quedemos dormidos cuando debiéramos estar despiertos en pos de él.
Por mi parte, considerando que solamente en el diccionario el éxito está antes que el trabajo, yo me propongo cambiar a título personal la frase y decir:
Soñar si cuesta, pero si el sueño es bueno bien vale la pena pagar el precio.