martes, 6 de julio de 2010
Software precargado
Creo que nos ha pasado a todos los que usamos computadora. Ya sea porque estábamos jugando, picando por aquí y por allá o porque alguien nos lo muestra, que descubrimos que nuestra máquina cuenta con un programa que nos permite hacer algo que nosotros no sabíamos.
Recién que entré a una compañía de montajes de exposiciones, me fue asignada una máquina. Estando yo en ventas, comencé a hacer mi base de datos en Excell pero sabemos que mientras más información manejemos de un contacto, más grande debe ser la hilera de datos. El problema crecía cada vez que se debía poner un concepto más, pues yo tenía que agregar una columna y aquello se tornó inmanejable.
Intenté usar otro programa, pero no hallaba algo que me funcionara hasta que mi compañero de ventas, Juan Manuel, revisando mi máquina me dijo que yo sufría en vano porque tenía en ella cargado el Filemaker y que ese programa era muy bueno para las ventas, porque se podía manejar a placer toda la información necesaria de un cliente en una sola pantalla.
El ícono del programa lo había visto muchas veces, pero jamás me interesó siquiera abrirlo. Conforme mi amigo me fue enseñando a usarlo, leí los manuales que conseguí y practiqué en él, comprobé lo práctico y manejable que era. Ahora suelo usarlo en el manejo de todas las bases de datos que manejo de clientes y alumnos.
Pero de vez en cuando recuerdo todas las veces que vi el programa y lo dejé, ignorante de su potencial.
Hace poco, en semana santa, transmitieron por televisión abierta la Pasión de Cristo, de Mel Gibson y alguien comentó, con mezcla de ignorancia y malicia, que es imposible que un humano haya resistido semejante tortura al hablar de la flagelación y crucifixión. Sí bien lo relevante en este caso es la voluntad de Cristo de ir al suplicio, la realidad es que quien estudie la historia, sabrá que la tortura era práctica común en la antigüedad (algunos saben también que actualmente se hace una tortura más refinada) y que el instinto de supervivencia del ser humano lo lleva a soportar niveles de dolor que no nos podemos imaginar, por lo que los ajusticiados sufrían penas terribles y las soportaban vivos.
Madres cuyos hijos se han visto en peligro han realizado proezas extraordinarias, como caminar descalzas por horas en la oscuridad después de un accidente en la carretera o han sacado a sus hijos de las llamas ante un incendio. Lo curioso es que tal vez esas mismas madres no se levanten de su cama sin pantuflas o le tengan miedo a encender el calentador. Pero en caso de auxilio para un hijo, se han olvidado de todo.
Cualquier persona, en una situación de peligro, con la suficiente descarga de adrenalina en su sangre, puede desarrollar fuerza o rapidez para huir del peligro o enfrentarlo, reaccionando como no se imaginarían en situaciones normales.
Estudiantes mediocres, con el adecuado motivador, que bien puede ser la visión de un futuro pobre en resultados, el temor al castigo o el aliento de alguien que consideren importante, pueden dar un giro y convertirse en estudiantes brillantes, ante la sorpresa de sus maestros, quienes incluso llegan a sospechar que algo raro está pasando.
Platicando en una ocasión con un experto en computadoras, me mencionaba que la mayoría de la gente utiliza la computadora como máquina de escribir y como teléfono "escrito" pero que son pocos lo que la utilizan para desarrollar proyectos, almacenar y controlar información y así crear soluciones. Muchos, inclusive, utilizan el procesador de textos para almacenar datos y el administrador de datos como procesador de textos; los programas de dibujo para hacer cartas y cosas por el estilo.
A semejanza de ello, existen personas que ocupan algunas de sus habilidades equivocadamente, por ejemplo, su capacidad de convencimiento para engañar o estafar o su facilidad de palabra para envolver. Otros utilizan su capacidad de análisis para detectar las debilidades de los demás y aprovecharse de ellas. Estos traen un buen software precargado y lo utilizan perversamente para lo que no les fue dado.
Pero por otra parte, muchos sufren porque no encuentran en sí mismos la capacidad de resolver problemas cotidianos, porque miran dentro de si mismos y no hallan las herramientas adecuadas, piensan que no tienen sino unos cuantos programas cuando es casi seguro que Dios les "cargó" muchos más. A ellos, tal vez la costumbre o el desaliento les impida ver esas capacidades y sí está en nuestras manos hacerles ver ese potencial escondido, es cuestión de caridad darles a conocer esos "programas".
Quien siempre utiliza los mismos tres o cuatro, sufre de limitaciones. Existen programas populares, esos que usan todos. Existen también aquellos que solamente utilizan algunos cuantos, ya sea por falta de publicidad o por pensar que con los demás se tiene cubiertas las necesidades. Quien conoce y utiliza muchos programas diferentes tiene más opciones a utilizar ante diferentes situaciones.
Los humanos solemos utilizar, aun sin darnos cuenta, programas como el pesimismo, el rencor, la envidia, que como motivadores negativos a veces nos llevan al resultado y de allí pensamos que funcionan. Otros programas son más positivos y mejores, pero suele desconocerse su uso y peor aún, su existencia. Capacidades como la reflexión, la meditación, el perdón, la oración, la visualización creativa, viene precargadas en todo ser humano y si no funcionan bien es por falta de práctica.
¡Vamos revisando nuestro software precargado!
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Agradezco poder leer este y otros excelentes artículos que hacen reflexionar. Felicidades
ResponderEliminarRicardo Moya Z.