Sigo estudiando a Kaoru Ishikawa, de los llamados padres de la calidad y el punto a compartir el día de hoy es la sugerencia que nos hace de no confundir los medios con los objetivos.
Muchos de los planes fracasan porque se valora equivocadamente que es solamente un medio para conseguir un fin y cual es el fin en si mismo.
Emma Godoy, la famosa escritora, hablaba de que las propuestas matrimoniales estaban mal planteadas cuando se hacía la pregunta ¿Te quieres casar conmigo? Ella mencionaba que la pregunta correcta es ¿Quiéres envejecer conmigo? Porque la ceremonia es cosa de una hora, envejecer, soportar, tolerar y apoyar es cosa de todos los días. Emma mencionaba que las parejas fracasan en parte porque piensan que el objetivo es casarse, cuando debería ser solamente un medio para poder crecer como pareja, que es el fin.
Los estudiantes de preparatoria se hacen constantemente esta pregunta ¿Qué quiero estudiar? cuando la pregunta correcta debe ser ¿A qué me quiero dedicar? y de allí partir para aprender lo que les permita el poderse dedicar a lo que desean. Una carrera se hace en varios años, pero saliendo se pueden llevar la sorpresa de que lo que estudiaron en los libros tiene una realidad diferente en el campo laboral.
¿Cuántas veces hemos visto que se anuncian planes con mucha fastuosidad para que acaben sepultados en el olvido al poco tiempo? La respuesta puede estar en que se confunde que el plan es solamente un medio y no el fin.
Los humanos solemos relajarnos cuanto hacemos propósitos, probablemente por pensar que ese es el objetivo y muchas veces nos quedamos en eso, en el propósito y no concretamos. Es aquí donde entendemos por qué se dice que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. Un buen plan o una buena intención no es garantía de que las cosas saldrán bien.
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