La ley anti-inmigrantes de Arizona ha causado mucho enojo y molestía. Con la nueva normativa, los agentes podrán detener a cualquiera persona para verificar sus documentos de identidad en caso de que tengan una "sospecha razonable" de que pueda ser indocumentada. De allí a asociar a cualquiera que no tenga papeles con delincuencia hay sólo un paso.
¿Qué es una sospecha razonable? ¿El color de la piel o la forma de andar? ¿La forma de vestir? ¿El idioma o el tono al hablar?
Muchas personas y asociaciones están molestas y con razón porque la "sospecha razonable" deja abierta la puerta a la discriminación, a que se imponga la fuerza y no la razón, a que se pondere el odio y no el amor.
Pensando en estas injusticias, me he ido vagando por mi México y me he encontrado con otras "sospechas razonables" que nadie ataca y que muchos toleran.
Por ejemplo, te registras en un hotel y te obligan a firmar un voucher con la "sospecha razonable" de que si consumes algo tal vez no lo quieras pagar y te fugues del lugar como delincuente, por ello se protegen. Sospechan que les puedes robar.
Una chica pueblerina no encuentra trabajo en la ciudad, es asedia y molestada por la policía y humillada por la sociedad por la "sospecha razonable" de que todas esas mujeres son iguales, vividoras y sin ganas de hacer algo, condenándolas a no tener acceso a estudios o empleos dignos. Aun con papeles, aquí discriminamos a los mismos paisanos.
Los mexicanos no somos libres de elegir a quien queremos sino a quienes nos propongan los partidos políticos, por la "sospecha razonable" de que somos inmaduros para la democracia y necesitamos que nos lleven de la mano y nos guien esos cojos y ciegos que han demostrado ser nuestros gobernantes.
Las televisoras nos ofrecen basura con la "sospecha razonable" de que no estamos (ni debemos estar) preparados para una televisión más abierta, cultural, formadora e inteligente.
Miles de mujeres son golpeadas y agredidas por celos con la "sospecha razonable" de que algo hicieron y nuestra sociedad machista sigue tolerando a los agresores.
Y yo en lo personal, he cometido injusticias con quienes me rodean con la "sospecha razonable" de que son como yo no quiero que sean, adoptando un papel de juez que no me corresponde.
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