miércoles, 5 de mayo de 2010

Catálogo de injusticias

Alberto Quiroga Venegas

Se me ocurre un experimento.

Supongamos que queremos hacer un catálogo de injusticias y le pedimos a los participantes que nos ayuden con propuestas. Considerando la mentalidad humana, el listado sería de injusticias sufridas pero no de las cometidas, y de allí sería injusto, pues tal vez son más las que cometemos que las que padecemos y el listado quedaría incompleto.

Hablando de injusticias, lo que nos hacen tiene un peso mucho mayor que lo que hacemos. Pero en consciencia, nuestro actuar tiene una responsabilidad de nuestra parte porque eso es nuestra elección. Yo no puedo decidir que los que van detrás de mí en la calle no me insulten si mi auto falla. Pero si puedo optar por no insultar a quien sufre la avería. Tampoco puedo evitar que alguien hable mal de mí, difamándome, pero si puedo evitar difamar a otros.

Si fuéramos capaces de hacer un catálogo de las injusticias que hacemos y de las cuales minimizamos (porque así nos conviene) sus efectos, podríamos hacer algo de inmediato para resolverlas porque está en nuestras manos. Hacer un catálogo de las injusticias sufridas podrá ser desgastante, porque muchas de ellas no pueden ser evitadas o el recuerdo se ha encargado de hacerlas cada vez más grandes.

Leí una vez una frase de un escritor del cual no recuerdo el nombre y que dice así: Jamás hagas daño a nadie conscientemente, el mal que hacemos sin darnos cuenta basta y sobra para abrirnos las puertas del infierno.

Dejando de lado la discusión teológica de si existe el infierno o de que no se peca si no hay consciencia, la frase por si misma nos regala una reflexión importante: Tal vez hemos recorrido está vida dañando a quienes tenemos cerca, no a propósito, pero a final de cuentas dañando. Y en la lista de personas dañadas pueden estar nuestros padres, hermanos, hijos, pareja y amigos. Cosa terrible, pues es con quien más justos debemos ser.

Claro que si no nos damos (o queremos dar) cuenta de las injusticias que hacemos pues tampoco las podremos catalogar. Así que la opción sería comenzar por las que si tenemos presentes aunque arrumbadas en la memoria. Después, continuar buscando esas injusticias que hacemos sin darnos cuenta buscando en el espejo de los demás, observando lo que ellos hacen sin notar pero que nuestro ojo crítico si capta. Siendo humanos como somos compartimos genes y por tanto compartimos la potencialidad de virtudes y defectos.

Identificando esas injusticias, que no por inconscientes dejan de dolerle a quienes las cometemos, ya será nuestra decisión sacarlas de catálogo. De nuestro catálogo.
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1 comentario:

  1. Excelente reflexión mi amigo, lo mismo opinan mis seguidores de twitter. Un abrazo y felicidades
    PD Dejémonos de injusticias YA!!!

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