Ricardo Arjona, en su canción "Jesús Verbo, no sustantivo", hace una referencia, o mejor dicho, expresa una queja, hacia aquellos que lo bautizaron .
La estrofa dice así:
"Me bautizaron cuando tenía dos meses y a mí no me avisaron
hubo fiesta, piñata y a mí ni me preguntaron
bautízame tu Jesús por favor así entre amigos
sé que odias el protocolo hermano mío"
A mi también me bautizaron, pero no a los dos meses. Me bautizaron a los diez días. No se si hubo pastel, o piñata, porque mis padres no me platicaron si hubo fiesta posterior al bautismo, seguramente porque para mis padres, la fiesta fue el Bautizo. Tal vez Arjona tuvo unos padres a quienes les importo más la fiesta que lo que iba a recibir su hijo. No lo sé.
Hay muchas personas que reclaman que no les pidieron permiso para bautizarlos. Particularmente, me he encontrado a varios. Y a raíz de esta canción de Arjona, hay quienes han hecho propias esas estrofas y repiten cuando pueden que fueron bautizados sin pedirles permiso.
Ahora voy a hablar de mis vacunas. A mi tampoco me pidieron permiso para vacunarme. No me acuerdo personalmente, pero recordando en mi hijo, seguramente lloré como lo ha hecho él cuando lo inyectan. También me dieron de comer papillas que ahora me saben horrible, y tampoco me preguntaron nunca si prefería comer otra cosa diferente a hígado molido.
Sin embargo, no le guardo rencor a mis padres. Nunca me preguntaron si quería ser bautizado, ni inyectado, ni si me gustaba el hígado molido. Pero se que ellos lo hicieron porque pensaron sinceramente que era lo mejor para mi. Me pusieron mis vacunas inyectadas, para protegerme de las enfermedades. Me dieron de comer aquello que pensaron que me alimentaría mejor, y me bautizaron, porque creían firmemente que la gracia de Dios vendría a mí en ese bautismo, y que Jesús mismo estaba personificado en la persona del sacerdote.
Por eso no puedo cantar con Arjona, porque no acarreo resentimientos hacia unos padres que hicieron lo que creían mejor para mi, aun cuando no me pidieron permiso.
Y tampoco puedo cantar esa estrofa, porque tal vez se le olvido a Arjona que Jesús es el Verbo, pero que también es Amor (así, con mayúsculas) y en ese amor perfecto no cabe el odio, ni siquiera al protocolo.
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