Alberto D. Quiroga V.
Más de una vez me han preguntado en algún curso que por que si le echan ganas al trabajo les va mal.
Y esa es una muy buena pregunta.
¿Por que si una persona se esfuerza, sus esfuerzos no siempre se ven recompensados?
La respuesta puede ser muy sencilla.
Un hombre quería ganar una carrera. Se preparó, entrenó, cuidó su alimentación y sus hábitos, y se presentó a tiempo el día de la carrera.
Pero nunca llegó a la meta. Al escuchar el disparo, nuestro hombre comenzó a correr en sentido contrario, y lo hizo con todo su esfuerzo, como nunca, pero en la dirección equivocada.
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He aquí la importancia de tener las metas y los objetivos bien definidos.
Correr en el sentido equivocado, no te acerca al objetivo, te aleja y mientras más fuerte corras, mas te distanciarás de tu meta.
Un ejemplo práctico de esto es solicitar un préstamo bancario sin tener claro para qué y cómo se va a usar, y sin tener las bases administrativas necesarias para controlarlo.
En lugar de ayudar a la persona que lo solicitó, la perjudicará, porque no le resolverá los problemas y la endeudará más.
Hace tiempo platicábamos que las buenas intenciones no garantizan la efectividad de un proyecto, ahora agregaré que el entusiasmo por sí mismo tampoco. Es importante, pero no lo es todo.
En conclusión: No basta correr con todas tus ganas, debes correr en la dirección correcta.
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