Los expertos en finanzas recomiendan a quienes buscan salir de un bache financiero la venta de productos o servicios porque es un negocio que en muchas ocasiones se puede empezar con una mínima inversión y generar ganancias casi de inmediato. Pero al tiempo que casi cualquier persona puede vender, son muy pocos lo que lo hacen bien.
Las ventas son todo un arte.
Todos podemos estar detrás de un mostrador, pararnos en una esquina con una mesa con dulces o caminar por la calle con un catálogo de cosméticos. En sí mismas, esas actividades no representan ningún problema. Es al momento de abordar al cliente donde la cosa se pone difícil. Desde la forma de mirar, de saludar o la postura corporal, el vendedor comienza su labor.
El buen vendedor es consciente de que vende todo el tiempo, el malo se concentra sólo a ratos.
Muchas veces sin darnos cuenta, otras notándolo y aunque no queramos la verdad es que todos vendemos todo el tiempo. Cada que entramos en contacto con un semejante, le vendemos una idea y una imagen de nosotros mismos. Es por ello que a algunos les cuesta tanto trabajo encontrar un nuevo empleo o colocar un producto, porque solamente al momento de la entrevista se concentran en la venta y descuidan el otro 99% del tiempo que también son evaluados.
Se han dado situaciones tragicómicas en las que un aspirante a un puesto ofende a una persona para acabar descubriendo minutos después que es ella quien decidirá si se queda o no con el empleo. Otras veces una venta se ha caído porque el vendedor hizo un comentario obseno hacia cierta muchacha que acabó siendo la esposa del potencial cliente.
En las ventas de tiempo completo, es difícil catalogar de respetuosa a una persona a la que has visto ocupar cínicamente un cajón de minusválidos ni tampoco te sientes seguro con ella si la has visto mentirle a su esposa por el teléfono. Aun no queriendo, el verdadero temperamento aflorará sobre el actuado y aun cuando es verdad que se puede actuar de acuerdo a un personaje por años, hasta el mejor actor se termina hastiando (Creo que es esa la razón por la cual muchos motivadores profesionales al tiempo acaban en el total anonimato).
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