jueves, 18 de agosto de 2011

El juego Inteligente



Me saca de mis casillas...
Cree que no me doy cuenta que todo lo hace por molestarme...
Como sabe que no me gusta que tome mis llamadas lo hace a propósito...
Y claro, como odio que toque ese tema a cada rato lo hace...
Luego luego me di cuenta que esa indirecta era para mí...


Frases como estas pueden ser señal de un estado de enojo que puede derivar en enfermedades, molestias, desganos y muchas cosas más. Pero algo que puede ser interesante es que en muchas ocasiones lo que nos molesta en realidad no tiene en sí consecuencias reales y somos nosotros mismos quienes acentuamos sus efectos.

Martha tenía problemas en su casa; su reciente despido era muy difícil de superar y lo que lo hacía todo más duro era que una vecina del edificio aprovechaba cualquier situación para recordárselo. Lo hacía de manera indirecta pero clara, con frases como: "Pues como yo si tengo un empleo ahi la llevo pero de que está dura la crisis está dura". Y lo peor era el tonito con cierta burla que ocupaba para decirlas.

Martha estaba harta hasta que un día comenzó a jugar el "Juego Inteligente"
El juego consistía en no enojarse, en ignorar en lo posible, en buscar estrategias para no caer en las provocaciones, en imaginar que detrás de la provocadora en realidad existía una persona débil y centrada en los demás y no segura en sí misma.

El "Juego Inteligente" era a veces como un juego de cartas, a veces como la lucha libre, y para cada llave Martha jugaba a encontrar la contrallave.

Así que si escuchaba "Debe ser horrible estar desempleada" ella pensaba "También es horrible tener trabajo y estar quejándose de él todos los días". Si la compañera centraba la platica en los altos índices de desempleo, ella lo tomaba a broma imaginándose que gracias a ello ya salía en los periódicos. Si la vecina decía algo para "ofender", ella ganaba puntos si no se daba por aludida. Más tranquila al respecto por el juego, durante el desarrollo del mismo aparecieron dudas razonables ¿Realmente cuando dice esas frases son para ofender? ¿Ese tono es de burla o yo lo escucho así?

Cuando Martha comprendió que esas frases poco podian dañarla si ella no lo permitía dejó de invertir tiempo en rencores y se enfocó en buscar trabajo. Descubrió que a cualquiera le puede pasar ser despedido y que en realidad las frases que le herian tomaban peso no en la boca de la vecina sino en su propia percepción, hasta se sorprendió a sí misma porque llegó a la conclusión de que había dado sentido ofensivo al mensaje y que tal vez detrás de los comentarios de la vecina había una solidaridad mal interpretada.

Al final, como en los cuentos de hadas, la vecina, de tan preocupada que estaba por el desempleo le pasó la información de una buena vacante y Martha dejó de ser desempleada.

Jugar el "Juego Inteligente" tiene sus ventajas.
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