domingo, 22 de mayo de 2011

Paradoja de la baja autoestima


La autoestima tiene unas extrañas paradojas, concretamente a veces cuando se tiene muy baja autoestima se sufre por tenerla muy alta.

Muchas veces me he detenido a pensar lo difícil que es platicar o convivir con algunos que tienen la autoestima baja porque de repente se sienten aludidos por todo. Un simple comentario lo reciben como ofensa, platicarle de tus triunfos lo interpretan como burla e incluso un halago lo toman como agresión sarcástica.

Un análisis me lleva a la siguiente hipótesis: Estas personas con baja autoestima sufren porque en realidad la tienen muy alta, pero no la canalizan adecuadamente.

¿Por qué digo que tienen la autoestima baja? Porque se sienten inferiores, débiles, incapaces.
¿Por qué digo que simultáneamente la tienen muy alta? Porque se sienten tan importantes como para creer que todo el mundo se confabula alrededor de ellos.

Cuentas un chiste inofensivo, decente y muy propio en una reunión con la única intención de compartir algo sano que te hizo reír y resulta que hay alguien que se da por aludido, se ofende porque según él tú lo hiciste con toda la mala fe del mundo para poner en evidencia uno de sus defectos, que por cierto, nadie conocía.

Una organización sindical cierra el Periférico y alguien se molesta porque justo a él lo tenían que detener ahora que después de dos meses sin conseguir empleo por fin había conseguido una entrevista de trabajo.

En una junta de trabajo se menciona que se debe aumentar la productividad y un encargado que ni siquiera fue mencionado en la reunión de inmediato se altera porque eso significa que lo van a correr porque la empresa no reconoce sus esfuerzos.

Es decir, algo que puede ser tomado como una intrascendencia o impersonalmente, se lo hace propio con malos resultados, porque en el mismo individuo la alta autoestima interpreta un ataque que se acepta por la baja autoestima.

La realidad es que todos nosotros tenemos una influencia muy débil en los demás, para la gran mayoría de la gente somos intrascendentes, entre otras razones, porque somos miles de millones, solemos ser egocentristas y gran parte del tiempo cada quienes están tan preocupados por sus propios problemas e intereses como para enfocarse en alguien más.

Sentirnos poco importantes para la gran mayoría del mundo no debería de afectarnos si tenemos una apreciación propia de que somos importantes para quienes nos interesan, en primera instancia a nosotros mismos.

Pero si para compensar una baja autoestima caemos en el engaño de creer que somos importantes para todo el mundo, por lo menos en lo que a ataques se refiere, la paradoja de la autoestima nos lleva a sentirnos importantes negativamente.

A veces el camino para ser importante está a través de no sentirte tan importante, esta es la paradoja de la autoestima.
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