jueves, 12 de marzo de 2009

Coleccionando amigos

Alberto Domingo Quiroga V.

Los seres humanos solemos guardar cosas dentro de nosotros mismos: Recuerdos, sueños, ansiedades y resentimientos son algunas de las cosas que acostumbramos echar en una bolsa que llevamos con nosotros.

En la televisión, en esos programas que hablan de lo increíble o insólito, frecuentemente pasan historias de personas que han llegado a coleccionar objetos materiales, que pueden ir desde lo grotesco, como el caso de un joven que hizo una enorme bola de chicles masticados, hasta lo ostentoso, como el caso de algunos gobernantes de la antigua India que se dedicaban a coleccionar autos Rolls Royce.

Una de las colecciones que deberiamos buscar los seres humanos es la de coleccionar amigos y dejar de lado la costumbre de coleccionar enemigos.

La gran mayoría de la gente se la pasa reuniendo enemigos, llegando a tener colecciones nada envidiables.

¿Por qué la gente colecciona enemigos? La respuesta probablemente se encuentre en la torpeza, en la soberbia y en la falta de visión a largo plazo.

Recuerdo de uno de mis trabajos a una jefa de departamento soberbia, que se burlaba de nosotros, los ingenieros, porque ella sin estudiar habia llegado más alto que nosotros.

Esta señorita coleccionó enemigos entre los que eramos motivo de sus burlas y se le toleraba, pero nada más.

Yo dejé ese trabajo y varios años después me la encontre cuando trabajaba en la CANACINTRA. En esa institución existía bolsa de trabajo abierta al público y esta mujer se presentó allí a llevar sus papeles.

Estaba yo esperando el elevador cuando a mis espaldas escuche un -Ingeniero, ¿Cómo está? -Al voltear la ví con sus papeles en la mano. Me saludó y me preguntó si trabajaba yo allí, me explicó que estaba buscando trabajo y que le pedían referencias, que si yo podía recomendarla.

Confieso que le pregunte con jiribilla si estaba buscando trabajo de jefa de departamento y me respondió que no. De secretaria –dijo- de lo que yo estudie.

Le dí mis datos para que me pusiera de referencia, le deseé suerte y me despedí, pensando en el camino a mi oficina en el cambio de la persona prepotente y burlona de años atrás.

Situaciones similares me han sucedido o me han compartido algunas personas lo que me lleva a reflexionar en el por qué de esa obsesión de coleccionar enemigos en donde podriamos hacer amigos.

Y aclaro, no se trata de caerle bien a todo el mundo, se trata de evitar dañar o agredir a los demás, siguiendo las reglas de la caridad evitando hacer a los demás lo que no nos gustaría que nos hicieran.

Es decir, me refiero a ayudar en lugar de dañar, a construir en vez de destruir, a amar en lugar de odiar… Así se colecciona amigos,

En esta vida, donde nuestros valores seguramente chocaran con los de otros, tendremos muchos enemigos pagados, con ellos nos basta.

¿Para que hacernos de enemigos gratis?



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