jueves, 24 de marzo de 2011

De segunda mano

Comprar cosas usadas puede tener ventajas, una de ellas es que el precio puede estar muy por debajo de lo que cuesta algo similar nuevo. Pero entre las desventajas de comprar de segunda (o tercera) mano está la de no saber el origen de lo que estamos comprando.

En los tianguis abundan cosas usadas a precios atractivos: Algunas de ellas son robadas, otras reacondicionadas o maquilladas para que funcionen al momento. A menos que el vendedor sea de confianza, una radio que funciona en el mercado puede ser que se niegue a sonar llegando a casa. Y salida la mercancía, no hay reclamación.

A pesar del riesgo para muchos es atractivo comprar así. Es verdad que en los tianguis se pueden encontrar buenas cosas pero con ciertos productos el riesgo es grande. Una televisión comprada a mitad de precio puede significar perder el 50% de enganche de una nueva con garantía. En lo que a salud se refiere, una botella de licor adulterada con etanol puede provocar ceguera o muerte.

Pasando del tema de segunda mano en artículos llego a las pláticas y lecturas de todos los días. Me pasa por la mente la reflexión acerca de cuanto de lo que me transmiten puede ser comparado con estos productos que se venden en la calle, con precios atractivos pero vicios ocultos y maquillados. Los chismes y "cadenas" son un excelente ejemplo de esto. La información, ya sea por correo electrónico, chats o pláticas de pasillo vuela de persona a persona y comprobadamente mucha de esa información no es de fiar, pero creer en ella nos hace perder tiempo y mucho peor, confianza.



Me llama la atención como la gente puede llegar a difamar y hasta acabar con una persona transmitiendo mentiras. Me asustan frases tales como: "No me creas pero..." "pues así como me lo cuentan te lo cuento" o "pues entre que es sí o no yo te lo platico" que pueden acallar la conciencia de quien transmite el error. Quien coopera se convierte en cómplice.



Mencionaba párrafos arriba que comprar de segunda mano implica riesgos. Puede parecer barato (y sabroso) creer y propagar un chisme, pero al final puede resultar muy caro.

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