miércoles, 15 de diciembre de 2010

El Coco



"El arma más poderosa del opresor es el miedo en la mente del oprimido"


No me consideré nunca un niño valiente pero una cosa si les puedo decir: Jamás le tuve miedo al Coco.

Se me hacía ridículo que un monstruo con nombre de fruta me pudiera espantar. Cuando me decian que venía el Coco me imaginaba una figura de chango sonriente hecha de cáscara de coco que vendian como artesanía en Veracruz. Así que nunca me espantaron con ese nombre.

Algo curioso del Coco era que se escondía en el closet, justo en el mismo lugar en el que yo solía ocultarme para librarme de algunas responsabilidades domésticas o para no hacer la tarea. Y me consta que nunca se me apareció todas esas horas que pasé escondido allí.

Ya después me enteré que los sajones le dicen Boogieman y entonces me lo imaginaba patinando en patines de 4 ruedas, es decir, nada que me asustara.

Con esa misma línea, ridiculizar lo que me debería espantar me ha funcionado en muchas ocasiones: Perder un contrato, una supuesta demanda, un jefe que esgrime un despido, un asaltante más nervioso que yo o un cliente muy exigente, todos ellos con cara de changuito sonriente no espantan a nadie y verlos así ayuda a conservar la calma para tomar las mejores decisiones.

Sigo sin ser del todo valiente, pero una cosa les puedo decir: Jamás le tuve miedo al Coco.
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miércoles, 8 de diciembre de 2010

La carta del diablo...



Querido Santa Clos:

Te quiero agradecer por lo mucho que me has ayudado en mi intento de sacar a Dios del corazón de los hombres. En el pasado recibí ayuda de políticos, líderes y militares, pero debo reconocer que con tu bonachona figura has logrado mucho más que todos ellos.

Gracias a ti, mi estimado gordito, la Navidad para muchos no es más que una fecha comercial y ya no se menciona para nada ese Niño Jesús que tanto me (nos) estorba. Quién iba a pensar que con esa panzota lo desplazarías tan fácilmente. Curiosamente, la persecución y el ataque generan mártires y testimonios y se fortalece la fe, tú en cambio, has sido mucho más sutil y mucho más efectivo porque entiendes y representas ese hedonismo que tanto me beneficia.

¡Qué genial estrategia la de sacar la Navidad de Belén y llevartela al Polo Norte, cambiar los ángeles por gnomos y los pastores por renos de nariz roja!

¡Debo reconocer que tu habilidad es casi tan malevola como la mía!

Así que yo también te escribo con gusto una cartita y mientras más sigas desplazando a Jesús, con mayor gusto podré seguir gritando:

¡Feliz Navidad!



Atentamente.

Tu amigo el diablo.

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lunes, 6 de diciembre de 2010

Ellos se juntan



Leí en días pasados el libro "Padre pobre, padre rico". De él me queda la reflexión que comparte el autor sobre la necesidad de reflexionar con quienes nos juntamos o convivimos. Hacer una lista de las seis personas que mas influencia tienen en nuestra vida en este momento dado nos puede dar una idea de lo que seremos en el futuro.

No fui un excelente estudiante pero nunca tuve problemas de calificaciones, mi rendimiento siempre estuvo por encima del promedio a excepción de sexto de primaria, cuando por ciertos problemas baje mucho mi rendimiento al grado de ser amenazado con una expulsión. Reprobaba materias al por mayor cada mes. Nos dejaron en ese entonces un trabajo en equipo y quede de compañero con otros cuatro chicos y nos reunimos en casa de uno de ellos. Recuerdo a su mamá preguntándonos a cada uno cuantas materias habíamos reprobado el último mes y pasamos lista con cinco o seis cada quien. La mamá concluyó: "Dios los hace y ellos se juntan".

Esa fue la primera vez que escuché la frase y se me quedó muy grabada porque me sentí avergonzado de la comparación con quienes en antaño catalogaba de "burros" y en ese momento estaba en su mismo nivel, me sentí muy mal de reprobar y darme cuenta que sin querer estaba yo juntandome con los de bajo rendimiento. ¿Realmente Dios me había hecho burro de un año para otro? ¿O era yo quien por mi dejadez había caído en ese nivel y por lo tanto me sentía cómodo con quien compartía problemas?

Me dí cuenta que era yo quien no hacía la tarea, estudiaba ni me esforzaba.

En otras ocasiones he comentado que la gran mayoría de las veces no buscamos amigos, buscamos complices. Y a veces no podemos acceder a mejores lugares porque no estamos dispuestos a pagar un precio y es más cómodo quedarse con quien no representa exigencia.

Es por ello que la gente improductiva busca gente improductiva, la viciosa, gente viciosa y así sucesivamente. Pocos se atreven a confrontar ideas.

Y es precisamente por el riesgo de acabar siendo como tus "amigos" que los debes de escoger de mejor manera, eso me queda muy claro. Es difícil que alguien corrupto se sienta a gusto con gente honesta. La gente inculta ve burla en la cultura del estudioso y la gente que no se ama a sí misma se ve ofendida por el amor. También por ello el incrédulo se mofa del creyente. Es la necesidad de apoyarse en los demás lo que nos hace buscar nuestros iguales y rechazar a quienes no lo son o también a cambiar nuestras formas de pensar para acoplarnos. Siempre con el riesgo de acoplarnos a lo que nos puede dañar.

Vale la pena reflexionar si somos buena influencia para nuestros amigos y si ellos lo son para nosotros. Vale la pena reflexionar el por qué nos juntamos con ellos.
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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Me sobra dinero



El día de ayer me comentaba un amigo sobre una persona que gana 100 mil pesos al mes. Me dice que es mucho dinero y que no hay manera de gastarlo. Yo insistí en que si se puede gastar y salieron a la plática anécdotas de gentes que se han gastado 15 o 20 mil pesos en una visita a un centro nocturno. Por la charla desfilan boxeadores dando propinas de 100 dolares y pequeños agricultores cerrando la cantina del pueblo por la módica cuota de 10 mil más consumo. Así que llegamos a la conclusión, cien mil pesos puede ser mucho o poco dinero, dependiendo de las circunstancias.

De regreso a la casa viajo mentalmente por los cuentos de Cri crí y recuerdo su escena con el publicista Ditirambo Farfulla, quien buscaba al más rico del país de los cuentos para ofrecerle sus servicios de promoción.

Yo soy rico -exclama Cri crí- gasto menos de lo que gano y siempre me sobra. 

Farfulla ve la modesta presencia del grillito y lo ignora.

Y uniendo plática y cuento veo la gran dicha de que uno tenga el suficiente dinero y siempre le baste, que no es lo mismo que tener mucho y que siempre falte.

Considerando la paradoja del dinero que dice que mientras más tienes más gastas, quiera Dios que en estos tiempos difíciles podamos expresar como el grillito cantor: Soy rico, gasto menos de lo que gano y siempre me sobra.