viernes, 25 de octubre de 2013

Un montón de tierra

El Gran cañón del Colorado es una de las maravillas naturales. Labrado por el rio del mismo nombre a través de millones de años, puede ser tomado como un ejemplo de perseverancia, capaz de abrirse paso a través de la más dura roca.

Un día, una persona con dinero pero carente de otras capacidades, llegó a un mirador y expreso desilusionado: ¿Esto es el gran cañón? ¿Un monton de tierra? -Y molesto le pidió a su guía que le regresara al hotel para tomar el siguiente vuelo a Las Vegas.

Nosotros, al igual que esa maravilla natural, seguramente hemos sido poco valorados por algunas personas carentes de sentido. Lo peor es que muchas veces los primeros en desvalorarnos somos nosotros mismos. Nos gusta el deporte de vernos como poca cosa.

Escuché en la conferencia de un sacerdote que si tuvieramos la plena consciencia de que Dios nos planeó a cada uno de nosotros desde el principio de los tiempos, nuestra vida sería muy diferente. Somos el resultado de una eternidad de planeación, diseñados a su vez para una eternidad.

Si alguien al verte no logra captar toda la maravilla que encierra el ser creados y adoptados por Dios, no te dejes abatir. Permanece como el Gran Cañón ante la torpe expresión del rico, es decir, sin inmutarte, pues con sus millones de años no se preocupa por ser visto como un montón de tierra. Por eso tú, con tu eternidad de planeación divina no te aflijas, si alguien no aprecia tu verdadero valor.

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