jueves, 7 de julio de 2011

La leyes de Murphy


Cada que tengo la oportunidad de leer el libro "Las leyes de Murphy" recopiladas por Arthur Bloch, me viene la idea de que puede ser un excelente ejercicio de reflexión determinar la validez de las leyes allí enunciadas.

Ya he escrito de ello en el pasado, destacando que algunos acontecimientos los recordamos exclusivamente cuando son negativos y de allí se deduce su validez, como cuando decimos que la tostada siempre cae del lado de la crema.

Si nosotros hicieramos un estudio probabilístico tirando cientos de tostadas con crema al piso, notariamos que la proporción entre el lado con crema y el otro sería muy similar, cercana al 50% para cada lado. Pero cuando estamos comiendo y se cae la tostada con la crema hacia arriba la recogemos y olvidamos el hecho, cuando cae al revés lo recordamos por más tiempo. La reflexión nos llevaría a descubrir en nuestra ingratitud una fuente de insatisfacción, porque no agradecemos lo bueno y nos castigamos en demasía con lo malo.

Repitiendo el ejercicio reflexivo para otras de las leyes recopiladas por Bloch, podemos distinguir enseñanzas muy aceptables para aprovechar mejor nuestra vida. Me gustan mucho por ejemplo, las enseñanzas escondidas en el capítulo que habla de la "Comiteología" nombre con el que se quiere definir a esa obsesión por hacer juntas de todo y para todo.

En ese capítulo se puede leer que "Cualquier problema sencillo se puede convertir en insoluble si se celebran suficientes reuniones para discutirlo" ¿Verdad o no? La experiencia nos dice que en las juntas interviene algo más que el simple interés por resolver problemas, entran egos, conveniencias y prebendas que pueden, con un roce frecuente, derivar en más problemas y no en una solución.

También encontramos que "Un comité lo constituyen doce hombres haciendo el trabajo de uno" y que "Un comité es la única forma de vida que tiene doce estómagos, pero carece de cerebro." Ante lo que seguramente te estarás trasladando a esas juntas de trabajo que bien recuerdas.

Estas y otras leyes que buscan ser cómicas esconden mucho acerca del peligro que encierra trabajar en equipo y que si un líder no toma en cuenta y detecta en su accionar, arriesga las labores al hacerlas no tan productivas como se espera.

También en el campo de la "Jerarqueología" estas leyes aportan interesantes reflexiones. El orden jerárquico es inevitable, y pareciera que debemos padecer problemas que por oscuros se han vuelto aceptables. Por ejemplo, en el libro se hace mención "Cualquier jefe despedirá a un empleado que siempre tenga razón." y se recomienda que "No permita que sus superiores se den cuenta de que usted es superior a ellos."

En teoría a todos nos gustaría contratar gente capaz y efectiva. En la realidad, la gente que reune esas características se puede convertir en un peligro para su superior y por ello puede ser bloqueada.

En ese mismo capítulo de se nos hace una crítica velada como sociedad o personas acomodadas en nuestra zona de confort cuando se nos revela que "Las probabilidades de que alguien haga algo son inversamente proporcionales al número de personas que pueden hacerlo en su lugar."

Por eso como sociedad no cambiamos; porque siempre estamos esperando a que otros, (a quienes nosotros les otorgamos más obligación), hagan lo que a cada quien le corresponde en alguna medida.

28 capítulos parecen ser insuficientes para reunir todos estos conceptos que muchos dan por válidos sin analizar y que otros analizan y ocupan para crecer. Arthur Bloch eufemística y concientemente, muy a tono del libro, cada que saca una nueva edición dice que ahora sí es la recopilación definitiva. La humanidad es tan creativa al respecto que tiene trabajo recopilador para mucho tiempo más.

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