viernes, 3 de junio de 2011

El deseo alquimista



El oro en particular y las riquezas en general han sido grandes motivadores, movieron a los hombres de continente, los llevaron a guerras y asesinatos y también a investigaciones y avances científicos en los estudios de los alquimistas, quienes en su búsqueda de la Piedra filosofal para producir oro, descubrieron muchos principios que hoy son base del trabajo científico.

Los alquimistas, que buscaban la manera de convertir el plomo y otros metales en oro, me llevan a reflexionar sobre algo muy interesante. El poder transformador del ser humano.

¿Qué tanto tenemos de "alquimistas espirituales"? ¿Qué tanto nos preocupa ayudar a los demás y a nosotros mismos a transformarnos para mejorar?

Un médico que vive en Ciudad Juárez comentó en un programa de radio que cada que ve un recien nacido en los cuneros se cuestiona insistentemente sobre lo mal que estamos como sociedad para transformar toda la belleza de un bebe en algo tan siniestro como un sicario. Vamos al revés de los alquimistas, buscamos transformar el oro en tierra. Pero volviendo a los alquimistas y revisando los avances en la metalurgia, matemáticas, física y química que resultaron de ese deseo transformador ¿Te imaginas cuanto saldría de un deseo de ayudar a transformar a las personas?

Auxiliar a encontrar trabajo a quien no lo tiene, imprimir el curriculum a aquel que no tiene ni para impresiones, enseñar a leer o sumar a ese albañil al que estafan por su ignorancia. Regalar unos minutos de tu tiempo al que necesita ser escuchado, en resumen, todas esas obras de misericordia con sus multiples variables son el principio de un camino transformador.

Los científicos actuales han concluido que producir oro a través de otros metales podría ser posible aunque probablemente incosteable. Ayudar a una persona a reconocer su verdadero valor es algo que es posible y perfectamente factible.
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