jueves, 8 de septiembre de 2011

Historias de lo absurdo: La confianza



Jaime le tenía plena confianza a su mujer, estaba tan seguro de ella que la golpeaba a cada rato por cualquier motivo.

Esto ya tenía años, desde novios le tenía esa confianza. Por ello desde antes de casarse ya la engañaba con otras. Al principio se cuidaba, pero cuando en una fiesta la muchacha se hizo la desentendida cuando lo vio bailando demasiado apretadito con otra, Jaime confirmo que su mujer era una mujer de confianza.

Nunca le llamaba para avisarle que no iba a llegar. Para qué, si confiaba plenamente en que a la mañana siguiente lo recibiría como si nada. Y lo que era confianza en el plano sentimental brinco también a otros planos. Confiaba plenamente en ella en lo que a dinero tocaba, porque no importaba que Jaime no diera gasto completo, ni un solo día se quedaron sin comer.

Era lo que se dice, una confianza ciega. Tan ciega era que nunca notó un cambio en la conducta de su mujer, que un día harta, se marchó dejándole una breve carta en una hoja doblada en cuatro.

"me voy, no aguanto más"


Cuando termino de leer, arrugando el papel se repetía para sí: Ingrata, hacerme eso a mí que tanta confianza te tuve...
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viernes, 2 de septiembre de 2011

Cicatrices



Son esas marcas de diferentes tamaños que nos van quedando en la piel y nos recuerdan heridas. Todos nos hemos caído, raspado, quemado o cortado la piel y van quedando esos testigos de que algo nos pasó. Aun relacionadas con dolor, no todas las cicatrices traen malos recuerdos, algunas son consideradas como algo bello, como me han comentado algunas madres de sus cicatrices de cesáreas.

Simbólicamente, se habla de que también en el alma podemos tener cicatrices que pueden llegar a ser tan profundas que cortan el corazón. Sentimientos de dolor se quedan grabados y nos recuerdan algo que ha pasado y que a veces quisieramos borrar, pero al igual que en las marcas en la piel, permanecen constantes al paso del tiempo.

Las cicatrices del alma, en cuanto a su percepción, las podíamos considerar entre estos dos tipos: Cicatriz de víctima y cicatriz de héroe.

Una cicatriz de víctima recuerda vejación e impotencia. Constantemente traen a la mente situaciones en las que quien las carga se sabe lastimado y dañado. Es dificil, por ejemplo, recordar un abuso sexual sin que esto dañe y estas cicatrices estan presentes en el miedo a la vida, la baja autoestima que rechaza oportunidades y el temor a ser lastimado.

Una cicatriz de héroe, por el contrario, recuerda el dolor como un pago a descubrir otras cosas. Miguel de Cervantes en su Autoretrato mencionaba que había perdido su mano izquierda en la Batalla naval de Lepanto, pero que a él le parecia una herida bella por la forma en la que la había adquirido.

Las cicatrices se pueden transformar: Una de víctima se puede tornar a héroe si quien la carga logra encontrar un medio y un motivo para para dejar atrás el daño. Personas discriminadas han dejado su papel de víctima que les haría vivir en la lamentación y han ocupado lo que les ha lastimado como un motivador para esforzarse más. Hay personas preocupadas por lo que perdieron hace treinta años, lamentándose por un empleo, una propiedad o una pareja que ya no está y también está la contraparte, personas que ocuparon la pérdida o el daño como un motor para buscar algo mejor.

Cuando alguien es dañado se puede quedar en la contemplación con su cicatriz de víctima o puede cambiar la situación para reafirmar que las pruebas de la vida son eso, pruebas y que nada ni nadie nos puede robar el deseo de avanzar y de ser felices a menos que les demos permiso.

Saludos"Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo; herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlos V, de feliz memoria" (Miguel de Cervantes, Autoretrato, fragmento)