martes, 29 de septiembre de 2009

¿Por qué me lo preguntas?

Alberto D. Quiroga V.

No sé si has reflexionado en esto.

Al común de la gente le molesta que le digan mentiras, pero en ocasiones también rechaza la verdad.

Como ingeniero varias veces me han pedido apoyo para evaluar un proyecto. Lo reviso, lo analizo y emito mi opinión. Es obvio que no todos los proyectos son realizables pero en algunos casos, las personas que me presentaron el proyecto estaban muy emocionadas y no les agradó escuchar que su proyecto era inviable así como estaba diseñado, por lo que se molestaron tanto que ya no escucharon que se podía modificar para hacerlo posible. Simplemente se enojaron por escuchar algo diferente de lo que esperaban.

Se necesita un grado de madurez especial para escuchar una opinión.

Cuando los españoles llegaron a las costas de Veracruz y comenzaron a avanzar hacia Tenochtitlan, Moctezuma reunió a su consejo y les pidió opinión acerca de cómo actuar frente a los españoles.

Cuitláhuac le respondió: "No metas a tu casa a quien te ha de sacar de ella".

Moctezuma lo ignoró. El emperador azteca ya estaba decidido a recibirlos pues consideraba que eran Quetzalcoatl y sus huestes que regresaban a reclamar el reino y supongo que pidió opinión no para decidir que hacer sino para reforzar lo que ya había decidido.

El final de la historia todos lo conocemos.

A gente como Moctezuma le molestan las mentiras de los demás, pero le agradan las propias. Moctezuma se habría enojado si le hubieran ocultado la llegada de los españoles pero acabo muerto por sus propias mentiras, pues se convenció a sí mismo que regresaban los dioses.

Existen directivos y dueños de empresas que se enojan si les ocultan información, pero también se molestan si les muestran los crudos números que hablan de problemas. Cosa similar sucede con la mayoría de los políticos.

Leí en no sé donde que cada vez que alguien te pidiera una opinión le preguntes a su vez que es lo que quiere escuchar. A mi eso se me figura una situación muy cómoda. ¿Significa que debo acomodarme a lo que el otro está esperando a escuchar? ¿Acaso habrá alguien que te diga abiertamente "quiero que me mientas y me digas que estoy bien"?

Supongamos que somos de esa gente que no nos gusta escuchar opiniones contrarias a las nuestras. Una persona honesta que por una solidaridad mal entendida nos dice lo que esperamos escuchar, queda con el cargo de conciencia de haber mentido para zafarse de un disgusto de nuestra parte. Sabe que esa supuesta solidaridad a la larga nos dañará pero también sabe que si nos dice algo contrario a lo que esperamos nos molestaremos. Si nos dice lo que piensa, mal, si nos dice lo que queremos, también mal y todo por nuestra cerrazón de pensamiento.

¿Qué pasa si planteamos las preguntas al revés y antes de preguntarle a alguien su opinión nos preguntamos a nosotros mismos que es lo que quiero escuchar? ¿La verdad o algo que se acople a lo que pienso en este momento?

Si queremos escuchar la opinión desde el punto de vista de otro entonces busquemos un buen consejero, si queremos escuchar nuestra "verdad", entonces busquemos un cuarto con eco o una grabadora, pero evitémosle a una amiga o amigo el penoso detalle de decidir entre decirnos la verdad o decirnos lo que queremos escuchar.
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sábado, 26 de septiembre de 2009

¿Qué hacemos con Jesús?

Alberto Quiroga V.

Cada vez que llegaba la semana santa, escuchaba en los Evangelios con mucho dolor como la muchedumbre se dejaba manejar por los sumos sacerdotes para pedir la crucifixión de Jesús.

Me imaginaba yo a la multitud, enardecida y manipulable pedir la muerte de un hombre a quien tal vez ni conocían, pero llevados por la masa se sumaban a un acto de lo peor y eso me entristecía. ¿Sabían quien era Jesús? ¿Les había hecho algo? No, pero los gritos de "Crucifícalo, crucifícalo" acallaron las conciencias en un acto de cobardía.

Dicen que en una ocasión un borrachito fue llevado a la comisaría acusado de romper el vitral de la tienda de Don Abraham Levy. Cuando le preguntaron la razón, respondió que porque los judíos habian crucificado a nuestro Señor Jesucristo.

-Pero eso fue hace dos mil años - le objetó el Juez

-Si, pero yo me enteré apenas ayer que fui a misa- respondió el borracho.

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Nuestro borrachito estaba muy ofendido porque los judíos crucificaron a Jesús, pero seguramente no pensaba que muchos de los que nos decimos cristianos y católicos intentamos matar a Jesús todos los días.

Y digo que lo intentamos porque nos conviene mucho más que permanezca muerto. No lo queremos resucitado pidiéndonos que le sigamos y que anunciemos su evangelio.

Nos ofende que los judíos hayan preferido a Barrabás, sin embargo nosotros preferimos todos los días el robo, la infidelidad, el vicio, la mentira, la venganza o la ira. Y cuando nos pregunta nuestra conciencia: ¿A quien prefieres, a Jesús o al mal? Preferimos el mal. Y cuando a ejemplo de Pilatos nos dice ¿Y con Jesús que quieres que haga? Le decimos "Mátalo, crucifícalo" y la vamos poco a poco acallando.

Si nos duele que los judíos hayan crucificado a Cristo más debería dolernos que nosotros lo intentemos matar a diario. Con una pequeña gran diferencia. Ellos no sabían lo que hacían, nosotros sí.
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jueves, 24 de septiembre de 2009

Rompiendo cadenas

Alberto Quiroga V.

Algunas de las cadenas en internet son inofensivas, otras se hacen para hacer burla de algo o de alguien, pudiendo llegar a dañar. En el peor de los casos, encontramos las cadenas que buscan difundir información falsa para desprestigiar a una marca o a una persona, provocar desconcierto o daños en la propia computadora.

Estoy convencido que la gente que reenvia mensajes lo hace con la mejor de las intenciones, pero en ocasiones con el peor de los resultados. Por ejemplo, existe una cadena que te pide localizar y borrar un supuesto "virus" alojado en un lugar escondido de tu máquina, pero en realidad ese archivo no es un virus sino un programa de arranque, lo que llevaba a inutilizar la máquina de quien hace caso de esa información.

No falta quien ocupa las fotos de una niña equis, le da una personalidad con una historia de rapto o extravío y pone unos teléfonos para que envien o llamen con información a alguien a quien se desea se le moleste con llamadas o correos de solidaridad. Quien hace ese tipo de "bromas" daña a quien sí ha sufrido la pérdida de un ser querido.

Muchas cadenas no hacen más daño que el quitar un poco de tiempo, otras, pueden destruir vidas o empresas donde si trabaja gente real afectada por una mentira.

Es interesante estudiar el por qué de las cadenas, su uso oculto y sus repercusiones. Si en algún momento nos vemos involucrados por algo que se publique en la red lamentaremos el haber contribuído a esta mala práctica.

Es también muy importante saber como reenviar correos, para que quienes hacen mal uso de la información no puedan tener acceso a las direcciones de tus amigos, utilizando para correos en bloque siempre la copia oculta y borrando las direcciones de los demás.

Por si les interesa saber la forma en que se generan las cadenas, por qué se difunden, explicaciones lógicas y reales para demostrar la falsedad de las cadenas, los invito a visitar el siguiente link o vínculo. En mi opinión vale la pena leerlo.

http://www.rompecadenas.com.ar/
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miércoles, 23 de septiembre de 2009

Cambiando el ánimo

Alberto Quiroga V.

El auto al avanzar presenta tironeos, se va hacia un lado y hace un extraño ruido, como de chancleo de zapatos. ¡Una llanta se ha ponchado!

Para un gran porcentaje de los conductores de autos, que un neumático se pique o pierda aire puede ser una experiencia estresante. Se nota nada más de ver la actitud que adoptan con los hombros caídos, la mirada perdida alternando entre la llanta y el horizonte, aderezada con insistentes miradas al reloj y al teléfono celular para saber a quien contactan y adivinar cuanto tiempo tardaran en ayudarlos o en resolver el problema.

Las chicas guapas tal vez contarán con más "voluntarios" dispuestos a cambiar la llanta. Los hombres tal vez encontrarán un samaritano. Y quien no sabe cambiar la llanta tendrá que batallar, causar un poco de lástima para pedir tácitamente ayuda o de plano, solicitar a quien pase el apoyo para tan difícil tarea.

Por el lado contrario, quien sabe cambiar una llanta enfrenta la situación como algo más, un retraso, un inconveniente, pero de ninguna manera mirará desconsolado la llanta. Le molestará que la llanta se haya desinflado o dañado, pero no le asustará el proceso de cambiarla.

La diferencia entre temer o no al proceso está en conocerlo y dominarlo.

En todo manual de automóvil viene especificado el procedimiento para el cambio de llanta, también existe literatura para ampliar la información y en toda cajuela debe existir lo necesario para el cambio, llanta de refacción, llave, maneral y gato.

Pero si bien todos traen las herramientas no todos saben como usarlas. Algunos, en un caso peor, dejan las herramientas en la casa o las pierden por no poner cuidado en ellas.

Con el ánimo ponchado

Así como un auto se detiene por una llanta ponchada, así los humanos nos detenemos por una baja en el ánimo. Llámala depresión, estrés, desmotivación o como gustes, pero el efecto es quedar varados tal vez a la espera de que un samaritano te ayude y te ponga nuevamente en movimiento y en casos más dramáticos, sin esperar nada por completo. Pero a diferencia de la llanta ponchada, quien está detenido puede aparentar estar bien hasta que el problema es demasiado grande.

Existen varias herramientas para salir de ese estado. Una de ellas es la oración, recomendada inclusive por personas que se jactan de ser ateas puesto que reconocen la importancia de la creencia en un ser superior y amoroso. La otra, es brindar ayuda a quien lo necesite.

¿Cómo es posible que si yo necesito ayuda pueda salir de un estado de ánimo ponchado brindando ayuda a otras personas? Pues si, parece increíble pero es cierto y veremos algunas explicaciones lógicas a esto.

Supongamos que tú no tienes auto pero aprendes a cambiar una llanta por si alguien necesita de tu ayuda. Vas practicando y por lo tanto desarrollas la habilidad para solucionar esos problemas, aprendes en auto ajeno que hacer si se rompe un birlo, si no se cuenta con el dado especial para quitar los seguros de las llantas y cosas similares. Cuando en tu propio auto te suceda algo similar podrás enfrentar la situación de mejor manera.

De igual forma pasa con nuestro ánimo, si nos acostumbramos a apoyar a quien necesita consuelo y ayuda, aprendemos a autoconsolarnos y autoayudarnos. Reconocemos que lo que nos sucede no es especial y que si otras personas lo han podido solucionar nosotros también.

Suele suceder que quien tiene problemas puede creer que el mundo está en contra de él y esta visión catastrofista agrava la situación. Pero cuando reconocemos que otras personas también han pasado por lo mismo y han salido adelante, se puede llegar a la conclusión de que si otros pueden, todos pueden.

Hace unos años visitamos una casa de los Padres Orionitas, en Ciudad Neza, del Estado de México. Allí, estos sacerdotes tienen la misión de atender a niños con problemas físicos y mentales, muchos de los cuales son bastante graves y requieren de atención constante. Uno de los niños que estaba con ellos cuando los visitamos, había sido golpeado salvajemente por su papá y abandonado en un terreno baldío. Con varios huesos rotos, heridas internas y externas que lo llevaron a perder un ojo, este niño estaba en una situación tan grave que las autoridades no quisieron hacerse cargo de él y les propusieron a los misioneros orionitas el cuidado, situación que aceptaron.

Paralelo a ello, una mujer de la zona, que había sido maltratado por años por el marido y abandonada, se acercó a los sacerdotes buscando ayuda porque entre sus planes estaba incluso el suicidarse. En lugar de sumarse a su dolor, la invitaron a trabajar de voluntaria cuidando a los niños unos días a la semana. La señora replicó que ella buscaba ayuda, no a quien ayudar, pero al final fue convencida y aceptó la tarea a cambio de que la apoyaran.

Conforme conoció a los niños, supo de sus historias personales y especiales y convivió con ellos, se dio un proceso reflexivo que la llevó a centrarse en lo que tenía como mujer y como madre y no en lo que había perdido como esposa. Saber que había niños que a pesar de las dificultades y limitaciones se daban tiempo para soñar, la llevó a soñar también a ella.

Reconocer que siempre podemos ayudar, acabó por sacar a esta buena mujer de su situación depresiva para llevarla a ver la vida nuevamente con alegría.
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jueves, 17 de septiembre de 2009

Ama y Haz Lo Que Quieras

Por: Fr. Phil Bloom

Cuando yo estaba en el seminario en los años sesenta, siempre oía esta cita de San Agustín, “Ama y haz lo que quieras.” Unos también la sabían en Latin: “Dilige, et quod vis fac.” Sin embargo, nunca conocí a alguien que la leyó en su contexto. Gracias a la Internet, las obras de Agustín están disponibles en su latín original y en varios idiomas. Cuando por primera vez leí su Séptima Homilía en la Carta de San Juan que contiene la cita famosa, vi en ella un ejemplo que me sorprendió.

Agustín dijo que si una persona tuviera que escoger entre recibir disciplina y ser tratada con cariño, todo el mundo elegiría el segundo. Pero supone en su ejemplo que él que disciplina es el papá del niño y el que da la caricia es un secuestrador. “En ese caso,” dijo, “es el amor que disciplina y la maldad que acaricia.” Este domingo quisiera leerles una cita más amplia de la homilía:

“Los hechos de hombres se saben solamente por la raíz de caridad. Porque muchas cosas tienen buena apariencia, y sin embargo no proceden de raíz de caridad. Espinas también tienen las flores: unas acciones parecen duras, aun salvajes; pero son hechas para disciplina inspirada por la caridad. Entonces, un precepto breve: Ama y haz lo que quieras - si te callas, hazlo por amor; si gritas, también hazlo por amor; si corriges, también por amor; si te abstienes, por amor. Que la raíz de amor esté dentro de ti y nada puede salir sino lo que es bueno.” (Homilía VII, párrafo 8)

San Pablo expresa un pensamiento semejante. “No tengan con nadie otra deuda que la del amor mutuo, porque el que ama al prójimo, ha cumplido toda la ley.” Es interesante lo que se habla en el evangelio sobre la corrección fraternal. Agustín lo refiere al explicar el significado del amor. Obviamente no es la única forma de amor, pero es una de las más difíciles. A nadie le gusta ser corregido - y a pocos les gusta corregir a otros. Requiere táctica, paciencia, oración, valentía y seguimiento, también llamado perseverancia. Además, requiere humildad porque el que corrige a otros debe abrirse a la corrección.

Las cualidades de corrección fraternal son las mismas que componen cualquier acto de amor. En los años sesenta tuvimos una idea truncada de amor. Básicamente era un asunto de sentimientos bondadosos. Si me sentía amable con otros, entonces estaba cumpliendo el mandato del amor. Como el ejemplo de San Agustin demuestra, requiere mucho más. Un secuestrador puede sentirse amable a su victima, pero ¿quien diría que realmente ama al niño? Una idea distorcionada nos ha llevado a problemas. El amor verdadero implica un examen diario de conciencia; no solamente sentimientos calurosos sino evitar tendencias malas y el cultivo de habitos positivos. Así podemos comenzar a amar y experimentar la libertad del evangelio, “Haz lo que quieras.”
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martes, 15 de septiembre de 2009

Desmotivación

Alberto Domingo Quiroga.

Una de las travesuras de esta vida es acomodar las piezas de tal manera, que nosotros los humanos, por naturaleza propia, caigamos en la desesperación y nos sintamos solos y poca cosa. Solemos tener enfoques estrechos y ver todo en tonalidades blancas o negras, preferentemente estas últimas.

Muchas veces, parece que tenemos todo en contra, por el simple hecho de que tenemos unos lentes invisibles que filtran la información y dejan pasar sólo lo que esos lentes quieren. Vemos exclusivamente lo malo, lo terrible, lo deprimente y llegamos a la conclusión de que si todo eso nos pasa es porque no valemos, y si no valemos, creemos que no vale la pena que nadie nos ame. Sin amor, estamos muertos.

Tal vez tú te esforzabas en la escuela, pero otro era el consentido y nunca ocupaste el lugar de honor. Tal vez un día trajiste una nota sobresaliente pero el mismo día tu hermana se rompió un brazo y ella se llevó toda la atención. Quien está en estados de tristeza y desesperación suele enfocarse en lo malo reforzando la idea de que todo está en su contra. Pero que bueno que nunca ocupaste el lugar de honor porque significa que nunca llegaste a tu límite y esa búsqueda puede ser un motivador y que bueno que contaste con unos padres que sabían distinguir prioridades y le dieron la atención a tu hermana accidentada. Un enfoque negativo se puede transformar en un motivador.

Hace unas décadas, se empezó a colocar carteles de motivación en las empresas. Diseñados con una imagen agradable, hablaban del trabajo en equipo, liderazgo, creatividad y motivación. Paralelos a ellos, surgieron los llamados carteles de la desmotivación, así que mientras el cartel serio mostraba una parvada de gansos y decía: "Trabajo en equipo, una estrategia para volar alto" su contraparte de desmotivación mostraba seis o siete ratones atrapados en la misma ratonera con la frase "Trabajo en equipo, compartiendo las victorias... y las derrotas".



Lo curioso de todo, es que a mi me motivaban los posters de desmotivación y aclaro que no me gusta la mala vida, sino que en realidad los posters de desmotivación decían la verdad y si ésta se toma en cuenta, se puede avanzar.

Por ejemplo, uno de los posters de desmotivación mostraba unos corredores con la frase: "Por cada vencedor hay decenas de perdedores, lo más probable es que seas uno de éstos". Lo cual es cierto en las olimpiadas, solo tres suben al podio, los demás quedan abajo. Pero si reconoces que el triunfo puede no estar en la medalla, sino en vencerte a ti mismo y superarte día con día, dejas de preocuparte en vencer a los demás y de ver tu éxito con relación a los otros.

Otro póster mostraba un teléfono con telarañas con la frase: "No te preocupas por tus clientes, alguien más lo está haciendo" Lo cual también es verdad, alguien más está al pendiente del dinero de tus hijos, alguien más está al pendiente de tu familia para modificarle sus valores, así que el teléfono olvidado es un recordatorio de la comunicación que debe existir no sólo con los clientes, sino con quien decimos amar.

Infórmale, infórmate

Creo que un desmotivado es un motivado en potencia, pero no está bien informado. Y aquí es donde entran las obras de misericordia que nos invitan a consolar al afligido y dar consejo a quien lo necesita, visitar al cautivo y al enfermo, enseñar al que no sabe.

La desesperación del hombre actual está en gran parte en la imagen distorsionada de su razón de ser. Se mide el valor de una persona por el poder que tiene, por sus posesiones. Esto lleva al hombre a entrar en una carrera que no podrá ganar, porque cuando alguien llegue a poseer la Tierra, querrá la Luna, y si la llegara a conquistar, querrá otro planeta.

Por mucho poder que tenga un hombre, no será capaz de hacer que el planeta gire en sentido contrario, no podrá por su poder ser inmortal. Así que la carrera del poder y del dinero lleva a intentar ganar para llegar a ningún lado. Y como menciona el póster de la desmotivación, por cada ganador hay decenas de perdedores, así que si en esa carrera el ganador pierde, los perdedores pierden más.

Pero si no entramos en esa carrera, ni en otras que no llevan a ninguna parte y nos enfocamos en andar el camino que nos toca, esforzándonos en ser mejores con nosotros mismos, servir al prójimo y hacer el bien, llegaremos a nuestra meta que es la eternidad.

Si conoces a alguien que ha perdido la esperanza, infórmale que hay motivos para tener confianza, que si bien el camino es estrecho para llegar a la eternidad, eso no significa que no pasemos todos, pues hay suficientes habitaciones allá en el Paraíso y Jesús no las preparó para que se queden vacías.
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lunes, 14 de septiembre de 2009

Capacidad de Respuesta

Alberto Quiroga V.

Para ser un buen proveedor de servicios no bastan los conocimientos, también hacen falta voluntad y deseo de servir.

Supongamos que tiene un enfermo en casa, y que su estado se agrava durante la noche. Usted llama de urgencia al médico. ¿Cuánto quiere que se tarde en darle respuesta? Nada, ¿verdad? desearía que el doctor llegara de inmediato a auxiliarlo.

La capacidad de respuesta es la suma de la prontitud y la disposición que ponen los prestadores de servicio en satisfacer una demanda. Por ejemplo, cuando un cliente le llame para solicitarle un servicio de emergencia, porque se ha quedado varado en una calle y requiere que acudan a reparar o remolcar el auto, evaluará cuanto tiempo se tarda en llegar y la manera en que lo hace.

Pero la capacidad de respuesta no se mide exclusivamente en situaciones de urgencia, se mide día a día en la atención diaria. Desde que el cliente ingresa a su negocio o llama por teléfono, aun inconscientemente evalúa si puede confiar o no en usted.

Aspectos estratégicos.

Existen algunos puntos sencillos que podemos vigilar para cuidar nuestro nivel de atención, a continuación menciono algunos de ellos. Si ya los conoce, lo felicito, si no, lo invitó a tomarlos en cuenta.

Cuando el cliente entre al negocio, abórdelo, no espere a que el cliente lo contacte. Gente penosa se retira todos los días de negocios que no los toman en cuenta. Salude al cliente y póngase a sus órdenes, y permítale que él hable.

Cuando entreviste al cliente ofrézcale la oportunidad de explicarse, pues estamos para servirlo. Deje que el cliente le muestre los detalles que considere pertinentes. Esto puede parecer una pérdida de tiempo, pero le permite mejorar la comunicación y evitar malos entendidos.

Cuando haga el diagnóstico, si el cliente le pide alguna explicación sobre el por qué de alguna operación, désela y hágalo de tal forma que lo convenza y aproveche para demostrar que usted está seguro de lo que está haciendo.

Cuando el cliente solicite informes por teléfono, haga el esfuerzo por contestar rápidamente. Nunca deje al cliente “colgado” o se le niegue, mejor resuelva las situaciones antes de que crezcan y se compliquen. Tenga siempre la información necesaria a la mano para evitar interrupciones en la conversación.

Cuando el cliente solicite un servicio de emergencia no se comprometa a menos que vaya a cumplir y cumpla lo que prometa. El cliente que llama para un auxilio se haya en una situación especial y se le quedará muy grabado si no lo apoyan. En caso de que usted por alguna razón no pueda o quiera prestar el servicio, hágaselo saber al cliente, probablemente se moleste, pero no tanto como si usted le miente.

Midiendo la capacidad

Observe cómo se comporta su gente y usted mismo ante las necesidades del cliente. Vea si al entrar a su negocio el cliente tiene que buscar quien lo atienda o es atendido de inmediato. Cuando suene su teléfono, cuente cuantos timbrazos da antes de ser contestado y cuando le solicitan un presupuesto registre cuanto tarda en dar una respuesta.
Un refrán dice: “Hazme sentir importante, y te daré lo que quieras”. La capacidad de respuesta le dice al cliente que nos importa y que por ello centramos nuestra atención en atenderlo, lo que resulta en que él nos de trabajo y ganancias. Por esto es importante medir constantemente.
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Acércate al área

Alberto Quiroga V. Marzo 2003

En una ocasión, dos fabricas se retaron a jugar un partido de fútbol. Una de esas fabricas tenia un equipo muy bueno, y la otra un equipo mas bien mediocre. Estos últimos se las ingeniaron para llevar de arbitro al compadre de su capitán.

Llego el día, y ambos equipos se presentaron. Unos confiados en su capacidad y otros esperanzados a la suerte. Comenzó el juego y la lógica hizo aparición. Mas o menos cada diez minutos le anotaban gol a los "malos".

Desesperado, el capitán se le acerco al arbitro y le dijo: "Compadre, ¿Qué paso con los penaltis que nos iba a marcar?"

Y el compadre contesto: "Pos nomás que se acerquen al área, compadre, sino pos cuando..."

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El gol, la meta y el buen éxito (sinónimos todos ellos), son objetivos que se alcanzan solo cuando nos acercamos. Y no se trata de que hoy este más simple que de costumbre, pero existe la tendencia a creer que se puede llegar a gozar del éxito sin acercarse a él.

Creo que todos nos formamos metas y sueños en la vida. Pero pocos son los que realmente hacen lo posible por alcanzar esas metas, por acercarse al área.

He tenido la oportunidad de realizar un ejercicio practico varias veces. En ese ejercicio, pido a los participantes escribir en una hoja de papel las metas que se han "propuesto" alcanzar en un tiempo determinado, por ejemplo, a cinco años.

Cuando terminan, pido que las lean con atención, y una vez que los tengo concentrados en ello, les pido que se contesten lo mas sinceramente posible, si se creen capaces de alcanzar esas metas.

Me he llevado la sorpresa de que muchos me contestan que no. Muchos me dicen que realmente no se sienten capaces de alcanzar esas metas.

Hablando en lenguaje futbolero, muchos están esperanzados a que les marquen un penal a favor, pero ni siquiera se acercan al área. No falta tampoco quien pierde desde los vestidores y ni siquiera se anima a salir a la cancha.

Resulta obvio que si queremos ganar tenemos que acercarnos a la meta, y dejar de lado todos esos lastres que nos impiden hacerlo. Es una sensación gratificante anotar un gol, pero eso es solo el resultado de entrenamientos tácticos, físicos y psicológicos.

Los buenos proyectos, los buenos negocios, los logros personales, son resultado de entrenamientos y de acercarse a la meta.

Los goles de portería a portería se llegan a dar, pero con una frecuencia muy baja, por lo que para ganar, no hay mejor consejo que entrenar muy duro para pisar el área y cuanto más, mejor.
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jueves, 10 de septiembre de 2009

Vas a estar muy bien

Por: Verónica Suárez Venegas

Quisiera compartir con ustedes una reflexión que ha estado dando vueltas en mi cabeza desde hace unos días, en que tuve oportunidad de leer un artículo en la revista Selecciones. Y me gustaría saber qué opinan ustedes.

El artículo cuenta de manera muy breve la historia de la doctora Daniela García, una médica chilena quien sufrió un accidente espantoso cuando estaba por terminar la carrera de medicina y perdió las cuatro extremidades. Ella escribió un libro llamado "Elegí vivir", donde narra su experiencia a través de las operaciones y la rehabilitación para poder retomar su vida y convertirse, tras muchos meses de dolor y esfuerzo, en la primera médica con amputación cuadrilateral en el mundo.
Estoy segura de que no les será difícil tratar de imaginar cómo puede ser esta clase de relatos. Quizá todos hayamos tenido oportunidad antes de leer acerca de gente que ha conseguido sobreponerse a limitaciones físicas o mentales que parecerían insuperables. Sin embargo, hubo un detalle en particular que me llamó muchísimo la atención:
Cuenta la doctora García que cuando los paramédicos acudieron en su ayuda, ella, como estudiante de medicina, sabía que debía tratar de permanecer consciente a pesar de la enorme pérdida de sangre, de manera que pasó mucho tiempo recitando casi a gritos los nombres y datos personales de su familia y amigos. De pronto, viendo los rostros apenados de los paramédicos, les preguntó: "¿Voy a estar bien?" Ellos no le respondieron, sino que voltearon el rostro, espantados por lo que veían. La escena se repitió al llegar al hospital, donde las enfermeras y médicos de urgencias tampoco se atrevieron a responder a su insistente pregunta: "¿Voy a estar bien?". De pronto llegó un cirujano, "ya mayor y de mirada bondadosa", quien puso una mano en su hombro y le dijo con voz amable: "Vas a estar muy bien". Fue hasta entonces, sigue contando la doctora García, que pudo tranquilizarse un poco.

Como les comento, el artículo es muy breve y no menciona el nombre del cirujano "ya mayor y de mirada bondadosa". No dice tampoco si su pericia como médico influyó notablemente en el curso de la rehabilitación de Daniela García; quizá en el libro ella dé esos detalles. Pero yo me quedé muy impresionada por la sensibilidad del médico, quien le dio a la muchacha exactamente lo que necesitaba: la frase que le ayudara a encontrar dentro de sí misma la fuerza que con el tiempo la sacó adelante. Los paramédicos, las enfermeras y los urgenciólogos tuvieron esa misma oportunidad, pero no la notaron o no supieron cómo aprovecharla. Este médico sí e hizo la diferencia. Él no fue quien la sacó adelante, sólo le recordó que ella podría hacerlo: "Vas a estar muy bien."

Eso me ha hecho meditar mucho en cuántas veces nuestro prójimo se nos acerca preguntando "¿Voy a estar bien?" (con ésas u otras palabras), pero no nos damos cuenta y no respondemos algo que podría marcar la diferencia: "Vas a estar muy bien". Cuántas veces habremos nosotros mismos preguntado: "¿Voy a estar bien?" Y nuestro prójimo no ha sabido contestarnos.

Cada uno de nosotros es responsable de su bienestar, de su felicidad, de su paz mental, de su evolución y su prosperidad; de alcanzar sus metas, en una palabra. Pero, gracias a Dios, no estamos solos en este mundo, y a veces sólo nos hace falta ser caritativos y decir (o que alguien nos diga): "Vas a estar muy bien".
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martes, 8 de septiembre de 2009

Benchmarking de todos los días

Alberto D. Quiroga V.

El Benchmarking en el sentido empresarial, es una herramienta utilizada para hacer un estudio comparativo de las actividades de los competidores con respecto al desempeño propio.

Utilizado por las compañías para aprender de los demás, poco a poco se ha utilizado para sacar provechos de las habilidades no solo de los competidores directos, sino de toda aquella persona, empresa o actividad que tenga un punto en común con quien lo aplica.

Benchmarking podría ser traducido como "Marca de referencia", pero si en lo personal se me preguntara, yo diría que consiste en aprender de los demás, así de simple y así de complicado.

Es un hecho que todos estamos influenciados por quienes nos rodean, utilizamos frases y palabras similares, vestimos con el mismo estilo que quien frecuentamos y adoptamos hasta los mismos tonos de voz, que llegan a ser tan característicos por regiones.

Aprendemos de los demás y copiamos hábitos y actitudes, pero por lo general es de una manera tan sutil que no lo notamos, como es el caso de quien se va a vivir a una región diferente a la suya y adquiere a los pocos meses el llamado tonito, el cual pasa imperceptible a quien lo adquiere pero resalta cuando se va de visita al lugar de origen. Y como menciono, la forma es tan sutil que copiamos tanto lo bueno como lo malo.

Por el contrario, lo interesante del Benchmarking es que es una invitación a aprender lo bueno de los demás, pero de manera consciente.

Las compañías lo utilizan para aprender de sus competidores, las transnacionales para trasladar lo bueno de sus sucursales en Asia, por ejemplo, a América, y viceversa.

Y todos nosotros lo podemos hacer para aprender de quienes nos rodean.

Yo considero que una de las formas más sencillas de aprender y crecer es juntándome con personas que saben más que yo, con el ingrediente de la humildad para reconocer que existe quien hace mejor las cosas. Con un poco de observación podremos observar que alguien tiene una habilidad especial para contestar el teléfono, que otro sabe escuchar adecuadamente, que una amiga es excelente para tomar notas y hacer análisis de situaciones y así con cada persona que nos rodea.

Cuando conocemos a alguien exitoso, deseamos su éxito pero tal vez no deseamos desarrollar las habilidades que ellos han generado para obtenerlo. Podemos querer ser buenos para las ventas, pero no poner atención en el proceso de contacto a clientes o en el método de seguimiento a cotizaciones de quien es exitoso para ello.

En el plano espiritual, nos llaman la atención las gentes felices, tranquilas y seguras de sí mismas, pero nos aburre cuando nos platican de su proceso de cambio o de su acercamiento a Dios.

Como seres humanos egocéntricos y egoístas, nos cuesta trabajo aprender de los demás y reconocer en ellos virtudes y capacidades. Si pensamos en el éxito de los demás, suele venir el sentimiento de envidia y no el de la sana emulación. Queremos resultados pronto y ya, emitiendo juicios torpes y desgastantes que impiden nuestro crecimiento.

Denostar al mejor es fácil y el camino fácil suele llevar a ningún lado. De igual forma que las grandes empresas deciden aprender de sus competidores y hacen de ello un proceso metódico, también nosotros podemos desarrollar la capacidad para librarnos del "No le tengo nada que aprender".
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viernes, 4 de septiembre de 2009

En el sentido contrario

Alberto Domingo Quiroga V.

Visite con mi hijo Felipe el sábado pasado la exposición de Vampiros y Hombres Lobo en el Museo de la Policía de la Ciudad de México.

Entre los detalles que me llamaron la atención está uno de los métodos para eliminar vampiros y que consistía en abrir el ataúd del supuesto vampiro, colocarlo boca abajo y con unas piedras a la espalda, para que al despertar sintiera la presión de las piedras, comenzara a escarbar pensando que estaba boca arriba y se hundiera más y más.

Considerando que los vampiros pueden tener alterado su sistema del equilibrio y orientación espacial y por lo tanto no distinguir la ubicación de arriba y abajo, no pude sino sonreir un poco con el método. Me imagino al vampiro despertándose confundido con arriba-abajo, escarbando y haciendo más profunda su fosa y antes de llegar con sus antípodas, al otro lado del mundo, se le acababa la noche y tenia que regresar a su tumba. El método no explicaba por que los vampiros si sabían que terminaba la noche pero no que estaban escarbando en sentido contrario.

Después de ese pensamiento recordé como muchas personas pierden la orientación y malinterpretan señales, como si existiera algún maleficio que los obligara a desgastarse escarbando, hundiéndose cada vez más.

Me pregunto cuantas ocasiones hemos estado mal enfocados y creyendo que nuestro objetivo está en una dirección, la cual es equivocada.

Muchas veces, quien va en sentido equivocado, se resiste por un tonto orgullo a reconocer que se ha equivocado, lo cual lo ata al camino incorrecto. El problema no está en equivocarse sino en aferrarse al error.

Se puede pensar que quien se equivoca de camino lo hace por falta de inteligencia, pero creo que si bien ésta puede ser una razón, también lo es malinterpretar las señales. Nadie duda que Tomás Alva Edison, el gran inventor, fue un hombre muy inteligente, sin embargo cometió el error de seguir prefiriendo el uso de la corriente directa (también llamada continua) a la corriente alterna. Debido a que ésta última es mucho más fácil de transportar a grandes distancias a diferencia de la primera, Edison debió dejar paso a sus competidores al no poder competir con su método para iluminar ciudades. Lo interesante de esta historia es que el desarrollador de la corriente alterna, Nikola Tesla, trabajó para Edison. Pero mientras el empleado era ingeniero electricista, físico y matemático, el patrón era autodidacta.

Es probablemente el éxito de Edison lo que le haya dado un enfoque equivocado en cuanto a la utilidad de las corrientes alternas, puesto que al ser de los llamados hombres labrados a sí mismos, esto tal vez lo hacía sentirse invulnerable. Cuando Tesla comenzó a sobrepasarlo en el campo de la electricidad, el hecho rompió con el esquema de invulnerabilidad de Edison y hubo un choque de creencias. Por su parte Nikola Tesla al no sentirse apreciado, se independizó.

Uniendo la historia del vampiro y la electricidad, podríamos decir que las piedras en la espalda de Edison fueron unas falsas creencias en cuanto a que nadie podía enseñarle en el tema eléctrico y que le impidieron evaluar objetivamente ambos métodos, para cerrarse exclusivamente en el suyo, la corriente directa y así acabar saliendo del mercado desplazado por sus competidores.

Ahora las preguntas son: ¿Tengo algunas piedras en mi espalda? ¿Estoy enfocado en lo que es realmente conveniente para mí y para los que me rodean? ¿O estoy como el vampiro, escarbando inútilmente para abajo?
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