lunes, 29 de junio de 2009

Necesito un cómplice

Alberto Domingo Quiroga.
Una de las situaciones que más me puede poner a pensar es cuando alguien se me acerca y me solicita consejo. La razón es que quien pide consejo tiene un problema y no ha podido o querido resolverlo.
¿Por que la gente no resuelve sus problemas? A veces porque no sabe resolverlos, pero en algunos casos es por resistencia al cambio y por temor al dolor que implica la solución. En ocasiones los problemas no se resuelven por comodidad, negligencia o en el caso más grave, por perversidad.
Si alguien no sabe como resolver un problema, escuchar consejo de quien le puede ayudar es benéfico, pero quiero enfocarme en el caso concreto de quien sabe que tiene un problema pero se resiste a resolverlo.
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Hace algunos años impartí un curso matutino y empezábamos a las siete de la mañana. Todos los días uno de los asistentes llegaba por lo menos media hora tarde y los pretextos iban del congestionamiento de tránsito al accidente que bloqueaba la carretera. Además de llegar tarde, nos robaba minutos para justificarse por su demora y nos rompía el ritmo. Según él, ya no sabía como hacerle para llegar temprano, tomaba una ruta y otra y todas le fallaban. Un día, uno de los compañeros lo interrumpió y le dijo: Quítese de pretextos ¡Levántese media hora más temprano y se acabó el problema!
A partir de ese día no hubo más retrasos.
Haciendo un análisis, esta persona tenía en sus manos la solución pero no la ponía en práctica porque para él era más cómodo llegar tarde con pretextos, que renunciar a media hora de sueño. Afortunadamente, encontró dentro del grupo quien lo sacara de esa zona de confort y le ayudara a corregir un vicio, encontró alguien que se negó a ser cómplice.

Existe quien solicita consejo cuando ya ha analizado el problema y tiene varias opciones de solución, pero se resiste a tomarlas.
Una tarde estaba tomando una bebida con un conocido y me preguntó: Alberto, ¿Qué opinas de las mujeres que ya no te escuchan ni te motivan? a lo que yo le respondí que necesitaba analizar por qué no escuchan ni motivan.
¿Y que opinas de esas relaciones que se apagan y que ya no te llenan?
-Pues que hay que encenderlas de nuevo -le respondí.
-Pero ¿Y cuando ya no se sientes nada por la otra persona?
Yo no sabía como estaba en su vida matrimonial, pero lo interrumpí: Vámonos rápido, ¿quieres que te diga que está bien que engañes a tu esposa?
-No, cómo crees, sólo estaba pensando. Yo estoy bien con mi esposa y no me refería a ella.

A los dos meses la abandonó por otra. Este hombre no necesitaba respuestas, necesitaba cómplices.

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Recuerdo la historia de una chica atractiva que había obtenido muy bajas calificaciones en matemáticas. Espero pacientemente a encontrar a su profesor al final del día y lo abordó cuando éste se encontraba solo en su cubículo.

La chica entró a la pequeña habitación y viendo con los ojos entornados al maestro le dijo: Profe ¿qué puedo hacer para pasar su materia?
-¿estás dispuesta a todo? preguntó el maestro
-Si Profe...-mientras se acercaba al escritorio.
-¿Segura que estas dispuesta a hacer lo que te pida?
-Claro Profe, lo que sea...
-Bueno -le dijo al tiempo que le daba un libro- entonces ponte a estudiar que te hace mucha falta.
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Si te encuentras ante un problema y deseas pedir ayuda, analiza primero si no hay por allí una solución que ya sabes que es la correcta pero te duele tomarla, porque entonces no estás buscando consejo, estás buscando un cómplice.
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viernes, 26 de junio de 2009

Cultura de prevención


En días pasados tuvimos conocimiento del incendio en una guardería en Sonora, en la que desgraciadamente fallecieron muchos niños.

Mucho se habla de tapar el pozo antes de que se ahogue el niño, pero pocos son los que lo hacen. Por el contrario, la gran mayoría de la gente abre el pozo y ni siquiera contempla la posibilidad de que caiga un niño, o ni siquiera contempla que existen los niños.

Quiero pensar que quienes abrieron la guardería no lo hicieron buscando hacer un mal. Estoy seguro que ellos visualizaron que podían hacer negocio cuidando niños y consideraron que esa bodega era segura. Además, los niños son tiernos y sus travesuras no podían causar ningún mal.
Según los reportes de inspección, les avisaron de la salida de emergencia, pero ellos pensaron que nunca iba a existir esa emergencia y por lo tanto no era necesaria la salida. Les dijeron que debían cambiar los plafones en el techo, pero consideraron que nunca habría fuego y si un día lo había, no alcanzarían las llamas tanta altura. Seguramente, el personal no estaba preparado para combatir un incendio o para reaccionar en caso de emergencia, no por perversos, sino porque de buena fe consideraron que no existiría tal necesidad.

Ese es el pequeño grave problema, no pensar que lo peor puede pasar.

Es un hecho que nadie quiere morir, pero es una realidad que todos morimos. Considerar la realidad no significa ser pesimista, significa ser realista.

Los motivadores insisten en manejar una postura positiva en nuestra vida, lo que a veces degenera en una postura de ceguera ante las complicaciones o aspectos negativos. Actuar como si no existieran consecuencias negativas lleva a cometer errores trágicos.

Una de las cosas que más me llamó la atención cuando estudie el tema de la seguridad industrial, fue el conocer que las estadísticas nos marcan que hay muchos más accidentes en el hogar que en la industria, proporcionalmente hablando; ello debido a que al relajarse el sentido de seguridad, se aumenta la posibilidad de sufrir un accidente.

Exceptuando casos suicidas, los jóvenes que manejan a altas velocidades no lo hacen para matarse o para matar a otros, pero si lo hacen sin tener claramente contempladas las consecuencias.

De igual manera, quien emprende un negocio o una relación no lo hace para tener problemas sino para tener beneficios, pero es una realidad que los negocios quiebran y que las relaciones fracasan. Lo que comenzó como una buena y optimista idea, poner una guardería para trabajar con niños y hacer dinero, terminó en tragedia por no cuidar los detalles que debieron rodear ese proyecto. Lo que inicia como una aventura puede terminar en una ruptura matrimonial. Lo que arranca como un sueño puede terminar en una pesadilla. Nadie inicia algo para hacerse daño. Nadie comienza a beber para acabar su hígado, ni toma drogas para destruirse ni usa su tarjeta de crédito para acabar en la cárcel.

Todos consideramos que lo que hacemos, en principio nos favorece. Sin embargo, es un hecho que muchas veces dañamos a nosotros mismos y a los demás por ignorancia o negligencia a pesar de nuestras buenas intenciones.

Quien no está preparado para lo peor, no puede estar listo para lo mejor. Por ello, quien actúa sin contemplar las consecuencias actúa irresponsablemente.
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martes, 23 de junio de 2009

El granjero torpe

Alberto Quiroga V.

Existió una vez un granjero torpe, cuya torpeza tenía origen en un desmedido afán de obtener reconocimiento para sí.

Mientras su madre vivió, él tuvo cubierta esa parte afectiva porque siempre la buena señora se la pasaba hablando de lo bueno y grandioso que era su hijo, de como hacía todo bien, pero cuando falleció la mujer su hijo comenzó a sentir que algo le faltaba.

Con el tiempo, su problema se agravó. El granjero quería ser el centro del universo y no lo dejaba dormir su deseo de que todo mundo lo reconociera como alguien importante. Necesitaba escuchar que valía y que no podía haber nadie tan bueno como él.

Paradójicamente, el granjero era bueno en sus labores. Gracias a sentir que era importante siempre hizo las cosas bien y sus pastos eran los mejores, sus hortalizas las más sanas, sus animales los más lozanos y sus árboles frutales los más productivos. Pero aún así el granjero sentía la necesidad de que quien llegara a visitarlo le dijera que era el mejor.

Su obsesión por el reconocimiento se volvió enfermiza a tal grado que si una frase de halago no llevaba por sujeto a él y por predicado a su persona, sentía que era una frase hueca. Le molestaba cualquier reconocimiento a alguien o algo más, aunque fuera suyo. Un día, un vecino alabó el tamaño de unas calabazas que el granjero había sembrado. Molesto, fue y las partió a golpes.

Otro vecino le comentó que envidiaba unos manzanos por la cantidad de frutos que producían y el granjero los taló a hachazos. Él no quería que alabaran sus cosas, quería que lo alabaran a él.

Cuando un visitante le comentó que su esposa -con mucho respeto- era muy guapa, la mujer, temerosa por su vida, lo abandonó de inmediato.

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El drama del granjero torpe se repite día a día y en todos los lugares del mundo.

Padres que sienten envidia de los hijos y les entorpecen su madurez. Empresarios que limitan el crecimiento de sus empleados por temor a que se desarrollen. Políticos que han mandado fusilar o desterrar a quienes les han servido. Tres ejemplos del drama del granjero torpe que podrás encontrar frecuentemente si miras con atención

La soberbia, ese pecado capital que nos aleja de la felicidad, pues nos busca hacer más grandes empequeñeciéndonos.

Por soberbia, Hitler mando suicidar al Mariscal Rommel, a pesar de que él no era peligroso por sí mismo sino por la popularidad que tenía entre la gente, popularidad que había adquirido con unas dotes de estratega que le servían a Alemania pero empequeñecían la imagen del Fuhrer.

Por soberbia, Antonio López de Santa Anna relevó de su cargo y juzgó al Gral. José María Yañez, quien libró a Sonora de una invasión de filibusteros franceses pero cometió el pecado de adquirir una popularidad de héroe que sólo le estaba concedida a su Alteza Serenísima.

Por el lado contrario, los grandes y verdaderos líderes siempre han mostrado rasgos de humildad, que no debe ser confundida con la dejadez o el conformismo. Los grandes líderes reconocen la grandeza de quienes dirigen porque en ellos está a su vez la misma grandeza de su liderazgo.

Que pena que el drama del granjero torpe se repita por soberbia. No quiero entender por qué un empresario le impide a su gente desarrollarse y al mismo tiempo se queja de su baja productividad. A la gente se le impide expresarse, capacitarse, prepararse porque no vaya a ser que pueda crecer y quiera cobrar más, que deje la empresa o peor aún, que le revele al jefe que no es tan grande como se cree.

Que tristeza que haya padres que se burlen de las capacidades y se sientan minimizados cuando sus hijos son más rápidos para usar la computadora, el internet o aprendan habilidades que les están negadas a sus papás.

Padres, empresarios, políticos y líderes en general deben estar concientes del drama del granjero torpe, reconocer y potencializar las habilidades de quienes están a su cargo o dirección de tal manera que hagan de los triunfos de sus seguidores sus propios triunfos y engrandeciéndolos a ellos se engrandezcan a sí mismos.

Todos aquellos que busquen ser verdaderos líderes deben olvidar al granjero y recordar el crecimiento de la espuma, cuyas burbujas inferiores elevan a las de arriba y éstas a su vez no impiden ese crecimiento.

Diálogo de barajas

Mario me escribe

Alberto, en ocasiones, cuando doy cursos utilizo la baraja española en algún momento que se preste, y les indico a los presentes el significado de los Arcanos:

Las espadas son el poder del militar, la capacidad de ejercer fuerza o violencia contra los demás.

Los oros son el poder de los mercaderes, la capacidad del dinero para doblegar a las voluntades.

Las copas son el poder de los sabios, la capacidad de usar el estudio, la memoria y la inteligencia para el logro de objetivos...

¿Y los bastos? Por mucho tiempo me pregunté que significaba este arcano, y encontré que representa a los campesinos que solo cuentan con su voluntad y paciencia para lograr sus metas.


De los Poderes de cuatro antiguas clases sociales:


¿Qué poder tienes?
¿Qué poder es más valioso?
En un juego de albur, ¿a cuál le apuestas tu vida?


¡Gracias!


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Hola Mario:


Gracias por compartir, es algo que se me hace muy interesante y que desconocía, así que hoy no me he levantado en vano porque he aprendido algo nuevo.

Reflexionando, creo que esos cuatro poderes los vamos alternando en nuestra vida, solemos usar la fuerza cuando somos fuertes y el dinero cuando lo tenemos.

Nos aprovechamos de quien sabe menos y cuando no nos queda otra: esperamos.

Si me preguntas a mí, no me sabe el usar la fuerza o la violencia, y el dinero lo veo como un medio y no un fin.

No considero comprar a nadie porque yo no tengo precio.

Me considero inteligente, pero no mas allá del promedio y me gusta estudiar, aunque mi memoria es limitada y la ocupo para recordar las deudas.

Suelo ser perseverante pero impaciente a veces, es decir, empuño el arado pero tengo a veces la vista muy adelante.

Si quisiera apostarle a algo, optaría por ser perseverante y con una voluntad fuerte, pues todo llega a aquel que sabe esperar.

Y quisiera ser fuerte para amar, porque creo que el amor es una fuerza más grande y poderosa, tanto, que no cupo en la baraja.


Saludos. Alberto


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¡Buena respuesta!

La otra baraja tiene:

Picas
Diamantes
Tréboles

Y ¡Corazones!


Atentamente
Juan Mario Garnier

martes, 16 de junio de 2009

Nada extraordinario

Alberto D. Quiroga V.

De pequeño, frecuentemente ponía yo mi atención en personas que sabían hacer cosas extraordinarias. Me interesaban mucho programas como "Increíble" y "Aunque usted no lo crea" porque veía a gente que hacía cosas que se me antojaban muy difíciles, si no es que imposibles.

Si bien algunas cosas eran grotescas, otras eran de llamar mi atención, como la persona que podía pintar paisajes en la cabeza de un alfiler, y que tenía un pulso tan preciso que daba un pincelazo entre latido y latido del corazón para que no se alterara el trazo. También de pintura, personas que dibujaban rostros o paisajes con máquinas de escribir, formando las sombras con diferentes letras.

En esos programas no faltaban los que podía leer con las manos, o identificar colores con la piel. También recuerdo a aquel que sabia identificar las melodías de un disco de acetato leyendo a simple vista los surcos.

Todas esas personas aparecieron en televisión y gozaron de un momentito de fama. Pero la verdad, de ellos en mí no queda sino un vago recuerdo de lo que hicieron y sólo en forma anecdótica.

Por otra parte, las personas que han tenido influencia en mi vida probablemente no han sido famosas sino más bien ordinarias, pero en lo que a mi respecta lo hicieron de forma extraordinaria.

Puedo mencionar en este grupo a mis padres y mis hermanos, de quienes he recibido cosas comunes pero de una manera que va mucho más allá de la simple obligación o relación parental.

Buscando la fama

Veo que mucha gente busca tener reconocimiento haciendo algo extraordinario y acaban siendo ordinarios y olvidados. Me preguntaba un día mi hijo, camino de su escuela, por qué había muchas marcas iguales pintadas en los letreros y avisos. Le contesté que son grafittis, marcas o firmas que ponen los jóvenes para indicar que estuvieron allí.

¿Para qué, papá? ¿Qué ganan con ello? "Aquí estuvo Miguel" ¿Qué sólo hay un Miguel en el mundo? -Y le contesto que ganan la satisfacción de una fama corta, de presumirle a sus amigos de tener "el valor" de rayar una señal de tránsito, de estar en boca de quienes los conocen.

Platicando de ello, me traslado a mi escuela primaria. Recuerdo la imagen y no los nombres de algunos compañeros que querían ser el centro de todo, no importando como fuera. Buscaban reconocimiento y por ello eran rebeldes y presumían sus reportes de indisciplina y su imagen de "me vale todo". Los recuerdo castigados y expulsados, gozando de sus minutos de fama porque todos hablaban de ellos.

La búsqueda de reconocimiento es peligrosa si parte de afuera hacia adentro, es decir, si la ponemos en función de los demás como un fin y no como resultado de nuestro actuar. Esta búsqueda es bien utilizada por estafadores y manipuladores para manejar a la gente y aprovecharse de ella. Ejemplo de ello son los programas que piden a los participantes prestarse a algo humillante, como quitarse la ropa o platicar intimidades, a cambio de salir por un momento en la televisión o en la radio. El llamado sexting, que consiste en enviar pornografía propia a través de celulares o correos, nos habla de adolescentes y jóvenes que deseosos de reconocimiento se desnudan públicamente para atraer visitantes a su página de internet, buscando ser los más populares o buscados.

Toda esta fama efímera tiene consecuencias mucho más duraderas. Los psicólogos hablan de jóvenes a quienes los ha perjudicado una foto suya, enviada sin pensar en consecuencias posteriores, pero que es casi como un tatuaje del cual es difícil desprenderse. Jóvenes, que buscando ser famosos fueron expulsados de la escuela o se alejaron de sus padres, para acabar vacíos y solos.

Una pequeña anécdota.

Tuve la oportunidad de escuchar a Joachim de Posada esta pequeña anécdota en una conferencia en la ciudad de México en 1999. Platicaba él que había sido contratado como motivador de un equipo profesional de básquetbol y que había llegado 3 horas antes del juego para preparar la sesión motivadora. Estaba escribiendo en el pizarrón cuando escucho botar un balón en la cancha y de inmediato pensó: Voy a ir para allá, a ver quien es el jugador que está tan motivado como para llegar tres horas antes y ponerlo de ejemplo ante sus compañeros.

Cuando llegó a la cancha, vio que no era uno de los locales sino un jugador de los contrarios: Larry Bird, de los Celtics de Boston.

Pero lo que más le asombró fue que Bird estaba encorvado, botando el balón a pocos centímetros del piso recorriendo toda la cancha de manera sistemática, como en cuadrícula, con líneas bien definidas. Recorrió botando toda la superficie concentrado en esa tarea.

Posada lo observó atentamente y cuando Larry terminó, se acercó y le preguntó al jugador: Sr. Bird, ¿podría explicarme qué es lo que acaba de hacer?

Y Bird le explicó que todas las duelas, por muy profesionales que fueran, tenían pequeñas irregularidades, donde el bote del balón no era uniforme y se podía desviar, aunque fuera sólo unos cuantos centímetros. Si en el último segundo de juego él tuviera el balón y debiera jugar para encestar, un bote disparejo lo podría descontrolar y perdería el juego por un detalle mínimo.

Si es el caso - concluyó Bird- yo sabré donde colocarme al final del juego para que me den el balón.

Joachim de Posada concluyó que en ese momento descubrió porque un jugador como Bird habia sido nombrado varias veces el más valioso, a pesar de no ser el más fuerte, rápido o hábil de todos los jugadores de la liga.

Aquí es donde toma fuerza la frase: La gente extraordinaria pone ese extra que la gente ordinaria no suele poner.

Por mi parte, creo que el secreto no está en hacer cosas extraordinarias, sino las cosas ordinarias hacerlas extraordinariamente bien.

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viernes, 12 de junio de 2009

Mi amigo murciélago

Alberto Domingo Quiroga

Uno de los animalitos más vilipendiados es el murciélago. Desde hace mucho y por asociación con los vampiros, se le ataca y elimina sin una verdadera razón y si por muchos prejuicios. Por ejemplo, se cree que todos ellos se alimentan de sangre pero solo tres de todas las especies lo hacen; las demás comen insectos y frutos, con lo que ayudan indirectamente al hombre en el control de poblaciones de insectos y en la polinización de plantas.


De las especies que se alimentan de sangre, dos lo hacen de aves y solo uno lo hace de mamíferos, casi siempre bovinos aunque puede buscarla en otros mamíferos y en estos casos puede ser transmisor de rabia.


En general sabemos tan poco de ellos que valdría la pena mencionar que lo correcto sería pronunciar "murciégalo" porque viene del latín mur -ratón y caeculus -cieguito. Pero a pesar de su nombre no son ciegos ni son ratones. Los científicos los estudian por su resistencia a algunas enfermedades y padecimientos.


Varias especies de murciélagos están ahora en peligro de extinción, atacados por los insecticidas que en el hombre esparce para acabar con los insectos que comen lo murciélagos. Somos tan absurdos que acabamos con lo que nos beneficia por prejuicios e irresponsabilidad.


Por feo se le ve con terror, aunque nadie se ha preocupado por entrevistar a un murcielago y preguntarle que opina de los humanos. Y si algún día te piden una palabra que contenga todas las vocales, podrías salir pronto del apuro diciendo su nombre.

En resumen, este animalito le da al hombre beneficios en la misma proporción en la que suele ser atacado.


Pensando en el murciélago llevo mis pensamientos a las personas que han tenido algo que ver en mi vida. Por naturaleza humana solemos ser rencorosos y recordar a quienes nos han hecho daño pero no vemos que hay muchos que nos ayudan discretamente. Hoy me he puesto a pensar si no tengo por allí algunos amigos murciélagos, a quienes no he apreciado o he olvidado por estar preocupado en pequeñeces.


Así como el murciélago tiene una labor benéfica y callada, sale de noche y poliniza y riega semillas para que nos beneficiemos con los frutos, ¿Cuántos amigos tendre por allí que en el anonimato me han beneficiado? Por ejemplo, el amigo que le platicó a alguien más que yo estaba buscando trabajo y recibí, sin saber cómo, una llamada telefónica para darme una cita para un empleo. El que me recomendó para una venta, pagó un recibo que a mi se me había olvidado, le dio mi correo a quien buscaba un curso o paró una bronca de la cual ni me enteré.


Es claro para mí en estos momentos que ha habido gente que me ha beneficiado en forma silenciosa, humilde y a quienes no he sabido o podido agradecer por estar muy ocupado o distraído, pero sin quienes no gozaría de lo que soy hoy. Gente grande para ayudar pero muy humilde y callada para buscar un reconocimiento.


De hoy en adelante pondré más atención en agradecer a mis amigos y aprovecho para agradecerte a ti lo que has hecho directa o indirectamente por mí.


Afectuosamente. Alberto Domingo Quiroga

martes, 2 de junio de 2009

Voto anulado

Alberto Domingo Quiroga V.


Se acerca el 5 de julio que está marcado para las llamadas elecciones intermedias. El simple nombre nos deja ver que tenemos elecciones de primera y de segunda, o sea, las importantes son las "presidenciales" y las otras no. Pero todas las elecciones deberían ser totalmente iguales en importancia porque en todas se eligen a diputados que pueden favorecer o bloquear acciones para el bien del país.


Tradicionalmente, los políticos gozan de mala fama, y en muchos de los casos bien ganada. Hemos sabido de negligencias, incompetencias, enriquecimientos, fraudes, peculados, de favoritismos, de excesos en el otorgamiento de permisos y contratos, de confabulación con la delincuencia y el narcotráfico. Pero lo más sorprendente de todo es que el país todavía está aquí. Es decir, a pesar de los malos gobernantes México está en pie. La pregunta es: ¿Que sería de nosotros si tenemos buenos gobernantes?

Las elecciones son la oportunidad de otorgarnos buenos gobernantes, pero la realidad es que mucha de la gente en edad de votar se ha desencantado tanto o es tan ajena al problema, que el 5 de julio lo verá como un domingo más y dejará su voto ocioso. Tal vez estas personas tengan decenas de justificaciones para no votar, para no perder el tiempo en una fila en una casilla porque al final siempre es lo mismo, llegue quien llegue, sea del partido que sea, las cosas no parecen cambiar.


Pero como en otras cosas, pediría que no buscar un pretexto para no ir a votar y pensar en la razón para SI ir a votar.

Estadísticamente, las elecciones intermedias tienen un abstencionismo mayor que las elecciones en donde se elige al presidente, porque la gente le pone menos atención correspondiente al nivel de los puestos de elección en juego. Pero ambas elecciones tienen su importancia. Por ejemplo, la Cámara de Diputados puede ser un freno a los abusos de Poder del presidente, o puede ser un apoyo a sus iniciativas de mejora. Por ello, deben ser tomadas con seriedad y responsabilidad.

Pero vuelvo al problema del abstencionismo, a aquellos que se resisten a votar porque no les interesa o porque ya no confian. El porcentaje de abstencionistas es tal que puede inclinar la balanza en favor de cualquier candidato. Cualquier persona que consiguiera mover para sí a los que no votan podría ganar las elecciones cómodamente. Ese es el peso potencial de los abstencionistas.

Pero obviamente, si estos no van a votar es porque consideran que no vale la pena por la razón principal de que no confían en los políticos. Y si este es el caso deben hacérselos saber anulando su voto, de tal forma que le den voz a su desconfianza. Un voto anulado dice: Aquí estoy, pero nadie me convence.

Quiero imaginarme a los políticos ante un porcentaje del 35% de votos anulados, sobre el total de los empadronados. A fuerza tendrían que reflexionar y se espantarían, creémelo. Esos votos anulados, impedirían, por otra parte, que en aquellas casillas y regiones en las que domina un partido político, sean rellenadas urnas y sigan existiendo los absurdos de las llamadas "Casillas zapato" en las que un partido se lleva el 100% de los votos y en donde la manipulación de la votación es evidente.

El voto anulado motivaría a los partidos a proponer mejores candidatos y a hacer campañas más pensantes y menos sentimentalistas, porque un voto anulado consciente lo emite aquel que ha sopesado todas las opciones y no opta por ninguna, así habría más propuestas coherentes y menos slogans publicitarios.

Estoy de acuerdo en que muchas veces acabamos votando por el menos peor. Si ninguno te convence, anula tu voto, pero presentate y hazle saber a los políticos que te mereces mejores propuestas.

México no va a cambiar totalmente el 5 de julio, pero puede empezar a ser mejor si comenzamos a participar más y a dejarnos menos.

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